SAN PEDRO OCOTEPEC, Oaxaca, septiembre 6.- Aunque los detenidos declararon que lo hicieron en defensa propia, a los hermanos Aniceto y Teobaldo Antonio Ignacio, originarios del distrito Mixe, no les alcanzó para evitar el auto de formal prisión decretado por el titular del Juzgado Primero de lo Penal de Tlacolula, como presuntos responsables de lesiones calificadas con ventaja en perjuicio de Félix Jiménez Damián, el pasado 22 de agosto.

Sin embargo, desde el reclusorio regional de Tanivet, Tlacolula, en el Valle Central oaxaqueño, los consanguíneos de 18 y 20 años de edad, respectivamente, originarios de San Pedro Ocotepec, Mixe, claman inocencia porque la golpiza propinada a Félix, aseguraron, fue para salvarle la vida al joven Aniceto.

En la declaración, primero ministerial y preparatoria después, Teobaldo narró la historia. Aseguró que el día de los hechos los tres estaban tomando cerveza en el cuarto del que se dice víctima. Vivían en espacios separados en una vivienda situada en la Lateral de la Carretera Federa 190, a la altura del número 21, Séptima Sección.

El ahora procesado agregó que el problema empezó al calor de la cervezas consumidas, cuando Aniceto preguntó a Jiménez Damián, de 33 años de edad, originario de Santiago Jamiltepec, cuándo le pagaría por un mes de trabajo sin interrupción ni descanso.

Explicó que el lesionado es patrón de su hermano y los dos se dedicaban a la compra de fierro viejo, vidrio, lata, cobre, aluminio, sin embargo, siempre existían problemas porque le dolía pagar salario a su hermano Aniceto.

Aseguró que la respuesta violenta del adulto no se hizo esperar. Se dirigió a un rincón de su cuarto en donde guardaba un machete; una vez armado se fue hasta donde estaba su trabajador, alzó el brazo como para asestar un golpe.

No logró el objetivo porque los hermanos reaccionaron a tiempo, se le fueron encima, lo desarmaron y desquitaron el coraje que traían acumulado contra un adulto que los tenía prácticamente con el zapato en el cuello, aprovechando su mayoría de edad, corpulencia, bravura, y aires de violencia, siempre provisto de machete.

La pelea campal se desató y todos contra todos, el adulto, logró asestar un cachazo de machete en la boca de Teobaldo, quien cayó noqueado y con el diente canino superior sacado de su base.

Conforme los minutos avanzaban, los hermanos dominaron la pelea, no salieron limpios del combate, se llevaron lo suyo, por lo que decidieron huir, para buena suerte del golpeado, una patrulla municipal pasaba por el lugar y los detuvieron; al ser presentados al servicio médico resultaron con segundo grado de intoxicación etílica.

Ahora, con prisión, el joven Aniceto está pagando por haber roto con el abuso y la esclavitud a cargo de Félix Jiménez Damián, aprovechando la inexperiencia de un jovencito, trabajándole gratis, con la promesa de algún día recibir salario.