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Madres sí, pero con derechos

MUJERES Y POLÍTICA.- Es la tercera vez que escribo en estas fechas algo semejante, reitero en lo mismo porque nada cambia, al contrario en el último año las cosas empeoraron para las mujeres en 18 entidades del país, donde se criminalizó el aborto y en otros tantos se niega la aplicación de la Norma Oficial Mexicana sobre Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios para la prevención y atención (NOM 046).

La institucionalización en México del Día de la Madre, cada 10 de mayo desde 1922, es decir hace 88 años plantea la revisión de lo que significa esta celebración en un país donde ser madre implica serios riesgos para su vida, “lo que revela la fragilidad del mito y la idolatraría que sobre las madres hay en México”.

La sola palabra MADRE tiene todo tipo de connotaciones, desde lo sublime en que se ha puesto a la maternidad que no siempre es voluntaria y una decisión de las mujeres, hasta lo violento que tiene un auténtico repertorio de recordatorios, que cuando se infringen pueden ser motivo de disputas y hasta de la pérdida de la vida que precisamente le habría dado su madre.

La misma palabra se usa en el lenguaje machista y hasta misógino en la expresión: mamacita. O la chingada que alude a la madre violentada sexualmente, pero que en realidad se trata de un poblado con ese nombre ubicado en el municipio de San Gabriel, Jalisco.

Buscando encontré lo que serían las muchas acepciones de MADRE, además de ese acto de tener descendencia, que cobra como decía antes un sitio casi divino y de idolatría, el mismo vocablo contrasta con el peor insulto que una persona puede recibir, al menos en México:

Madre-Cosa: “pásame esa madre”.

Madre-Cantidad: “es un madral”, “ni madre”.

Madre-Denigración: “hijo de tu pinche madre”.

Madre-Estado: “ya está muy madreado”.

Madre-Imposición: “¡por qué soy tu madre!”.

Madre-Velocidad: “iba a rajamadre”.

Madre-Daño: “le di en su madre”.

Madre-Daño masivo; “le dieron en toda su madre” (por aquello del quinto gasolinazo).

Madre-Valor: “no vale madre”, “me vale madre”.

Madre-Volumen: “es un madrecita”, “¿ya visteS esa madrezota?”.

Madrazo-Golpe: “te voy a dar un madrazo”.

Madriza-Golpiza: “te voy a poner una madriza”.

Desmadre-Caos: “es un completo desmadre”.

(http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Madre)

A pesar de todo, cada 10 de mayo este país casi se paraliza, se realizan jornadas encaminadas a la exaltación y también se usa como pretexto de campaña, hay una manipulación subliminal y el amor a nuestra madre se convierte en un “bonito regalo” que puede ir desde una plancha hasta un perfume, todo depende.

Sin embargo, habría que decir y reiterar que en 1922, cuando nació esta celebración, lo que se buscaba era reivindicar el valor de las mujeres a través de su maternidad como único destino, lo que era contrario a la propuesta que hacían años atrás las mujeres y feministas que se organizaban para exigir sus derechos, incluyendo la maternidad voluntaria, libre y autónoma.

Desde entonces, han pasado 88 años. Tiempo en el que la vida de las mexicanas cambió de manera radical sobre todo porque de forma masiva llegaron a la universidad, se prepararon. De igual manera se promovió el uso de preservativos y métodos anticonceptivos, lo que permitió reducir el número de hijos e hijas.

El dato de INEGI señala que el promedio de hijos por mexicana es de 2.3. Y, porque al incorporarse ellas al mundo laboral, fuera de sus hogares, ellos dejaron de ser los únicos proveedores de la casa.

Estas y otras razones, entre las que se aducen las crisis financieras y la globalización, la familia, esa donde la madre era toda abnegación y sacrificio, se ha transformado. INEGI refiere que en sólo 15 años, el país duplicó la prevalencia de hogares con jefatura femenina.

Los datos muestran cómo la sociedad cambió en México, cómo las mujeres-madres, alcanzan importantes niveles académicos (aunque también hay que decir que en Oaxaca el promedio de escolaridad de las mujeres-madres es de 5.5, no completan ni la primaria).

Otras son exitosas empresarias o incursionan en la política –cuando se les permite- pero nunca dejan de ser el eje vital de sus hogares y del cuidado de las hijas e hijos, para lo cual desarrollan lo que se conoce como la doble o triple jornada de trabajo, mientras los hombres siguen en la línea de la resistencia y casi sin excepción se piensa que las mujeres son las únicas responsables del cuidado de los hijos y de la casa.

Muchas mujeres desean ser madres, pero no todas están en esa posición, por eso se demanda la libertad de decidir de las mujeres sobre no tener o tener hijos, situación que tuvo un retroceso importante en 18 entidades del país durante el año anterior, al criminalizar el aborto o como señala el Grupo de Información en Reproducción Elegida en algunos estados ni siquiera se cumple con la NOM 046.

Esta Norma establece la responsabilidad y obligaciones del personal de salud de atender a niñas y mujeres que han sufrido violencia, específicamente violencia sexual y establecer medidas de reparación y prevención.

En ese sentido, para los casos de violación se debe proporcionar anticoncepción de emergencia para evitar un posible embarazo forzado y ofrecer información completa y suficiente relativa a la interrupción legal del embarazo producto de una violación, tanto a menores de edad como a mujeres adultas.

Muchas mujeres sí desean ser madres, pero desean hacerlo en condiciones y derechos que permitan y favorezcan su desarrollo: atención a la salud y acceso a la anticoncepción, guarderías para sus hijos e hijas, donde ellas se sientan seguras de dejarlos en manos expertas y en inmuebles adecuados.

Se necesita también que las jóvenes que se embarazan no sean expulsadas de sus escuelas y en cambio reciban junto con sus compañeros varones verdadera educación sexual, reduciendo embarazos no deseados y la transmisión de enfermedades sexuales letales como el VIH y el SIDA –que entre paréntesis hay que decir, desde que la derecha gobierna este país desaparecieron las campañas televisivas, poderosas campañas –añado– si comparamos la eficacia de la influenza que en sólo unos días nos llevó a circular por la vida con tapa-boca, pero persiste “el olvido” y la resistencia consciente a utilizar el preservativo.

Madres sí, pero con derechos en especial para aquellas mujeres de 60 años y más, a quienes ya no les permite trabajar, excepto de cerillos en el súper, sin ningún tipo de relación laboral con las tiendas.

Mujeres que dejaron –ahora sí– alma, corazón, pulmones, piernas y brazos en el trabajo doméstico y que vivieron consagradas al servicio de los otros, pero que hoy subsisten sin una pensión.

Madres sí, pero con el derecho real a una vida libre de violencia, que castigue el feminicidio al que se han sumado las triquis asesinadas y desaparecidas, la activista Bety Cariño o la señora de Cuilápam de Guerrero que el pasado viernes ocupó las planas de la nota policiaca.

Madres sí, pero con el derecho libre de su maternidad, con atención médica y que los efectos “de la costumbre” y el machismo no contribuyan a colocar a Oaxaca, Chiapas y Guerrero encabezando la deshonrosa lista nacional por el mayor número de muertes maternas.

Estas son algunas de las condiciones que necesariamente tendrían que revisar los políticos y ahora los candidatos y candidatas que se reúnen en estos días con cientos de mujeres en desayunos o mítines, donde no faltará quien regale trastes de plástico o despensas, en lugar del firme compromiso de hacer cumplir la ley a favor de la maternidad voluntaria en Oaxaca.

* Comunicadora oaxaqueña, Premio Nacional de Periodismo 2007.

 

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