El legado del gobierno anterior fue la velaría del auditorio Guelaguetza, identificada en las conversaciones comunes como un monumento a la corrupción y a la impunidad, debido a que no resistió los primeros vientos y fue derribada por la naturaleza. La millonaria inversión terminó en el aire y en los bolsillos de los involucrados en su negociación, constructores y funcionarios, sin que hasta la fecha exista un procedimiento claro para sancionar a los responsables.

El actual gobierno esta en disposición de no quedarse atrás y construyó un puente en el crucero de Cinco Señores que identifica como “distribuidor vial”, y que se perfila para constituirse como otro proyecto fracasado. El asunto puede parecer muy localista, pero es un indicio que permite conocer el pulso sobre la falta de perspectiva gubernamental para emprender proyectos funcionales y sustentables.

El sentido común de cualquier automovilista o peatón, indica que los flujos predominantes son entre el Periférico y el Boulevard, o entre el Boulevard y avenida Universidad, y no el puente que los negociantes, constructores y funcionarios realizaron de acuerdo al calculo de sus ganancias. En consecuencia, lo que observamos es el atasco vehicular abajo y la ausencia de flujo vehicular arriba. De los peatones y ciclistas simplemente no se acordaron y el lugar ofrece múltiples riesgos para quienes se atrevan a transitar por ese rumbo. No se trata de dar más trabajo ni medir la eficiencia de la benemérita Cruz Roja.

Seguramente los ideólogos del puente se inspiraron en la constancia de los bloqueos de vialidades en nuestra ciudad capital por parte de diversas agrupaciones sociales y decidieron ahorrarles el trabajo a quienes protestan, construyendo un bloqueo permanente de cemento y varilla.

Es indiscutible que la ciudad de Oaxaca requiere la modernización de sus vialidades, las cuales deben construirse con visión de largo plazo. En alguna ocasión mencionaron como un pequeño atisbo inteligente, el rescate de la vía del ferrocarril para la construcción de un tren suburbano, sin embargo con la construcción del mencionado puente obstruyeron una de las rutas más importante para la circulación de ese medio.

A quienes toman decisiones habría que decirles que existe una cosa que se llama internet y que allí pueden encontrar muchas fotos, videos y documentos sobre la forma en que otras ciudades del país y del mundo han resuelto sus problemas de vialidad. No se trata de inventar sino de conocer experiencias concretas.

Por no ir más lejos podrían identificar los distribuidores viales de Puebla, la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, para reflexionar sobre la factibilidad de los mismos, no para copiarlos; en todo caso sería para mejorar los proyectos propios.

Si no quedan satisfechos, podrían explorar sobre lo que están haciendo ciudades como Sao Paulo, Barcelona, Ámsterdam o Chicago, así como la viabilidad de los trenes urbanos en ciudades como Buenos Aires, Sevilla y Praga, por mencionar solo algunas de las tantas que existen. Aclaro que los funcionarios no tienen que ir hasta allá para constatar y gastarse el presupuesto de los ciudadanos en viajes; basta que registren en el buscador de su preferencia las obras que quieran conocer.

Después de ese recorrido virtual, que no les quitaría mucho tiempo y aprenderían un poco sobre urbanización, el llamado “distribuidor vial” de Cinco Señores les parecerá una tomada de pelo o un acto premeditado de alevosía y ventaja por parte de los constructores- funcionarios y asesores contra los ciudadanos. Si es así, habría que fincar responsabilidades y sancionar a los responsables.

Sin pretensiones de entrar al debate con especialistas en planeación urbana, ya en el recorrido por internet podrían detenerse en las tesis sobre la estética de los espacios metropolitanos del urbanista catalán Jordi Borja, quien sugiere la importancia de la infraestructura bien hecha para alentar la autoestima ciudadana. Seguramente un breve repaso por alguna de sus lecturas les ayudarían a no dejarse impresionar tan fácilmente por sus asesores importados y costosos. Además, en un acto de humildad, que hace mucha falta entre quienes gobiernan, sería más sano pedir consejo al pintor juchiteco Francisco Toledo.

En algún lugar accesible al público debería estar el estudio de factibilidad del puente de Cinco Señores, si es que hay tal, ya que es importante mencionar que la falta de información también alienta la suspicacia de que el cálculo fue más pensado en engrosar algunas cuentas personales que en el beneficio público.

También habría que recordarles a quienes toman decisiones que en 2012 la legislatura local aprobó algo que se llama Ley de Participación Ciudadana, que tiene herramientas de consulta a la población y que eso permitiría que sus proyectos fueran más legítimos y tuvieran el respaldo popular de los ciudadanos beneficiados con los proyectos. Por una sencilla razón, para los gobernantes resulta importante que la gente se encuentre contenta y que sepa que su opinión es tomada en cuenta.

Con seguridad, si hicieran el intento de aplicar la mencionada Ley le harían un gran favor al actual gobierno para mejorar su credibilidad ante los ciudadanos, puesto que esa norma no se hizo únicamente para presumirse en los discursos oficiales, sino para que se pruebe y que se corrija lo que se tenga que corregir.

Es importante que quienes toman decisiones consideren que no basta la publicidad de los proyectos para convencer a la gente sobre las bondades de la clase gobernante. Hay dudas legítimas y expectativas respecto al gobierno de alternancia que no se han cumplido; la gente no espera más palabras, sino hechos y bien hechos.

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