MÉXICO, D.F., marzo 30.- Para el escritor Wole Soyinka algo que los mexicanos deben aprender de Octavio Paz es ser revolucionarios “él lo era, a pesar de que sus ideas políticas eran controvertidas, en especial en relación con Carlos Fuentes”.

El primer africano en obtener un Premio Nobel de Literatura, en 1986, se encuentra de visita en México para participar en el recital de poesía Poetas del mundo y Octavio Paz, organizado por el Conaculta, y que se llevará a cabo este domingo 30 de marzo a las 18:00 horas en el Palacio de Bellas Artes con la participación de Homero Aridjis, Eduardo Lizalde, Valerio Magrelli, Charles Simic, Lasse Söderberg, David Huerta, Ida Vitale, Derek Walcott y José Luis Rivas.

Horas antes del evento y en un encuentro con los medios de comunicación, Wole Soyinka reconoció que la manera en que Paz hizo resonancia en él más allá de su calidad poética fue en la afinidad de temperamentos.

“Paz no era sólo un poeta sino un hombre de acción y era también un servidor público, lo cual es bastante inusual en un poeta. Él logra una expresión integral de la vida mexicana, no era un poeta de libro de texto sino un poeta para la gente. Los poetas latinoamericanos se toman muy en serio la misión de ser poetas”.

Soyinka lo reconoció como un poeta fundamental para los latinoamericanos y México, pero también universal ante la cantidad de traducciones que muestran la manera en que es reconocido en el extranjero.

El autor nigeriano coincidió con Octavio Paz en que la poesía es la memoria de los pueblos, pero también un repositorio de la cultura y una manera en que la comunidad puede mostrar su identidad y esencia.

“Es una manera de obtener resonancia y distanciarse de las contradicciones de lo insoportable. La poesía es un escape, por eso el poeta no tiene que llevar la carga de la ciudadanía, es una manera de registrar y recuperar otras cosas”.

Hay que recordar que los poetas son personas contradictorias, un poeta puede responder de maneras distintas, por ejemplo Paz en ocasiones hablaba de la poesía como esparcimiento, pero también como algo que instigaba y provocaba”.

Consideró que el placer de la poesía no está en sobreanalizarla, ni tampoco en convertirla en un instrumento de cambio, de enseñanza o de transformación mental.

“En el caso de Paz su trabajo no debe considerarse una herramienta, hay que leer por el placer de leerlo y no como una intención consciente de enseñanza; lo que se aprende se hace de manera subconsciente al leer poesía, hace que la personalidad se enriquezca sin tratar de ir frase por frase”.

Para Wole Soyinka, dentro de las múltiples posibilidades de un poeta está la exploración infinita, primero es la poesía y esto es inseparable de la personalidad de la obra.

“A veces leo por el placer de la repetición de las palabras. Por Dios, cuando sus hijos pasen ocho horas jugando videojuegos, ¿por qué no intentar que pasen por lo menos media hora leyendo poesía?”.

Aseguró que existen sectores dentro de las naciones que no consideran que los libros sean esenciales ni para la sociedad ni para el mundo y de hecho, consideran que es el mayor pecado que las sociedades puedan cometer.

“Hay un grupo que cree que solo hay un libro necesario, el Corán, el resto se considera impío o blasfemo. Este ataque fundamentalista busca cerrar puertas. Ése es el peligro, negar la primacía del conocimiento”.

En una reflexión sobre el contexto actual en el que predominan los intereses globalizados, económicos, políticos y de poder, consideró que existen contradicciones a nivel internacional.

“En el aspecto del poder económico hay dos lados, uno que dicta las reglas y otro que no tiene opción y tiene que seguirlas. No existirá una igualdad total hasta que se parta del principio de equidad entre los bloques más poderosos”.

Destacó que en el caso de México, el país posee una riqueza cultural e histórica gracias al papel de los artistas, escritores y pueblos autóctonos que tendrían que ser más abordados, por lo que celebró eventos como el centenario del natalicio de Octavio Paz.