El deterioro y parcelarización de la tierra, los altos precios de los fertilizantes, falta de investigaciones locales para el mejoramiento de semillas, el cambio climático y la crisis global junto con el cambio del uso y destino de los granos para biocombustibles en el ámbito internacional, así como el bajo rendimiento productivo local son las principales causas por las que la sociedad oaxaqueña vive en una situación cada vez más difícil de alimentación.
Paralelamente, la deforestación y erosión por el indebido manejo agrícola, el sobrepastoreo en algunas regiones, la contaminación de los mantos acuíferos por la falta de planeación sobre el manejo de los residuos sólidos y líquidos ante la acelerada urbanización de los distritos judiciales y rentísticos, así como algunas cabeceras municipales que están pasando por un proceso de crecimiento y concentración demográfica, la escasez de lluvias y la falta de infraestructura para su retención, están agotando el agua para uso doméstico y para las actividades agropecuarias.
Existen localidades en el estado donde las familias optimizan el vital líquido, en otras donde lo compran y en muchas aún no existen políticas municipales para satisfacer este servicio.
El maíz en harina y luego en tortilla es la principal fuente de calorías para las familias mexicanas proveyendo cerca del 50 por ciento de las calorías consumidas diariamente por una persona en el país.
Es por esta razón que aunque los precios de este producto se eleven las personas [al menos en nuestro país] lo tienen que comprar.
Algunos estudios indican que para las familias con menor nivel de ingresos, la tortilla llega a representar hasta 65 por ciento de la ingesta diaria, esto porque no les alcanza para comprar otros alimentos y consumen en mayor proporción la tortilla que cualquier otro alimento.
A nivel país el maíz se siembra a lo largo del año bajo las diversas condiciones agroclimáticas, bajo regímenes de humedad de temporal y de riego; sin embargo, en las montañas y valles de Oaxaca los cultivos solamente son de temporal, esto debido a que no cuentan con la disponibilidad de agua suficiente.
Como se muestra en los gráficos anteriores de un estudio realizado en la Mixteca alta de Oaxaca, las familias no son autosuficientes en granos básicos, como consecuencia de ello se manifiesta la inseguridad y pobreza alimentaria; ya que las personas tienen que comprar este básico en las tiendas de Diconsa en ocasiones en malas condiciones, en primera es un producto importado de baja calidad y segundo porque cuando en las tiendas se está acabando el maíz, está quebrado o apolillado, pero no tienen alternativa, más vale llevar algo al estomago.
Cuantitativamente se demuestra que solamente el 3.49 por ciento de las familias que no tienen el PESA [Programa FAO-Sagarpa] dispone de maíz durante todo el año, mientras que para las personas que tienen el apoyo disponen de maíz durante todo el año únicamente 4.35 por ciento de las familias.
Como en este municipio, son varios en el estado los que viven en inseguridad alimentaria. A decir de Felipe Torres (1), de los 570 municipios en Oaxaca 287 presentan inseguridad alimentaria extrema, 239 inseguridad alimentaria marcada, 36 con inseguridad alimentaria moderada, sólo siete presentan seguridad alimentaria, y únicamente un municipio presenta máxima seguridad alimentaria.
El gráfico es inteligible en este sentido, pues tomando como referencia el mes de diciembre la tendencia del porcentaje de familias que disponen del cereal es descendente hasta el mes de septiembre del año siguiente, esto para las personas que no tienen el apoyo.
Para la otra categoría es descendente hasta el mes de octubre; esto significa que la producción es baja, lo que combinado con las condiciones climáticas y la falta de fertilidad del suelo hace que –la tierra ya no quiera dar– algunas personas dejen de sembrar debido a que el precio de cultivar es más elevado que si lo compran.
Los meses en que un mayor porcentaje de familias disponen de maíz es en diciembre, debido a que es el mes en que la mayoría de las personas cosechan dicho producto; sin embargo, al siguiente mes, que es enero, el porcentaje de familias disminuye significativamente, aproximadamente en un 10 por ciento.
Esto significa que dentro del 10 por ciento hay personas que no les dura el maíz ni un mes. También la tendencia en la seguridad del grano es entre diciembre-abril en la mayoría, esto es ponderable para el Estado de Oaxaca, si acaso con algunas excepciones muy marcadas.
Con respecto al agua, la mayoría no cuenta con el vital líquido todo el año en las dos categorías, solamente un 22.45% y un 19.35% de las familias sin PESA y con PESA, respectivamente, cuentan con agua todo el año.
Esto sin considerar cantidades para riego, sino únicamente para consumo del hogar; de aquí la importancia de políticas públicas enfocadas a una seguridad alimentaria y del agua. Sin estos la especie humana aquí y en el mundo ya no podrán vivir.
Por ello, los gobiernos del estado y de la Federación deberán dar un giro a los ramos y fondos destinados al desarrollo.
Más que grandes obras que escondan la pobreza alimentaria a nivel de municipios y localidades, debemos diseñar programas y acciones tendientes a garantizar lo primero, que en este caso son los alimentos básicos y el agua.
(*) Profesor-investigador del Instituto Tecnólogico Superior de San Miguel el Grande, Oaxaca.
(**) Fuente: Elaboración propia a partir de gráfico 19 y 28 (pp.72 y 89) Hoover Aparicio, “Impacto del proyecto estratégico para la seguridad alimentaria (PESA). Un estudio comparativo de la situación de desnutrición y pobreza alimentaria en San Cristóbal, Amoltepec”, Tlaxiaco, Oaxaca, ITSMIGRA, 2010.