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Para empezar una revolución hay que criticar la vida cotidiana, afirma el belga Fons Lanslots

OAXACA, OAX., diciembre 1.- Siguiendo al marxista György Lukács, el situacionismo también puede entenderse como una “filosofía de la vida cotidiana”, expone Fons Lanslots, belga residente en Oaxaca durante ya varias décadas.

“Soy ambientalista, trabajé cinco años como tal en la Ciudad de Oaxaca, y sostengo que para empezar una revolución hay que criticar la vida cotidiana”, añade.

Para Lanslots, situacionistas son en Oaxaca personajes como Anselmo Vargas, Steven Brown, Fernando Lobo y Raúl Herrera, entre otros.

Si bien habría que agregar a infinidad de oaxaqueños que también practican tal filosofía, aunque quizá inconscientemente.

Además de un crítico de la vida cotidiana, al situacionista puede vérsele como ese que camina por la ciudad azarosamente, aunque, parafraseando al cronopio de Cortázar, andando sin buscar pero sabiendo que encontraría.

Sólo que Fons Lanslots va más allá: él pugna por el peatonismo y el uso de la bicicleta y del transporte público, y no por el pequeño burgués que vive para tener un coche, en lugar de distrutar la vida como debe ser.

—Teóricamente, ¿qué tan vigentes siguen Guy Debord y demás?

—Guy Debord fue uno de los primeros en oponerse a la sociedad del espectáculo, del consumo… Soy ambientalista y pienso que para empezar una revolución, hay que criticar la vida cotidiana. Por ejemplo, no estar de acuerdo con que cada quien use un coche, porque la ciudad está llena de automóviles, no se puede uno mover entre ellos. Además, nada más es como para presumir y decir: “mira, tengo un coche”. Pero, principalmente, el punto es que no funciona.

Cuando te refieres así a aspectos como el del coche, “estás criticando la vida cotidiana. Y eso es muy necesario. Los situacionistas lo entienden así; lo tomaron del filósofo ´húngaro György Lukács, quien postulaba una filosofía de la vida cotidiana”.

—¿Oaxaca está dejando de ser adecuada para el situacionismo?

—La sociedad del espectáculo, del consumo, está por todos lados. No se puede escapar de ella: eso de compra esto y compra lo otro. Uno quisera escapar, pero es imposible, domina la vida de todos.

—En relación con el situacionismo, ¿qué rescatarías de Oaxaca y qué criticarías?

—En 1992, platicaba aquí en Oaxaca con un japonés que hablaba muy bien español. Juntos leímos un ensayo de Eduardo Galeano: “Ser como ellos”. Ahí el uruguayo se preguntaba si era beneficio que América Latina fuera como Estados Unidos y Europa; es decir, se interrogaba sobre la sociedad de la globalización. Ahora todo es lo mismo, aquí, en Oaxaca, y en Europa y EU.

“En los años 60, en ciertos ámbitos de Europa y EU querían frenar el desarrollo hacia la sociedad del consumo; en México no tanto, había muchos sectores que adoraban a ésta”.

Recuerdo que en ese año de 1992, dice Fons Lanslots, platicaba con aquel japonés y pensábamos que en Oaxaca “escapábamos de la sociedad del consumo, pero ese mismo día, un amigo me invitó a la inauguración de un supermercado en Trinidad de las Huertas”.

Fons Lanslots vive en Ixcotel. Camina hasta dos veces al centro de la Ciudad de Oaxaca. Luego de la segunda vez, regresa en transporte público.

—¿Guy Debord viviría en Oaxaca todavía?

—Creo que sí. Él era de ciudades. En 1994, cuando se suicidó con un disparo de rifle en el pecho —tomaba mucho alcohol—, Oaxaca era un pueblo. Ahora es una ciudad muy sofisticada.

 

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