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DERECHAIZQUIERDA al poder

MUJERES Y POLÍTICA.- Con el triunfo virtual de la coalición “Unidos por la paz y el progreso”, que encabeza a la gubernatura Gabino Cué, en Oaxaca avanzó la derechaizquierda, esta nueva composición política armada para terminar con la hegemonía priista asentada desde 1928 con Francisco López Cortés.

Pretensión que se buscó en otras entidades del país, como Hidalgo, pero que no cuajó porque ahí Xóchitl Gálvez, con la Coalición Hidalgo nos Une no recibió la ayuda suficiente, como sí lo hizo el gobierno de Felipe Calderón, a través del PAN en Oaxaca. Mientras que en Tlaxcala, la candidata del PRD, Minerva Hernández Ramos declinó a favor de la aspirante del PAN, Adriana Dávila Fernández.

La derrota electoral fue de Ulises Ruiz Ortiz, gobernador priista, que se equivocó en muchas de sus intenciones al nombrar a quien lo habría de suceder, Eviel Pérez Magaña, así como a la candidata a la primera concejalía de Oaxaca de Juárez, Beatriz Rodríguez Casasnovas, o la equivocación en Huatulco, por citar tres ejemplos.

Determinaciones que sorprendieron a las y los priistas que veían en ellos la imposibilidad de enfrentar la contienda electoral.

El tiempo y la decisión ciudadana les dieron la razón. Pérez Magaña –se dijo- fue nombrado candidato priista en agradecimiento a que puso orden cuando el helicóptero en el que viajaban tuvo que aterrizar de emergencia, lo que ocurrió en noviembre de 2008.

La Titis, como llaman a la ex secretaria de Turismo, Beatriz Rodríguez Casasnovas, fue relacionada sentimentalmente con Ulises Ruiz y de ellos se difundieron videos que daban pie al escándalo.

A pesar de todo, Ulises Ruiz, conocido como el “mapache mayor” no pudo y terminó perdiendo la gubernatura de Oaxaca, más de la mitad del Congreso local, así como la mitad y las más importantes alcaldías.

La derrota de Ulises Ruiz estuvo aderezada por la incondicional ayuda que Cué recibió no sólo de Calderón, vía el Partido Acción Nacional, con César Nava; los perredistas Chuchos y hasta por Ebrard que metió las manos al fuego oaxaqueño.

La otra parte de la derrota se la ganó Ulises por las muchas lluvias que sembró durante su gestión gubernamental y que hoy se han convertido en la peor tormenta política para el PRI.

Parte de la ciudadanía no perdonó ni olvidó el 2006, aunque habría que decir que solos los otros partidos no hubieran ganado, una jugada de ajedrez político perfecta.

Al ser proclamado por sus seguidores, Gabino aseguró que invitará a su toma de posesión, el 1 de diciembre a Felipe Calderón y a Andrés Manuel López Obrador. Con el primero Cué hizo la campaña en la última etapa, con el segundo durante varios meses recorrió Oaxaca. A los dos les debe lo que es hoy: el virtual gobernador de la entidad más pobre del país.

Pero si eso sucedió en Oaxaca, en Hidalgo, Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición “Hidalgo nos une”, conformada por los mismos partidos (PAN-PRD-PT-PC) no recibió la misma ayuda, quizá porque se trataba de una mujer.

Los medios de comunicación se cerraron y la divulgación de las notas fue extraña y muchas veces contraria a lo que sucedía, faltaron como quien dice a la ética profesional. Además de las muchas irregularidades en que incurrió el candidato Francisco Olvera, como la tradicional “compra del voto”.

Las posiciones antagónicas del PRD y el PAN, que hasta hace poco tiempo seguían polemizando entre “el espurio” y “el legítimo” se echaron a la basura en un acto conveniente en los estados para la jornada del 4 de julio pasado y lo peor de todas las jugadas maquiavélicas sucedió en la persona de otra mujer, la candidata del PRD al gobierno de Tlaxala, Minerva Hernández Ramos, quien fue “obligada” a declinar a favor de la aspirante del PAN, Adriana Dávila Fernández. Una acción vergonzante e infructuosa porque a pesar de todo ganó el PRI.

En ese sentido, la candidata de Nueva Alianza al gobierno de Oaxaca, la ex priista Irma Piñeyro, viendo su negro futuro, declinó de última hora a favor de Gabino Cué.

Otra acción incomprensible, luego que ella misma buscó ser la candidata de esa coalición antes de que César Nava le alzara la mano a Gabino Cué.

Molesta por el desprecio se fue con su partido (que no era de ella) a hacer campaña con el Panal. Al final de este domingo de elecciones sólo obtuvo el 1.33 por ciento de los votos. Por esa ínfima cantidad algo debe haber negociado con Cué o tal vez sólo quiso salvarse de la estrepitosa derrota que avizoró, pero lo más probable es que sea lo primero. A ver qué puesto político le dan por el 1.33 por ciento de los votos obtenidos.

Lo cierto es que la derechaizquierda podría traducirse en un problema para las mujeres de Oaxaca, ya que al responder a los intereses de la derecha no se podrá pensar en que los derechos de las mujeres avancen.

El aborto por las cuatro causales establecidas no han sido reglamentado en Oaxaca. Así que las mujeres que sufren una violación sexual, una de las causales que despenaliza el aborto, viven un calvario. Organizaciones feministas han entregado una agenda sobre los reclamos más importantes, tal y como se hizo hace seis años con quienes aspiraban a gobernar Oaxaca.

Lo cierto, es que los derechos humanos de las mujeres se han convertido en el campo de las disputas, las conveniencias, las negociaciones y los amarres de las y los legisladores de todos los partidos políticos.

En este estado, donde la pobreza incrementa la desigualdad por sexo, las mujeres volverán a ser una minoría en el Congreso local.

Los resultados preliminares hasta la tarde del lunes 5 de julio, muestran como se inclina la balanza para la coalición “Unidos por la paz y el progreso”, que logró 16 de las 25 diputaciones locales. El PRI-PVEM obtuvo las nueve restantes. Las mujeres lograron por la vía de mayoría relativa ocho diputaciones de 22 que compitieron como propietarias.

De las 16 curules que ganó la coalición que formaron PAN-PRD-PT Y PC, seis serán para mujeres. Tres de ellas de Acción Nacional (PAN), Martha Patricia Campos Orozco, por Tlacolula de Matamoros; Marlene Aldeco Reyes, en el X de Ejutla de Crespo, que aventaja ligeramente al priista Rubiel Rojas Medina, y Clarivel Rivera Castillo, en el Distrito XXII, con sede en la zona norte de Oaxaca de Juárez.

Son virtuales diputadas perredistas Olga Livia Cortés Loaeza, distrito IX, de San Pedro Mixtepec; Norma Pineda Martínez del XVII, de Teotitlán de Flores Magón, y por el distrito electoral XXIV, Rosalinda Domínguez Flores, en Matías Romero; además de la petista que ganó en el distrito XIII, Hita Beatriz Ortiz Silva, y la convergente en el distrito XVIII, Ángela Hernández Solís.

Al privilegio del Congreso estatal sólo alcanzaron a llegar por la vía de mayoría relativa dos priistas: en el IX, de San Pedro Mixtepec, Zory Maristel Ziga Martínez, y en el XXV, de Acatlán de Pérez Figueroa, Rosario Cerón Ramírez.

Por la vía de representación proporcional, donde había 61 diputadas propietarias, podrían llegar Eufrosina Cruz Mendoza, por el PAN; Bernardina Martínez Santiago y con suerte Florencia Carolina Aparicio Sánchez del PRI, además de Leticia Álvarez Martínez del PRD y de Convergencia Margarita García.

Es decir, habría en el Congreso del Estado no más de 13 diputadas o quizá una o dos menos de un total de 42 que lo integran. Es probable incluso que los partidos Verde Ecologista de México, del Trabajo, Alianza y Unidad Popular (con registro estatal) no alcancen nada para las mujeres. Si a eso se le agrega que la mayoría de estas futuras diputadas tienen una escasa conciencia de género, nada pasará por ellas en Oaxaca.

(*) Soledad Jarquín Edgar, Premio Nacional de Periodismo 2007 en la categoría de Noticia, Corresponsal de CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer A.C.) en Oaxaca.

 

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