OAXACA, OAX., septiembre 6.- Oscar Huerta Ruiz y Juan Manuel Barrales Honorato, de 19 años, respectivamente, fallecieron al inhalar, accidentalmente, monóxido de carbono mientras dormían. Una planta de luz a gasolina fue el origen del accidente; los jóvenes la echaron andar para cargar los celulares. El cansancio y el sueño terminarían venciéndolos para siempre.

El deceso de los jóvenes trabajadores de la industria de la construcción, originarios de Santiago Acatlán, Puebla, ocurrió en donde la empresa GEO construye uno de los desarrollos habitacionales más importantes denominado Dainzú, en la Carretera Internacional Cristóbal Colón, kilómetro 28, paraje El Tepeyac, Tlacolula de Matamoros.

Las víctimas de la tragedia descansaban en el piso del departamento número uno, edificio 107, en el cruce de las calles Huamelula y Monte Albán. Estuvieron respirando noche y parte de la madrugada monóxido de carbono, hasta que la gasolina terminó y la planta generadora de luz paro automáticamente.

El tóxico no encontró salida, ventanas y puertas estaban bien cerradas, las victimas acabaron en medio de una cámara de gas letal la cual acabó cobrando vidas inocentes como resultado de un error de cálculo.

A las 5 horas de ayer los cuerpos sin vida fueron descubiertos por Rigoberto Aguilar Álvarez, Juan Carlos Rojas Andrade y Rodolfo Juárez Valencia, originarios de Puebla y que habían llegado para integrarse a trabajos de carpintería.

Llevaban minutos tocando la puerta sin respuesta favorable. Recordaron que desde el principio percibieron un fuerte aroma a gasolina quemada, altamente toxico. Se alarmaron más porque Oscar y Juan Manuel no respondían. Tuvieron que recurrir a la fuerza, forzaron la chapa de la puerta para entrar.

Una vez adentro, observaron los cuerpos en el piso, como si estuvieran durmiendo, al moverlos establecieron que algo raro sucedía, no respondían a pesar de varios intentos, no existían síntomas de vida.

A las 8 horas bomberos de Tlacolula emitieron la voz de alerta, daban a conocer la tragedia solicitando la presencia de la autoridad correspondiente. Al respecto, el licenciado Melesio López Castro, agente del Ministerio Público, primer turno, así como Moisés Hernández Robles, comandante de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), se presentaron al lugar del accidente, en lo que actuaban los servicios de emergencia de la población.

Se estableció que los jóvenes habían llegado a su nuevo trabajo una noche antes del accidente; fueron contratados por la empresa poblana TRAS, especialista en herrería e impermeabilización.

Estaban ilusionados a pesar de lo lejano de sus hogares, no les importaba, porque al volver lo harían con una buena cantidad de dinero ahorrado.

Sin embargo el fatal destino los alcanzaría y cobraría con creces un fatal error cometido, perder la vida a cambio de cargar el celular para por lo menos estar cerca de los suyos a través de la comunicación.

Santiago Acatlán, de donde fueron originarios, es una localidad situada en el municipio de Tepeaca, Puebla.