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La dieron de baja de la Normal por no bloquear

SIN DERECHO A FIANZA.- Tenía que ser. Ante la denuncia valiente de una joven estudiante, que no se arredró ante las amenazas, ni las posibles represalias, no se podía esperar otra cosa de los alienados más que la venganza torpe y el abuso de poder.

Así, los obtusos miembros de la dirección de la Escuela Normal del Istmo, que encabeza Fredy Rosado López, no supieron oponer más que el revanchismo y el castigo inmerecido: Beatriz Morales fue dada de baja; y lo planearon de tal manera que perderá dos años, si desea reinscribirse.

Como recordará el lector, al principio del ciclo escolar en la ENUFI, Beatriz denunció la situación discriminatoria que sufría, por negarse a participar en las prácticas vandálicas de los normalistas; también dijo que se le exigió dinero por no asistir, a lo que la chica también se negó a entregar.

Como represalia, varios de sus compañeros la insultaban y agredían. Se le excluía de los grupos de trabajo, por lo que solicitó que sus profesores enviaran las peticiones de trabajos directamente a su e-mail o se entregaran en persona para su reproducción. Que la relación fuera directa alumno-profesor.

También solicitó que los profesores evitaran cualquier tipo de agresión contra ella en clases, que “pongan orden y hagan valer su autoridad dentro del salón”. Nada de esto ocurrió. Fue ignorada completamente. Incluso cuando necesitaba copias de documentos la hacían dar mil vueltas.

Los cobardones profesores, que tanto alarde hacen de valentía al enfrentarse por centenares contra quien se le ponga enfrente, se negaban a firmar las solicitudes de la chica, porque “se meterían en problemas”.

No obstante, Beatriz cumplía como estudiante. En octubre y noviembre obtuvo nueves y dieces. En febrero los normalistas suspenden clases para practicar sus conocidos delitos para protestar contra de la reforma educativa, que indica que todo egresado tendrá que hacer examen de oposición para acceder a una plaza.

Después de dos meses de inactividad escolar, el primer día de clases, este 21 de abril, una compinche del director, la subdirectora académica, Rocío Rodríguez Velázquez, le impide la entrada Beatriz y le informa que está dada de baja.

Ella exige su boleta. Le dicen que no se la pueden dar porque hay profesores que no han entregado calificaciones. Ella insiste y, un día después, le dan un documento firmado por el director Fredy Rosado López.

Así, que el preclaro director, también es vidente: no necesitó que los maestros entregaran sus informes, él adivinó y redactó ese papel.

Beatriz Ella ocupó el noveno lugar en los resultados del examen de admisión. Sólo aceptaron a 65 alumnos. Así que, mala estudiante, no era. Ella sostiene que entregó los trabajos y resolvió los exámenes; sin embargo, para mala suerte de Beatriz, ella fue la única reprobada de toda la escuela. No hubo reprobados en ningún otro semestre. Ella puede sustentar que jamás ha reprobado una materia en su vida.

Ni siquiera reprobó su compañero Arístides Cruz Hernández, quien, por cierto, no pasó el examen de admisión. El sobrino del poeta ixtepecano Alejandro Cruz Martínez quedó en lugar 169 y, por la gracia de algún santo muy poderoso (porque no creo que sea porque su padre, Gabriel Cruz, es profesor en esa honorabilísima institución) se saltó a 100 muchachos más y ahí está muy campante.

Ya que son tan estrictos, ese tal Fredy Rosado debería explicar cuál fue el sortilegio que se usó para que ese muchacho pudiera inscribirse, a pesar de su notoria mediocridad en el examen.

No pudieron ser más burdos porque no era posible (el director no tiene fama de inteligente, sino de amante de bebidas espirituosas). Para que fuera creíble la expulsión de Beatriz, debieron reprobar a unos cuantos más de su nivel y de otros semestres, no únicamente a ella.

Y, para zafarse de una buena vez, seis canallas se prestaron a reprobarla, porque así, según el reglamento de la escuela, no se podrá inscribir al siguiente semestre ni al posterior. Es decir, si la joven quiere ser profesora, al continuar sus estudios habrá perdido dos años cuando la vuelvan a aceptar.

Quienes se prestaron a este rústico teatro son los profesores: Giovana (sic) Reyna Revuelta, Gisela Cueto Zárate, Gladis Betanzos Selvas, Irán Ordaz Peto, René Jiménez Blas y Francisco Javier Cruz Antonio.

El director Fredy Rosado López, cuyas neuronas seguro se mueven entre savia de cactáceas, dijo, en otras palabras que Beatriz se lo merece: “La resolución de la baja de la alumna Beatriz Morales Ruiz es un asunto pedagógico y académico y de ninguna manera intervinieron cuestiones políticas o sindicales”, aseguró. Solamente un necio puede creer eso.

También explicó que “Beatriz Morales de ninguna manera puede excusarse […] Y es que de acuerdo con las formas de evaluar, los estudiantes deben cumplir con el 85 por ciento de la puntualidad, presentación de trabajos, además de obtener la calificación de aprobación de exámenes, y al no acreditar ninguno de estos aspectos la alumna no aprobó”, recalcó el inútil directivo.

Es decir, “de acuerdo con las formas de evaluar”, casi todos los alienados alumnos bloqueadores de carreteras y secuestradores de autobuses debieron resultar reprobados porque ¿cómo justificaron el 85 por ciento de la puntualidad? El único día que Beatriz faltó fue el día en que llevó su queja ante la CNDH (por cierto, de esta famosa comisión, ni sus luces).

Este cretino director seguramente cree que después de asaltar camiones, bloquear carreteras y demás, los vándalos se ponían a estudiar y hacían diligentemente sus trabajos. O cree que lo creeremos…

Twitter: @yaguer_yaguar

 

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