Con el objetivo de analizar las estrategias de otros países para lograr cambios sociales y políticos pacíficos, la organización civil Servicios para una Educación Alternativa (Educa) realizó el lunes 2 de agosto el “Coloquio no violencia y opciones de cambio pacífico en Oaxaca”, desarrollado en la Casa de la Ciudad.
Sin embargo, lo que se preveía como un espacio de reflexión y propuestas para una mejor convivencia social se convirtió en una exposición de la violencia que impera en el país, que sólo será contenida mediante la participación ciudadana.
La presentadora Ana María García, de Educa, advirtió que a raíz del conflicto político-social del 2006 las organizaciones sociales han sido criminalizadas en Oaxaca.
Y los oradores Pietro Ameglio Patella, Gustavo Esteva, y Verónica Pelicaric disertaron durante 20 minutos cada uno sobre su visión social y política de México.
Desobediencia civil, propone Esteva
El escritor mexicano Gustavo Esteva, colaborador del periódico La Jornada e impulsor de la obra del vienés Iván Ilich, basó su reflexión en premisas del hindú Mahatma Gandhi: “la no violencia como mejor medio para un fin”.
“Si eres débil pelea, pero si eres el fuerte usa la no violencia”, planteó el ex asesor del zapatismo en alusión al convencimiento de Gandhi de que sus millones de compatriotas eran más fuertes que los miles de soldados ingleses, a los que al final expulsó de su país.
Autor de numerosos libros y ensayos sobre economía, antropología cultural, filosofía y educación, Esteva advirtió que el ayuno de Gandhi era una “apelación moral” al otro, que se convirtió en huelga de hambre y una forma de chantaje para imponer sus pretensiones.
Sin embargo, Esteva fue más allá y planteó la no violencia como un fin en sí mismo: 1.- Criticó al Estado nacional como régimen político con monopolio de la violencia legítima de la policía y el Ejército. Comentó que los zapatistas se levantaron en armas, en busca de un cambio social, porque no tenían nada que perder y sí mucho que ganar con al menos llamar la atención nacional y mundial. “Los zapatistas no buscaban puestos públicos o políticos, porque estaban dispuestos a morir, pero también a matar”, explicó.
2.- En alusión a Maquiavelo, consideró que la separación de medios y fines nunca debe hacerse si los fines son superiores.
3.- Y criticó el ‘colgarse’ de una utopía a futuro, a fin de suprimir las relaciones crueles y violentas. “Si uno es el fuerte la violencia es innecesaria, si uno es el débil la violencia es suicida”, afirmó.
No obstante, el cronista del levantamiento popular oaxaqueño consideró aceptable el uso de la fuerza para evitar que un niño cruce una calle ante el riesgo de ser atropellado. “No es lo mismo el terrorismo de Estado de Ulises, que una madre defendiendo a su hijo o una persona en una barricada”, explicó.
“Estamos expuestos a una violencia feroz todos los días. El 2006 fue un horror de violencia y no ha dejado de haberla. Y los próximos seis meses pueden ser peores”, estimó el también articulista de revistas mexicanas y extranjeras.
En este sentido, puso como ejemplo el caso de San Juan Copala, donde “hay un intento de liquidar al municipio autónomo, si hay una masacre incluso, para que el 1 de diciembre no haya nada que negociar”.
“Hay un estado de excepción, se ha desmantelado todo el estado de derecho, estatal y nacional; (las autoridades) se valen de distintos pretextos, sin argumentos éticos, históricos y políticos”, agregó.
No obstante, ante esta situación consideró que “hay decisiones que podemos tomar, sin provocaciones. Incluso dar la vida sin recurrir a la violencia. Hay ira acumulada en la gente, y hay que saber expresarla y reflexionar con seriedad. Y parece que no nos queda otra que una desobediencia civil articulada, como acto colectivo de supremo valor, pero sin violencia”.
Y planteó un principio zapatista: “Avanzar al paso del más lento. No se trata de llegar antes y primero, sino todos a tiempo, para poder sobrevivir estos cuatro meses temibles que se avecinan”, dijo.
Alzar la voz, plantea Ameglio
Para Pietro Ameglio Patella, uruguayo nacionalizado mexicano e integrante del Colectivo “Pensar en Voz Alta”, proponer cambios sociales y políticos implica partir del ‘principio de realidad’, para definir estrategias y prácticas de lucha.
Inspirado en Gandhi y los zapatistas “como culturas, no como personas”, el maestro en Historia Contemporánea y activista del movimiento latinoamericano Servicio Paz y Justicia (Serpaj), refirió que hace tres años hubo esperanzas de cambio nacional por tres movimientos de desobediencia civil: el zapatismo en Chiapas; Oaxaca y sus alcaldías; y la toma de Reforma, en la ciudad de México. “Los tres movimientos con gobiernos paralelos al régimen central”, advirtió.
Sin embargo, en alusión al planteamiento de desobediencia civil de Esteva, consideró necesario un programa constructivo de resistencia social.
Mencionó que actualmente se libran varias luchas sociales aisladas en el país, como el rechazo a la presa La Parota, en Guerrero; la oposición similar a la presa El Paso de la Reyna y el conflicto triqui, en Oaxaca; así como el caso Atenco y la extinción del Sindicato Mexicano de Electricistas.
En este sentido, advirtió que falta unidad entre los ideales de estas luchas, debido a que la “reserva moral” (intelectuales, líderes sociales, etcétera) del país se ha mantenido al margen de las mismas y “está dejando crecer la inhumanidad y la guerra”.
“¿Qué pasa con los obispos, el rector de la UNAM? No hay acción, ni moral”, enfatizó el activista con experiencias noviolentas en zonas de guerra en México y Bosnia.
“Hay miedo y hasta terror. Hemos perdido la calle que a la humanidad le costó milenios ganar. Y una gran arma contra eso es la activación de la reserva moral, y no se está dando”, dijo.
Participación ciudadana es la clave, dice Pelicaric
La terapeuta Verónica Pelicaric, de origen croata, nacida en Roma pero de nacionalidad canadiense, llamó a la población mexicana a hacer un “compromiso con la noviolencia”, título del libro en el que comparte créditos con Teresa Uriza.
Licenciada en Filosofía y Letras, Pelicaric citó en su peculiar acento argentino –dada su formación en este país latinoamericano– la obra del monje vietnamita Thich Nhat Hanh, uno de los grandes maestros espirituales de nuestro tiempo, y advirtió la resistencia al cambio común en la sociedad.
Refirió que como coordinadora internacional de Pace e Bene (paz y bien para todos, en italiano) Servicio de no violencia presenció como en el 2001 la bancarrota del gobierno argentino, que restringió a la población la disposición de sus ahorros bancarios, entre otras medidas, pudo desembocar en una guerra civil.
Sin embargo, dijo, la organización de asambleas populares en los municipios dio pie a la democracia participativa y a una forma de liberación ante la crisis que estaban padeciendo.
En este sentido, indicó, “cada idiosincrasia debe generar un modelo (de cambio) con raíces en su historia”.
Asimismo, mencionó la obra del economista inglés Kenneth Boulding, quien define tres clases de poder: el amenazador, destructivo por naturaleza y usado sobre todo en política; el económico, basado en producir e intercambiar; y el integrador, basado en el amor y considerado por Pelicaric como necesario en esta sociedad.
La activista consideró que los gobiernos fomentan el miedo no sólo personal, sino social, el cual fermentan y manipulan, para romper el tejido solidario, intimidar, paralizar, que la gente obedezca y sea pasiva.
Ante ello, exhortó a la participación ciudadana para impulsar los cambios sociales que se requieren para el bienestar común.
Actualmente, dijo, hay dos millones de movimientos proderechos humanos en el mundo.
Pelicaric ha entrenado a personas en Canadá, Estados Unidos, Haití, Colombia, Venezuela, Australia, Inglaterra y Argentina. Con Teresa Uriza inició un programa de Noviolencia en una escuela en Rosario, Argentina, que ha tenido gran repercusión y es respaldada por el Ministerio de Educación y Cultura.
El Coloquio Noviolencia fue convocado por Servicios para una Educación Alternativa EDUCA, Comunidades Eclesiales de Base, Comité de Liberación 25 de Noviembre, Hermanas Misioneras de Oaxaca, Misioneros Maryknoll, y la Organización de Agricultores Biológicos.