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Teresa Gil

Intromisión. Con la iglesia hemos topado

Libros de ayer y hoy

El Secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolin, se metió con toda confianza en  nuestra vida interna en su reciente viaje. Hizo lo mismo que el nuncio Franco Coppola que fue recientemente a la Aguililla y criticó a los gobiernos “por su dejadez” y ausencia ante la amenaza del crimen.

El descaro de muchos extranjeros que transitan o están representados en nuestro país, llega a la intromisión y a un acto violatorio de nuestra soberanía puesto que en el caso mencionado ambos son representantes de un estado.

Y vemos constantemente la intromisión de  organismos, como la ONU por ejemplo, cosa que no hemos visto en ella, en los desmanes de Estados Unidos con muchas acciones, unas de ellas su actitud ante Cuba y Venezuela.

También  estuvo muy a gusto la vicepresidenta Kamala Harris recibiendo quejas de mexicanos vendepatrias que le pedían su intervención. Y el propio Luis Almagro  de la OEA que quería venir a darnos lecciones de comportamiento electoral en  los pasados comicios.

México es el patito feo de esos que quieren fortalecerse a nuestra costa. Ya es hora que se les ponga freno. El caso de la iglesia católica es peor cuando le conviene porque recientemente se quedó callada cuando varios de sus sacerdotes estuvieron llamando ilegal y descaradamente a votar por la oposición. Ni el INE respingó.

Parolin vino a Yucatán a ungir a un nuncio mexicano, ¿Por qué no lo hizo en sus suntuosos palacios vaticanos como suelen hacerlo?  Ya sabemos porqué. Quería intervenir.

Descienden católicos y aumentan evangélicos y agnósticos

Según el INEGi, es espectacular  el descenso que tuvo la iglesia católica en el censo del 2020, al bajar a 77.7 el número de los que se dicen católicos. De aquel 99 por ciento que presumía esa religión  en  1910, pese al golpe que significó las leyes de Reforma, el descenso se ha estado dando paulatinamente, no obstante repuntes que se presentaron en la Cristiada y en 1950; de ahí en adelante el porcentaje va en caída.

Hay alrededor de 15 iglesias formales que profesan creencias diferentes y que se extienden incluso a ciertas razas que viven en el país, mientras el número de no creyentes y de personas que carecen de religión ha aumentado. Los de sin religión fluctúan en su crecimiento, entre  4.7 y 8.1 por ciento. Las sectas e iglesias  como las que se crearon después de la Reforma de Lutero, florecen sobre todo en las capitales, en tanto que en el medio rural  se dividen entre católicos y evangélicos. 

En un excelente reportaje publicado por la revista Nexos el primero de febrero de este año, seis días después de que el INEGI dio a conocer datos sobre el censo 2020, se plantea  el cambio ocurrido en las religiones con gráficas y todo, desde el censo de 2010, cuando  de 4 mil 328 asociaciones religiosas  arribaron  a 7 mil 688 según los  últimos datos. Recomiendo dicho reportaje que quizá levantaría el ánimo al señor Aguilar Camín  y dejaría de andar “pendejeando” a diestra y siniestra a los de arriba.

Defienden católicos al Quijote. Él dijo: “¡con la iglesia hemos dado!”

La  frase “Con  la iglesia hemos topado” es esquemática y se aplica no solo para referirse a un sector religioso, sino ante un obstáculo que se presenta en el camino. Pero los católicos españoles, que los hay de  golpes en el pecho constante, sostienen  que la frase que se le atribuye al Quijote no la puso Cervantes, sino que la frase que  aparece en el capítulo noveno segunda parte, es “con la iglesia hemos dado”.

Dicha frase ha  sido causa de muchos dislates y discusiones a lo largo de los siglos y sesudos cervantistas se reúnen a menudo para actualizar la situación. Pero a los agnósticos, a los renegados de esa iglesia, a los bromistas, les vale. Hay incluso obras que se llaman así.

Si uno revisa los diccionarios, la palabra más adecuada  (sin que le leamos la plana al señor Cervantes que nada menos fue el que fijó nuestro idioma), es topado, según esos concentradores de definiciones, topar es chocar una cosa con otra, encontrar casualmente,  tropezar o encontrar algún obstáculo o dificultad.

En cambio el verbo dar que es el que se usa en dado, es donar, entregar, incurrir en algo o quizá se basó don Miguel en la definición  que más se acerca a su palabra: “considerar algún estado o suponer o declarar”. El caso es que los católicos que se hacen  patos con las muchas críticas que hace el señor Cervantes, pelean la originalidad de la frase porque en ello se les van muchas cosas, Y lo hemos visto a lo largo de los tiempos en México.

Pleito por un verbo, en una frase que ya es universal

Para los efectos mencionados arriba en la primera parte, el uso en México y en cualquier lugar del mundo, de los dos verbos, tiene el  mismo sentido. Topar o dar con esa institución  tan controvertida siempre tiene sus resultados.

De acuerdo al capítulo mencionado arriba, Don Quijote y su escudero Sancho viajaban en la noche hacia Toboso en busca de un alcázar, castillo fortificado que a veces tiene murallas. En la oscuridad toparon con un cementerio y al ver una sombra, el loco genial pensó que era el castillo donde vivía su amada Dulcinea y “Dio con un bulto que hacía la sombra y vio una gran torre y luego conoció que el tal edificio no era el alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo:


“–CON LA IGLESIA HEMOS DADO, SANCHO”


Teresa de Jesús Gil Gálvez

Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.

Colaboradora desde enero de 2017.


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