Al medio día de este martes una mujer triqui fue violada por cuatro hombres, y una más recibió un disparo cerca del hombro al intentar escapar, denunciaron las mujeres en resistencia de la zona triqui de San Juan Copala, que desde hace 27 días mantienen un plantón en el Zócalo de la Ciudad de Oaxaca.
Y es que la violencia no termina, las mujeres siguen siendo el botín de guerra entre la disputa que las organizaciones sociales hacen de San Juan Copala.
Natalia Cruz Bautista, de 42 años de edad, fue violada por Julio César Martínez, Antonio Cruz García, alías “El Pájaro”; Domingo Ramírez García y Mauro Vásquez, como parte de una venganza porque la compañera estuvo en la caravana en la que asesinaron a la activista Bety Cariño y Jiry Jaakkola en abril pasado, señalaron.
Cruz Bautista identificó a los autores materiales de este ataque, dijo Mariana Flores, una indígena triqui que se ha convertido en la voz de la veintena de mujeres que mantienen un plantón indefinido frente al Museo del Palacio.
En enero del 2007, la agencia de San Juan Copala se declaró municipio autónomo, afín al Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente (MULTI) y la disputa con las otras dos organizaciones, la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) y el MULT que dirige Heriberto Pazos Ortiz, se recrudeció.
En lo que va del año suman más de 20 personas asesinadas, los servicios básicos fueron suspendidos en San Juan Copala y sólo se puede ingresar o salir de ahí caminando entre veredas.
Como los pobladores de Copala consideran que no hay condiciones para salir, tanto Natalia como Francisca permanecen ahí a pesar de la gravedad de sus heridas.
Quizá por la noche o la madrugada sean trasladadas a algún lugar para recibir atención, ya que en el municipio autónomo no hay médico particular ni institución pública de salud que ofrezca sus servicios.
Por la escasez de alimentos, Natalia y Francisca de Jesús García, de 45 años de edad, habían salido a Santiago Juxtlahuaca a comprar, pero al volver fueron agredidas.
“Natalia fue violada y golpeada, la desnudaron y cuando Francisca intentaba escapar fue herida por una bala que le tocó abajo del hombro”.
Mariana Flores detalló que la agresión ocurrió a unos cuatro kilómetros de Copala, cerca de La Sabana, el paraje donde fueron asesinados la activista Beatriz Cariño y el finlandés Jiry Jaakola el 27 de abril pasado, cuando intentaban llevar víveres en una primera caravana humanitaria.
Por ser ese territorio de militantes de la Ubisort, Mariana Flores responsabilizó de la agresión a esa organización que consideran también asesinó a los dos activistas y preguntó al gobernador Ulises Ruiz Ortiz:
“¿Hasta cuándo el Gobierno va a permitir que haya paz, hasta cuándo va a permitir que haya mujeres agredidas, violadas o asesinadas?”.
La violación tumultuaria que sufrió Natalia se suma a una larga lista de agresiones similares que no suelen denunciarse “por las costumbres de los pueblos, de nuestra cultura, a las mujeres les da miedo decir lo que les pasa”, explicó Reyna Martínez, otra mujer que también participa en el plantón del zócalo.
En ese plantón participa Josefina Martínez, la hija de Natalia, quien además del dolor que siente por la violación tumultuaria que enfrentó su madre, teme por sus tres pequeños que se quedaron al cuidado de ella: Norma de 9 años, Imelda de 7 y Fredy de 5 años.
“No saben cómo están sus hijos. Ella (Josefina) quiere ir, pero lo vamos a valorar porque la situación en la comunidad está muy difícil”, explicó Mariana Flores a manera de traductora porque Josefina, como muchas mujeres de Copala, no habla español, mucho menos han asistido a la escuela o tienen poder de decisión.