EXPRESIONES.- En el ejercicio gubernamental, perder el principio de autoridad, como el ser autoritario, es igual de grave.

No se puede fundamentar la credibilidad de una autoridad cruzando de un extremo a otro para mantener una especie de gobernabilidad, socavando la dignidad y la inteligencia de quienes respetan la legalidad, por mantener una falsa tolerancia sobre quienes constantemente la infringen.

De nada sirve que el Gobernador Gabino Cué Montegaudo, lamente el hecho de que unos vándalos escudados en un membrete como el #Yosoy132, violenten la capital del estado, destruyendo inmuebles, rompiendo la paz pública, pintarrajeando paredes, rompiendo cristales y atentando contra la integridad de terceras personas de una manera impune.

¿En donde queda la credibilidad de un Gobierno ante tal aberración? ¿Cree el Gobernador que el pueblo de Oaxaca le va a aplaudir por su tolerancia a nefastos pseudo estudiantes por denostar estos a sus contrarios políticos?, ¿O que, identifique a un conocidísimo Alebrije que ha sido apresado varias veces y soltado otras tantas, algunas por instancias de la Sección 22 que siempre exige que se le perdonen sus tropelías?

La impunidad de los supuestos jóvenes y de El Alebrije, ahí está, como también el manifiesto miedo de los policías por intervenir ante un hecho que afectó a terceras personas y de paso puso por los suelos la imagen de un gobierno evidentemente comprometido con quienes infringen la ley.

Si esa es la tónica gubernamental, ¿en manos de quien o de quienes está la seguridad y la paz social de los oaxaqueños?

Mucho debe de cavilar el actual gobierno sobre el endeble papel que está ejerciendo.

No por ser tolerante se es demócrata, más bien, habría que sopesar este pensamiento del escritor portugués José Saramago: “Estoy en contra de la tolerancia, porque no es suficiente, cuando se tolera, sólo se consiente, y eso no es una relación de igualdad, sino de superioridad del uno sobre el otro”.

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