Fuerte y claro sonó el Grito de “¡Viva México!, ¡Viva Oaxaca!” coreado por las miles de almas que la noche de este miércoles 15 de septiembre se dieron cita en el corazón de la ciudad para conmemorar el bicentenario del inicio de la Independencia de México.
Sonriente, el gobernador Ulises Ruiz Ortiz llegó minutos antes de las 22:00 horas al Museo del Palacio, donde ya era esperado por los invitados especiales al festejo, la mayoría funcionarios de su administración, así como los titulares de los poderes Legislativo y Judicial, Herminio Cuevas Chávez y Anuar Mafud Mafud, respectivamente. Todos de traje.
La comitiva gubernamental entró al edificio del siglo XIX reconstruido en 1832, encabezada por el secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Eviel Pérez Magaña, quien pese a la derrotada electoral con aire de triunfo y una sonrisa en el rostro saludó de mano a los presentes.
Atrás ya venía el Gobernador acompañado del diputado local electo Martín Vásquez Villanueva, el aún legislador Antonio Amaro Cansino, y el secretario de Finanzas, Miguel Ángel Ortega Habib, entre otros priistas.
El verde, blanco y rojo de la Bandera Nacional armonizaron el recinto dispuesto con mesas adornadas con papel picado como mantel, dos columnas coronadas por flores y dos pantallas gigantes.
En la puerta de Bustamante, único acceso dispuesto por motivos de seguridad, edecanes vestidas de tehuanas y mareñas daban la bienvenida a los concurrentes mientras una marimba istmeña ponía el toque musical.
Por el salón desfilaban bellas mujeres, la mayoría jóvenes con minifalda, que se paseaban ansiosas de un lado a otro en espera de que diera inicio la ceremonia.
Ahí estaban la regidora de Industria y Comercio, María Elizabeth Acosta López, quien para no perder el estilo portó un traje sastre sobrio; y la ex procuradora de Justicia, Patricia Villanueva Abrajam, quien modernizó su atuendo luciendo un huipil istmeño y pantalón negro con un listón verde en la cintura.
Más tarde llegó la diputada priista Claudia Silva Fernández, quien eligió un vestido morado corto.
Ahí estaban también el secretario general de Gobierno, Evencio Nicolás Martínez Ramírez; el secretario de Cultura, Andrés Webster Henestrosa; el encargado de Turismo, Óscar López Palacios, y hasta el rector de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), Rafael Torres Valdez.
Además, el presidente en la entidad de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Jesús Martín Fernández; el legislador federal Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva; y los González Illescas: Rodrigo, el hijo, regidor de Contraloría; y Jorge, el padre, coordinador de lo que queda de las Unidades Móviles para el Desarrollo.
Tampoco faltó el concejal de Municipios conurbanos, Raymundo Pacheco Jarquín, comerciante de oficio que en otros tiempos defendió férreamente a su gremio de los embates de los vendedores ambulantes.
Sentaditos y bien portados esperaban también el presidente de la Asociación Estatal de Padres de Familia (AEPF), Efraín Morales Sánchez; el académico en Tlaxcala y a la vez consejero del Instituto Estatal de Acceso a la Información Pública (IEAIP), Raúl Ávila Ortiz, además de Benjamín Fernández Pichardo, director general del periódico El Imparcial, como único representante de los editores de diarios de circulación estatal.
Las aguas frescas de jamaica, horchata y limón comenzaron a ser repartidas entre los comensales, mientras el Gobernador se disponía a recibir el Lábaro Patrio de manos de la escolta militar que momentos antes lo recibió a su vez del encargado de la presidencia municipal, Irineo Pablo Calderón González, quien fue escoltado por los concejales Ana Luisa Zorrilla Moreno, de Ecología; Eduardo Castillo González, de Seguridad; Alondra Guadalupe Baigts Prieto, de Grupos Vulnerables; Catalina Cruz Leyva, de Turismo; María de los Ángeles Becerra Jacinto, de Educación; y Juana Matilde García Vásquez, de Espectáculos.
“¡Viva la Independencia de México!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Allende!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva La Corregidora… Josefa Ortiz de Domínguez!, ¡Vivan los Héroes que nos dieron Patria y Libertad!, ¡Viva México!, ¡Viva Oaxaca!, ¡Vivan los 200 años de Independencia!, ¡Viva México!, ¡Viva México!, ¡Viva México!”, gritó entonces el Mandatario estatal desde al balcón del ex Palacio de Gobierno.
Afuera los juegos pirotécnicos. Adentro, el mariachi “Los Príncipes” coronó la celebración con el tema “¡Viva México!”.
Bulmaro Rito Salinas, coordinador del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado (Coplade); el legislador federal Heliodoro Díaz Escárraga, y Genaro Vásquez Colmenares, consejero presidente del IEAIP, eran los más entusiastas.
Tampoco faltaron el presidente municipal con licencia y diputado plurinominal electo, José Antonio Hernández Fraguas; el director general del Instituto Estatal de Educación Pública (IEEPO), Abel Trejo González, y su antecesor, Emilio Mendoza Kaplan.
Para entonces ya eran servidos los antojitos típicos preparados para la ocasión: molotitos, garnachitas, tamalitos, pambacitos, taquitos. Todo en chiquito, resultado de la austeridad impuesta después del gasto enorme que representaron las elecciones del 4 de julio pasado, claro todo a costillas del erario.
Tan diminutos eran los antojitos que resultaban insuficientes para satisfacer el apetito de los invitados, además de que muy pronto se acabaron. Signos de la austeridad impuesta.
“Ya ni para cena alcanzó”, comentó una reportera que atestiguara las antiguas comilonas y banquetes ofrecidos en años anteriores por los gobernantes en turno.
De tomar hubo vino, mezcal, tequila, ron y whisky, aunque pronto se acabó, pero gustosos le entraron Bulmaro Rito y su inseparable sobrino Dónovan Rito García, quien luego de un infructuoso intento de ser presidente municipal de su natal Tehuantepec, siempre con el apoyo de su tío, retomó su puesto en la Comisión Estatal del Deporte.
“¡Ya vámonos papi!” le reclamó una niña al titular del Coplade que con rostro inexpresivo asentó con la cabeza. “¿Diez minutos?”, lo cuestionó la pequeña que con esperanza salió al corredor del Museo a reencontrarse con su madre.
Así, entre copa y copa, los priistas y sus familiares brindaron por el último Grito ulisista y el próximo fin de un sexenio enmarcado en aires de libertad.