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En “Nuestra tercera raíz” pinto la musicalidad de la negritud: Hugo Vélez

OAXACA, OAX., marzo 28.−Soy más pintor de aquí que otros, expresa con humor el artista plástico Hugo Vélez, quien a 24 años de vivir en la ex verde Antequera y 30 de viajar por primera vez a las Lagunas de Chacahua expone su obra sobre la negritud oaxaqueña, convencionalmente denominada “afroamericana, afromestiza o afromixteca”.

“Nuestra tercera raíz” es el título de la exposición de 18 cuadros seleccionados entre 40 que expondrá, a partir de este sábado 29 –la inauguración será a las 19:00 horas−, en la Sala Temporales II del Museo del Palacio (Mupal) –ubicado en el Zócalo de esta capital−, en el marco del octavo aniversario del espacio.

Son piezas en las que “puede escucharse la musicalidad” de los negros, dicho sea este último término de forma natural, sin esas invenciones políticamente correctas pero raras.

Y vaya que hay musicalidad en la forma en que maneja el color y los elementos Hugo Vélez. Sus cuadros trasminan los ritmos antiquísimos africanos no sólo por los infaltables instrumentos: el tambor, la guitarra o las latas en los pies de los niños que bailan, sino porque en la conformación de esta muestra que el artista venía pensando desde tiempo ha, tuvieron un papel esencial sus amigos de Lorena y Los Alebrijes.

“El de los pintores somos un gremio en el que no hay mucha amistad –cuenta el pintor−, existe una gran competencia y otros aspectos que a mí me han llevado a tener más amigos entre los músicos”.

Desde la adolescencia, Ignacio Carrillo, “Nacho –sobre todo−, y Lorena son amigos míos, y esta amistad de toda la vida provocó que trabajara con ellos por gusto y ganas de estar cerca de los músicos y el foro”, además de que como “escenógrafo y creador de vestuario de teatro y danza que soy, formamos todos un equipo de trabajo”.

−Yendo a la Costa Chica, ¿cuánto llevas?

−A Chacahua fui como 30 años atrás por primera vez. En Oaxaca llevo viviendo 24. Y hace como 15 empezamos a ir a la Costa Chica. No siempre a trabajar, también nada más porque sí, a dibujar a la gente para poder llevar esas caras a mis lienzos.

La base de “Nuestra tercera raíz” son “mis experiencias con los negros de la Costa Chica de Oaxaca, pero no sólo como viajero sino también trabajando directamente con ellos, impartiendo talleres de pintura”.

Además, “puedo decir abiertamente que la influencia para realizar este trabajo fueron mis amigos de Lorena y Los Alebrijes”.

Planteadas de “manera muy respetuosa”, las piezas que Hugo Vélez expondrá en el Mupal constituyen “escenas idealizadas de pueblos de negros, que son muy musicales, sin llegar a su utilización como objetos: no es obra objetual sobre la negritud”, aclara.

La exposición, explica, busca que el público sepa que la negritud oaxaqueña existe y que será muy difícil que emerja con toda libertad si no somos nosotros los que procuremos ser incluyentes.

“Tengo como experiencia que cuando ciertos espectadores ven uno de mis cuadros respectivos me dicen: ‘ah, ¿son negras de Brasil o de Cuba?.. pues no, son mexicanas, oaxaqueñas y negras, aunque nosotros les llamamos afroamericanas o afromestizas o afromixtecas”.

Para Hugo Vélez la fuerza de las palabras depende de la connotación e intención. Así, en la Costa Chica, señala, “te aclaran: ‘soy negro porque lo soy’. Ahí se dicen ‘pinche negro’ o ‘maldito negro’ entre ellos. En Estados Unidos también pasa. E incluso uno les puede llamar así, siempre y cuando no haya un dejo peyorativo”.

−A veces es peor ser políticamente correcto.

−Exactamente. Porque tienes que inventar formas que a ellos se les hacen raras.

La exposición “Nuestra tercera raíz” fue planeada desde hace tiempo. Hugo Vélez trabajó con calma, realizo bocetos previos incluso, pintó alrededor de dos años. Rescató especialmente tres cuadros ya vendidos: uno de 1990, otro de 1995 y alguno más del año 2000. Y de 40 piezas seleccionó 18.

Si bien su intención hacia la negritud comenzó hace como 30 años, cuando todavía estaba en la escuela La Esmeralda y visitó las Lagunas de Chacahua, pues después de ese viaje pintó su primer cuadro al respecto.

Aunque aclara que su quehacer artístico en general no se centra en la negritud, menciona que en relación con ella “existe un interés plástico fundamental, que es la belleza en sí de la piel negra.

“En mi paleta de pintor, la piel blanca se me vuelve sosa, aburrida; en cambio, aquélla ofrece variedad de rangos, negros casi morados en los que utilizo el violeta para lograr los tonos muy oscuros; otros que son marrón, negros claros. Son los distintos grados de negritud los que despiertan mi interés plástico y colorífico”.

 

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