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O A X A C A Clima de Hoy

Vino el viento y nos alevantó

LIBROS DE AYER Y HOY

Los dichos populares son sabiduría profunda de las masas que deberían de inspirar muchas conductas.

Caída-de-árbol

Al parecer los de la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México, no han oído ese tan aleccionador que dice que “después del niño ahogado tapan el pozo”.

La caída de árboles por vientos que corrían a 70 kilómetros por hora que ocasionaron miles de estropicios en la ciudad –por fortuna no fatales–, son parte del descuido de esa institución que debería de llevar un conteo –a lo mejor lo tiene, pero no lo usa–, de los árboles viejos o mal seleccionados que son un peligro para la población y sus bienes.

Ya una vez pasado el fenómeno entonces si se dice, se advierte, se aconseja –como si la población no supiera de sus omisiones–… y se lamenta.

Con el inusitado fenómeno 45, todo volaba y cualquier objeto del tamaño que  fuera, podría haber sido fatal por la contundencia del viento. Los avisos que se dieron nunca pusieron énfasis en  la dimensión del desastre que se avecinaba.

Pero lo que si es criminal es lo que se refiere a los espectaculares, motivo de pleitos, abusos, utilización ilegal de espacios, ambición por lo que generan para autoridades, dueños de edificios y empresas.

Ha habido permanentes denuncias, unas de parte de la Fundación para el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano, pero al parecer no son  tomadas en cuenta o se hace con lentitud.

Todas esas estructuras que afean la ciudad, son uno de los más grandes peligros en casos de desastres y se vio con las ráfagas de los últimos días, cuando se vinieron abajo 98 de ellos, aplastaron carros y otros bienes y pusieron en riesgo a miles de personas.

Las aseguradoras inmediatamente se protegen contra desastres naturales ¿quién se responsabiliza en esos casos, más cuando hay pérdidas humanas y la advertencia oportuna y completa de la prevención no se hizo?

Si no hubo los protocolos adecuados en estos casos, ¿quien pagará los daños y se responsabilizará de los riesgos en los que se puso a la ciudadanía? ¿los pronósticos del tiempo no hacían prever el desastre que se vino encima o no se insistió lo suficiente a la ciudadanía en términos coloquiales? ¿seguirán incólumes todos los funcionarios de la ciudad –y de los estados en los que hubo desastres similares?– o ¿habrá despidos y responsabilidad fincada?

Cuando el Invierno aún nos arropa y la nieve ronda desde el Ajusco y otros lugares cercanos, ¿tendremos con la Primavera un Tiempo de silencio, Tiempo benigno? (Editorial Glifo 2009, Hermosillo Sonora).

Así lo espera al menos la poeta Gloria del Yaqui, Gloria Barragán Rosas, a través de su libro de ese nombre dividido en tres partes, “Las mordidas del silencio”, una ventana abierta y el fruto de la higuera y en el que el tiempo tiene una dimensión diferente a la de los remolinos que nos envolvieron la segunda semana de marzo.

Esa dimensión se manifiesta en recuerdos, nostalgia, en espera, en homenaje y  fe. Profundo es el largo poema que la activista de la lectura en aquel estado norteño, funcionaria de la biblioteca central y crítica del gobierno estatal por el abusivo despido de centenares de trabajadores, dedica al poeta mayor de esa entidad Abigael Bohórquez.

Sentido también es el que dedica a las niñas indígenas de la tribu Yaquí, para que no se dejen robar su identidad y costumbres. Las alerta, porque

Un tiempo amenazante y tenebroso

nos maltrata

nos acorrala en oficinas y en la calle

sin manos, ojos, ni memoria.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

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