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Huipil de San Pedro Ixcatlán, en riesgo de extinción; cada vez los usan menos

SAN PEDRO IXCATLÁN, Oaxaca, febrero 4.- Con el paso del tiempo, cada vez son menos las mujeres jóvenes de las etnias mazateca y chinanteca que portan el huipil originario de sus pueblos.

Huipil-San-Pedro-IxcatlánCon las “novedades” que ofrece el mundo consumista y la poca atención y difusión por parte de las autoridades locales, estatales y federales, una gran mayoría ha perdido el gusto por utilizar su vestimenta tradicional.

Para muchas mujeres de estas tierras, portal el huipil es sinónimo de discriminación que pronto se vuelve auto discriminación por sus rasgos indígenas, ya que desde pequeñas en sus hogares nadie las impulsó a portar tan colorido traje.

Adriana Agustín, originaria de San Pedro Ixcatlán, dice que el huipil es algo bonito, pero no representa más que eso, no un atuendo que ella podría portar con orgullo ante la sociedad, puesto que desde pequeña nunca lo ha hecho, ya que en su casa su mama no lo usa y tampoco le enseñó.

“Es bonito el huipil, pero no me gusta, no me gusta ponérmelo, pero sí esta bonito”, se sincera.

En los pueblos indígenas del norte del Estado, sólo las mujeres mayores portan sus trajes, por lo que se dicen “preocupadas porque a las nuevas generaciones no les gusta la indumentaria de sus pueblos”.

Pocas mujeres jóvenes, como Tania Fernández, “portar el huipil es sentirse orgullosa de pertenecer a su etnia, es cuestión de identidad, es motivo de aceptación de su cultura y también representa conocer la cultura de sus padres, de sus ancestros”.

Con los años la vestimenta también se ha ido perdiendo porque son pocas las mujeres que tejen y bordan.

La migración hacia las ciudades del país o Estados Unidos también ha influido porque las mujeres cambian su ropa típica por pantalones para la realización de sus actividades, aunado a la discriminación que sufren si portan los atuendos.

Otro factor que contribuye a la extinción de los huipiles es el alto costo en su manufactura, pues un vestido llega a valer de dos mil a cuatro o cinco mil pesos, ya que las tejedoras y bordadoras que los fabrican a mano demoran hasta cinco meses para terminarlo.

Es un proceso largo y laborioso, dependiendo del tipo del huipil que se quiera, de uso diario, media gala, gala y en algunas etnias de doble gala.

Sin embargo, el presidente municipal de San Pedro Ixcatlán, Benito Fernández Figueroa, confía en que el problema por el que pasan los huipiles “es algo que puede remediarse”.

Asegura que “estamos a tiempo de fomentar el amor a la cultura del traje típico y lo que ello implica, conocerla a fondo, amarla, conservarla y difundirla”.

Fernández Figueroa rectifica y admite que “está en manos de todos difundir nuestras costumbres y tradiciones, con nuestras familias e hijos, que sepan y quieran nuestras costumbres y raíces”.

 

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