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Las religiones y el Estado

En los llamados grandes medios de comunicación circuló la propuesta de Andrés Manuel López Obrador para elaborar un código del bien y una constitución moral. Al mismo tiempo, el candidato de las izquierdas a la Presidencia de la República sugiere que “tengamos fe”. Todo, según él, para alcanzar una “república amorosa”

Entiendo que el código del bien y la constitución moral, son esfuerzos para sanear al quehacer político, a los políticos y a las instituciones nacionales que se derrumban por la corrupción y la impunidad, debido a la carencia de principios.

En lo personal, sospecho que es una simple propuesta electoral y de campaña proselitista. Porque códigos del bien y discursos moralizantes los hay por todos lados, y hasta ahora, ni el bien por decreto, ni la moral desgastada que conocemos, y mucho menos la fe de la ignorancia, han podido enderezar las cosas chuecas que hay en la clase política gobernante.

En mis comentarios, procuro hasta donde puedo evitar las palabras: ética, moral, valores y fe, porque son conceptos subjetivos que por lo general se relacionan con lo religioso, y para mí las religiones no aportan nada constructivo para el fortalecimiento del estado.

La ética, los valores, la moral y la fe, son cosas tan convencionales que al final de cuenta no significan nada en una propuesta política que busque acabar con la corrupción, la impunidad, y la injusticia.

No sirven, porque al ser convencionales, cada individuo las aplica según su propio concepto y allí pierden su práctica institucional, social y democrática.

Lo que es ético y moralmente bueno para un político no lo es para otro, y sin embargo, cada uno en su discurso y con sus actos cree decir y hacer lo correcto.

Ejemplo: para Marcial Maciel, abusar sexualmente de los jóvenes ignorantes, es ética y moralmente admisible. Hasta el Papa que se dice infalible lo solapó. En cambio, para otras personas, eso es algo abominable e inmoral, y por lo tanto contrario al bien.

Asimismo, eso de que “Tengamos fe” no aporta nada concreto para la construcción de un estado que de veras procure la libertad y la justicia para los ciudadanos.

La idea borrosa de fe está muy lejos de las expectativas que los mexicanos tenemos de un país libre, justo y sin pobreza extrema. La fe mal entendida, es el verdugo que los malos gobiernos, usan para decapitar líderes y someter a los ignorantes.

Observemos las peregrinaciones a los templos religiosos. La fe religiosa es ciega, alimentada por el dogma vil que no tiene nada de verdad espiritual. En las peregrinaciones se exalta el sacrificio humano y doloroso, que no dista mucho en vileza y crueldad a los sacrificios humanos que han practicado todas las religiones.

Los sacrificios de las peregrinaciones son exaltados por el alto sacerdocio, son aplaudidos y difundidos por todos los medios, como un tributo a la ignorancia y a avaricia desmedida de quienes hacen dinero con la sangre y el dolor humano. Los mártires son tomados por santos y ejemplos para la comunidad. ¡Que pena!

Para cerrar este comentario aclaro: no propongo una sociedad sin fe, espero que logremos un país libre y sin yugos religiosos. Propongo construir una sociedad que tenga fe en: “yo se, y no en yo creo” La fe en yo se, es propia del hombre evolucionado y conciente, que tiene fe y confianza en el conocimiento y no el dogma.

La fe en el yo se, es un estado y una actitud mental y emocional basado en la certeza del conocimiento. Certeza propia del individuo que conoce las leyes naturales y eternas que sustentan al universo y las utiliza en su provecho y en servir a sus semejantes. De esa fe necesitamos por montones.

Es mi opinión y nada mas…

raulcampa@hotmail.com

 

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