Quiero felicitar a Abundio Núñez por la reciente apertura del portal www.e-oaxaca.mx. Estoy seguro que la aventura que ahora emprende enriquecerá el mosaico de posibilidades informativas y de opinión de Oaxaca. Sobre todo, agradezco su invitación para colaborar semanalmente en este espacio.
Ruta Crítica inicia su andar bajo la convicción de que la expresión de las ideas se abre paso, día a día, no obstante los obstáculos que desde los diferentes poderes se interponen y que, con la misma frecuencia, contradicen los discursos de nuestra clase política.
Si vale la metáfora, como un río cuyas vastas aguas es imposible detener a pesar de los diques que se instalen en su camino. El raudal siempre encontrará su cauce natural.
No nos podemos llamar a engaño: Oaxaca es uno de los estados con más casos documentados de ataques a la libertad de expresión.
Las recomendaciones de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos de Oaxaca son letra muerta, e incluso puede afirmarse que se encuentra en tal estado de debilidad ante el poder del gobierno que con su proceder cotidiano alienta la prolongación de esta vertiente de la antidemocracia oaxaqueña.
Ruta Crítica quiere contribuir al diálogo desde una visión responsable y crítica. Y asume el compromiso con las mejores causas de los habitantes de este enorme y complejo estado.
Por ejemplo, en temas tan relevantes y actuales como la protección civil, cuya dependencia responsable en el gobierno se quedó desde el pasado viernes sin presupuesto para socorrer a los miles de oaxaqueños damnificados por los torrenciales aguaceros del último mes.
De acuerdo con la cuenta pública julio-agosto 2010, que presentó el gobernador Ulises Ruiz Ortiz al Congreso del Estado, este año se han invertido 54 millones 556 mil 875 pesos para la salvaguarda del estado contra fenómenos naturales.
Y sólo para el Programa de Apoyo a Contingencias Climatológicas se destinaron, según consigna el documento, 50 millones 997 mil pesos.
No se explica, entonces, lo que elementos del Instituto Estatal de Protección Civil dieron a conocer la semana pasada, que desde el 1 de octubre la cocina dejó de funcionar y que se les pidieron ir a comer a sus casas, pero sin descuidar las llamadas de auxilio de la población.
Y menos lo que sus superiores informaron al jefe operativo, César Narváez Jarquín, que “el viernes 8 se acababa el presupuesto”.
El instituto es la primera línea de acción contra los desastres provocados por la temporada de lluvias y es donde se prueba si Oaxaca, o mejor dicho, si el Gobierno del Estado está preparado para enfrentar los embates de la naturaleza.
Si leemos los reportes diarios en la prensa estatal sobre los reclamos ciudadanos por falta de atención a sus llamados de auxilio, la respuesta es no.
Pero acostumbrado a ocultar la información que lo evidencia, la administración estatal emitió el sábado un comunicado de prensa en el que asegura que “continúa llevando ayuda a las personas que resultaron afectadas por las intensas lluvias que cayeron en los últimos meses”.
¿Cómo le hace si el Instituto ya no tiene recursos y apenas cuenta con siete vehículos, de los cuales cuatro están en mal estado?
¿Alguien sabe para qué sirvieron esos casi 51 millones de pesos del Programa de Apoyo a Contingencias Climatológicas?
Habrá que dejarlo a la imaginación, pues la transparencia no parece ser uno de los fuertes del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz.
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