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Los transas verdes

LIBROS DE AYER Y HOY.- Federico García Lorca se revolvería en su tumba compartida si supiera que el hermoso color que eternizó en su poesía –verde que te quiero verde–  ha sido utilizado de la manera más mezquina por tipos utilitarios y abusivos. O el tono que elevó en su fabulosa narración Omar Cabezas, La montaña es algo más que una inmensa estepa verde.

El color de la esperanza que alguna vez promovió AMLO en la  Ciudad de México, ha sido plagiado de la manera más obscena por personajes absurdos, gandallas, cuyo aporte a la sociedad mexicana se evidencia en nada.

Así pasa por el entorno político el Partido Verde Ecologista de México (PVEM); el que quizá se podría equiparar en algo al Papa verde, aquel personaje que creó el Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, al menos en el color de su mote y en lo manipulador y avasallador de los derechos de los demás.

Las protestas abundan contra ese partido, pero todo parece indicar que quedarán en agua de borrajas. El poder que lo apoya es superior. Ahora resulta que las multas que le han impuesto por sus muchas violaciones al proceso electoral, las tendremos que pagar los ciudadanos con las prerrogativas a los partidos que salen de nuestro dinero.

Es como indemnizar a un  ladrón  que nos robó. Con las manos atadas, como no sea la indignación de las mayorías, nos encaminamos a los posibles triunfos de un bluff; las leyes, las instituciones no han servido de nada. Y todavía faltan más de dos meses para las elecciones.

El papa verde (Alianza Losada 1954, Biblioteca General Salvat 1971), fue el segundo libro de la trilogía que escribió Asturias, para denunciar y enfrentar los abusos de las transnacionales que traficaban con el banano en Centroamérica.

La primera fue Viento Violento y la tercera Los ojos de los enterrados, que también abordan ese período oscuro de la vida guatemalteca, en el que las transnacionales imponían un  poder superior al de los sátrapas y dictadores locales que las toleraban.

La que reinaba era la United Fruit Co. Los llamados países bananeros no eran sino el terreno fértil para utilizar las tierras que pertenecían a las comunidades indígenas, que frente a ese poder omnímodo sólo tenían sus creencias, la brujería y las enseñanzas del Popol Vuh. Maker Thomson el Papa Verde, dictaba y ordenaba desde el país del norte y con sólo  “frotar su trasero en la silla estalla una revolución”.

Asturias también decía de él que estornudaba y caía un  presidente. Hombre controvertido, Asturias fue criticado porque sus posturas no eran llevadas a la práctica. Fue un  hombre omisivo ante las decisiones locales frente al poder gringo y aún  con  su premio Nóbel (1967) y el Lenin de la Paz dos años antes, no era bien visto en su tierra natal. Terminó por temporadas en Argentina y otras en México.

Pese a ello, sus críticos rescatan la belleza de su prosa y lo completo de su obra más conocida, El señor presidente. A lo mejor hoy en día alguien lo añora cuando piensa en los estornudos del señor Thomson, El papa verde.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

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