MÉXICO, DF, noviembre 9.- El autor del atentado contra el papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, el turco Mehmet Alí Agca, acusó al propio Vaticano de estar detrás del fallido magnicidio.
En declaraciones a la televisión pública turca TRT, Agca culpó al entonces prosecretario de Estado del Vaticano, Agustino Casaroli, de haber sido el cerebro que supuestamente orquestó el asesinato del Papa.
Agca hirió de bala a Juan Pablo II en la mano, brazo y abdomen cuando el Papa viajaba en un vehículo abierto en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
“Definitivamente, el gobierno del Vaticano estuvo detrás del intento de asesinato (del Papa). El cardenal Agustino Casaroli, el segundo hombre en el Vaticano, decidió esto”, declaró Agca.
Luego insistió en que el encargo de atentar contra Juan Pablo II procedió del cardenal Casaroli, quien supuestamente dio la orden de ejecutarlo a través de un agente del Vaticano que identificó como el “Padre Michele”.
“Hice prácticas para el ataque junto con el Padre Michele y otro agente del Vaticano. Me reuní varias veces con él e incluso fuimos a la Plaza de San Pedro para planear el atentado”, reveló Agca.
La entrevista de Agca coincide con la inminente publicación de un libro de memorias sobre su vida, en el que el autor adelantó que revelaría todos los detalles de lo sucedido en el ataque a Karol Wojtyla en 1981.
Frente a las cámaras de la televisión pública turca, Agca agregó que ni la CIA estadunidense ni el KGB soviético ni ningún otro poder conspiró contra el Papa de origen polaco, aunque aseguró que se creó la pista soviético-búlgara para ayudar a hundir a la entonces Unión Soviética.
También destacó que durante su encuentro de 22 minutos en la cárcel en Italia con Juan Pablo II, en diciembre de 1983, éste no le preguntó nada sobre la autoría del atentado, porque según Agca, el jefe de la Iglesia católica “sabía muy bien que el Vaticano estaba detrás de ello”.
Agca, de 52 años, pasó 19 años en una cárcel de Italia antes de que el entonces presidente Carlo Azegli Ciampi lo indultara en junio de 2000, pero fue entregado a Turquía, donde le esperaba condena perpetua por varios delitos cometidos cuando era miembro del grupo ultraderechista Lobos Grises.
Además fue hallado culpable de asesinar en febrero de 1979 en Estambul a Abdi Ipekci, editor del periódico de izquierda de gran tirada Milliyet.
Sin embargo, luego de cumplir seis meses de cárcel, logró fugarse con la ayuda de un activista de los Lobos Grises y juntos fueron a Bulgaria, entonces una de las bases de operaciones de la mafia turca.
El 18 de enero pasado fue puesto en libertad de una cárcel próxima a Ankara, pese a que debería haber permanecido preso, al menos hasta 2017, y fue declarado incapacitado para cumplir el servicio militar, luego de ser considerado mentalmente inestable.