EXPRESIONES.- Cuando se promueven foros para el debate siempre surgen luces sobre temas de interés público, como es el caso de los conceptos vertidos por el periodista Jorge Zepeda Patterson, autor, entre otros ensayos, del libro “Los corruptores”, que recién estuvo en Oaxaca.

El habla del oficio periodístico de acuerdo a su experiencia y en el entorno en que se ha desarrollado. De esa forma, opina que “los periodistas se convierten en espejos de la clase política, vuelven su quehacer un subgénero de ésta y simplemente reflejan al poder, lo cual es muy lamentable”. He visto, dice el escritor, “caer a los mejores periodistas de mi generación”.

Respetable opinión, en donde enmarca un “modus operandi” de la llamada prensa de primer nivel, o sea, la que se desarrolla en planos como el Distrito Federal y algunos estados como Nuevo León, Guadalajara y Veracruz.

Sin embargo, en territorios como Oaxaca, el ambiente periodístico es distinto.

No digo que la corrupción no exista o que el famoso “chayote” sea una falacia, también existen; sólo que en lugar de que el ejercicio periodístico sea un reflejo del poder, más bien es una víctima, porque en ella prevale la necesidad de alguien que quiere ser profesional sin que el entorno le favorezca.

La mayoría de los que ejercen el periodismo son ninguneados por el poder y por editores o patrones sin más visión que el empoderamiento dentro de un coto de poder.

De ahí la mediocridad y la indefensión de quienes ejercen el periodismo, siendo fácil presa de la corrupción que prevalece principalmente en el ámbito político, el único que genera divisas.

Por eso Oaxaca sufre carencia de medios informativos confiables, ya que el poder los manipula y sólo le otorga migajas a un sector que debiera ser prioritario y plataforma del desarrollo y la compenetración social.

Oaxaca de Juárez, Oax., lunes 11 de noviembre/2013

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