OAXACA, OAX., julio 24.- Oaxaca es Guelaguetza y se ofrece, diáfana, amigable, hospitalaria, a México y el mundo.
La víspera, preámbulo de la fiesta máxima de esta tierra, propios y visitantes constataron lo obvio, el dar, luego de recibir, de nuevo las multitudes en la calles para disfrutar lo excepcional.
Miles vivieron en el Zócalo el encuentro natural de dos contingentes, hasta hace un año vistos como enemigos, por la carga política puesta sobre sus pasos: la calenda oficial de las delegaciones regionales y el convite magisterial, de la Sección 22 del SNTE.
El folclor de mujeres y hombres, con su música y sus bailes por igual, engalanaron el ocaso de la tarde de sábado en que la lluvia fue primero para después dejar pasar por las calles la autenticidad oaxaqueña, con la chirimía y las bandas de viento como hilo conductor.
Esta vez no hubo autoridad alguna que esperara a las delegaciones de danzantes frente al palacio de gobierno, sólo el conductor de una cuatrimoto, enviado por el Instituto Estatal de Protección Civil (IEPC), y algunos trabajadores de la Secretaría de Turismo, que abrieron paso a los contingentes.
“En años no había visto tanta gente. No lo recuerdo”, casi gritaba un turista entusiasmado. “Me parece fabuloso”, exclamaba.
A la vanguardia de la delegación oficial iba un grupo de pobladores de Santiago Apóstol y San Antonino Castillo Velasco con la chirimía por delante.
Más atrás una banda de música y luego las inigualables Chinas Oaxaqueñas, con la fotografía de su extinta lideresa, Genoveva Medina, ceñida a la cabeza una canasta de flores.
Alrededor de las 18:30 horas del sábado las delegaciones ingresaron al Zócalo de la capital del Estado.
Un torito abría el paso. Las mujeres triquis, del MULTI, rápidamente recogieron su vendimia, mientras centenares, miles, de espectadores se acomodaban desde el mejor ángulo para apreciar mejor.
Por el lado sur de la Plaza de la Constitución, en la confluencia de las calles de Bustamante y Guerrero, apareció el convite de la Sección 22 del SNTE y de la APPO, las dos organizaciones fundidas en una que dieron la batalla durante el movimiento magisterial-popular del 2006.
El Magisterio llevaba su propia seguridad, mentores vestidos con playeras azules y blancas abrían paso, mientras el convite avanzaba a ritmo de música de banda.
Dos fiestas en una sola. Olvidadas las diferencias políticas, todos se fundieron.
Mujeres con huipiles se unieron al baile, al igual que las parejas vestidas de civil. Turistas nacionales y extranjeros disfrutaban el momento, un tanto extrañados.
La delegación oficial salió del Paseo Juárez, El Llano, mientras que la Sección 22 del SNTE recorrió barrios como Xochimilco y Jalatlaco hasta llegar al Zócalo que ya cobró estatus de universal, por ser de todos.
