EXPRESIONES
Cuando una persona obtiene un título profesional apócrifo, con el único fin de aparentar lo que no se es, se le dice “licenciado patito”.
Lo mismo ocurre con instituciones u organizaciones que se fundan para aparentar cumplir un objetivo que están lejos de alcanzarlo y que sirve para engañar incautos o para engrosar ese imperio de simulación y engaño que patrocinan gobiernos corruptos y un sistema político gubernamental de la época de las cavernas.
En el colmo del cinismo, hoy leo en un portal informativo, las palabras de un individuo que se dice director de la Facultad de Medicina de la UABJO de apellido Cruz Cortés, quien reconoce sin ambages que la entrada a la facultad “llega a costar entre 100 y 150 mil pesos, pero en este año no hay denuncias”.
Y de paso reconoce también que la Facultad de Medicina de la UABJO no cuenta con infraestructura adecuada, que no tiene recursos humanos y que no cuenta con campus clínico para que se formen los estudiantes.
Entonces, ¿para qué carajo pagar tanto por tan mala escuela?
Esta incongruencia sólo confirma que la “fama” de la Facultad de Medicina no está sustentada ni en su academia ni en sus instalaciones, sino en el esfuerzo de sus estudiantes que sacrifican tiempo, dinero y esfuerzo para solventar una profesión a buen nivel, mientras la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) se “hace pato” aparentando una excelencia académica con la que no cuenta pero que usufructúa leoninamente.
Y esto lo afirmo, porque el actual Rector de la UABJO, Eduardo Martínez Helmes, se hace literalmente “pato” ante una realidad insultante en una entidad en donde la pobreza es su riqueza.
¡Vaya absurda paradoja!
Y esta desatinada concepción educativa es la que prevalece bajo una supuesta universidad autónoma que lleva el nombre del prócer más preclaro del país y que lo arrastra por conservar una cueva de ladrones y corruptos directores que explotan el presupuesto universitario impunemente.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, viernes 21 de agosto de 2015
