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Pobre Salina Cruz

CRÓNICAS DE LA ÍNSULA

Todo indica que las pasadas elecciones municipales de Salina Cruz en el Istmo de Tehuantepec se convirtieron en algo así como de razón de Estado priista.

Fueron varios los factores que se juntaron allí para que desde las más altas decisiones se hiciera cambiar la voluntad del electorado, en favor del PRI, en forzadas resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Un partido satélite, sin carácter como el Panal, difícilmente podría sostener una oposición popular municipal. Más difícil cuando en esa municipalidad el margen de votos contra el PRI había sido pequeño; hay que recordar que para poder alzarse con el triunfo inobjetable contra los partidos en el poder, se necesita por lo menos un 5 por ciento arriba de ellos.

Para los priistas, al menos dos puntos de trascendencia habrían influido para recuperar Salina Cruz a cualquier costo, facilitado después de un trienio pasado gobernado por un panista que dejó otra estela de corrupción y dispendio municipal: Gerardo García Henestroza.

1).- Ese puerto istmeño recibiría una millonaria inversión para la construcción de infraestructura petrolera y portuaria, con lo que su importancia estratégica crecía. En su visita al puerto este 2 de enero el presidente Peña Nieto anunció una inversión de 10 mil millones de pesos; y

2).- Al ser uno de los cuatro municipios más grandes de Oaxaca, también es estratégicamente importante en el proceso de sucesión de gobernador, tanto por su cantidad de votos como por los grandes recursos del erario municipal (más de 300 millones de pesos), con lo que regularmente se financian campañas políticas.

En ese sentido, la influencia de José Murat fue decisiva para entronizar a la señora Rosa Nidia Villalobos en la presidencia, con la participación del diputado federal plurinominal Martín Vásquez Villanueva en apoyo a Villalobos, quien fuera su suplente en el Congreso local.

Muratistas y ulisistas, como este último, participaron en esa nublada contienda local.

La señora jugó con esos dos grupos que buscan recuperar la gubernatura, el de Murat que impulsa a su hijo Alejandro y el de Ulises Ruiz con su abanderado Eviel Pérez Magaña, quien a menudo es recibido y placeado en el puerto por la presidenta, más que el primero.

Finalmente, arribaron al poder municipal con su cauda de vicios y prepotencia que se sintió de inmediato: siete seudo regidores más, inventados por la señora presidente, cuando el arreglo con el gobierno del estado de Oaxaca (para acallar al Panal, principalmente) es que serían incluidos en la estructura municipal ese personal pero sólo con salarios “similares” al de los regidores.

Aprovechando el viaje y quizá a sabiendas que el pueblo ya no la podía detestar más, Rosa Nidia ungió como “regidora patito” (así les llaman allá) de Parques y Jardines (sic) a su hermana Marisol. El nepotismo de la Presidenta es abierto, sin pudor. En un reportaje de En Marcha ofrecemos una primera relación de esa práctica ilícita.

Además de nepotismo, la Presidenta hace uso de todos los jinetes de un mal gobierno: opacidad total en el manejo del erario, más de 300 millones de pesos que nadie sabe en qué se gasta; mínima obra pública, sin licitaciones y entregadas a sus hijos y a Martín Vásquez para su construcción; decisiones autoritarias al margen del cabildo; represión a protestas e inconformidades sociales; uso de la violencia con el primer grupo de choque en la nómina, entre otras prácticas terribles que flagelan, agravian y avergüenzan a los xhuncos, la gente de Salina Cruz, la ciudad más joven del Istmo de Tehuantepec.

www.revistaenmarcha.com.mx

lc.blas@gmail.com

 

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