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Oaxaca: la necesidad de resultados

La aprehensión del ex coordinador de Transporte de la pasada administración, Gonzalo Ruiz Cerón, ocurrida en días pasados, acusado de corrupción en el otorgamiento de miles de concesiones, se podría leer como un buen mensaje de que la ley se va a aplicar.

Pero este sólo es un hecho aislado, puesto que las declaraciones respecto a las responsabilidades de otros funcionarios y sobre las investigaciones en curso son solamente eso, declaraciones para los medios y nada más.

El cumplimiento de las promesas de campaña en acciones concretas resulta sumamente importante para la construcción de la confianza ciudadana en la autoridad, en las instituciones y en la legalidad.

La legitimidad del gobierno estatal no depende únicamente del triunfo en las urnas, que fue claro y contundente, sino también de las acciones que realice para refrendar el respaldo de la población hacia una figura en la cual se han centrado las esperanzas de cambio.

En Oaxaca hace falta mucho por hacer. Sin ir más atrás (que desde luego sería lo más saludable), del 2006 en adelante se tiene suficiente material para emprender acciones de combate a la impunidad.

Los actos delincuenciales ocurridos en esta etapa se encuentran contenidos y documentados de manera muy amplia en la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en donde también se definen responsabilidades sobre los hechos ocurridos. Por tanto, hay suficiente investigación.

Las señales contundentes en el corto plazo son necesarias debido a que, aún cuando el periodo del actual gobierno estatal es relativamente nuevo, en la temporalidad electoral se podría ubicar como si ya estuviera de salida, puesto que siempre existen elecciones en puerta propiciando realineamientos de grupos en todo el país.

Para ensayos y errores, seis meses fueron suficientes y el viraje para hacer un buen gobierno resulta saludable.

No hay que perder de vista que tenemos encima la sombra del 2012 y una de sus antesalas más importantes serán las elecciones del próximo 3 de julio en el Estado de México.

Lo que se haga o se deje de hacer en Oaxaca en estos momentos será determinante para los siguientes reposicionamientos políticos, puesto que una buena parte de los ciudadanos de todo el país están más atentos de las acciones de los gobiernos y desean conocer hechos concretos que le permitan orientar su decisión en el momento de emitir su voto.

Las estrategias del marketing electoral, limitadas a frases hechas e imágenes vacías, así como los millonarios despilfarros que se realizan en ese rubro resultan cada vez menos funcionales.

Tampoco es necesario dilapidar recursos en propaganda gubernamental en el sentido de que se están emprendiendo cambios históricos, que muy poca gente cree, ya que las expectativas se centran en los resultados y estos deben ser contundentes y puntuales.

Las acciones concretas son importantes para incentivar entre los ciudadanos la idea de que el gobierno del cambio está tomando las riendas de lo que le corresponde hacer, después de seis meses de titubeos e indecisiones.

De que efectivamente se trata de un gobierno que puede responder a las expectativas de cambio y de que está dispuesto a tomar distancia de las presiones de los grupos de poder.

Por tanto, quienes conducen el gobierno estatal deben tener claridad que las repercusiones de sus actos no se limitan al ámbito local, sino que tendrán incidencias en la política nacional.

Es en el espacio de los ciudadanos de todo el país en donde se deliberará el cumplimiento de las responsabilidades de los funcionarios locales, de sus alcances y de sus omisiones, se trate de Oaxaca, Puebla o Sinaloa.

Entre las corrientes de ciudadanos, cada vez más críticos y exigentes respecto a sus autoridades, no hay excusas del por qué no se hizo tal cosa o por qué no se está haciendo.

Ante esos argumentos solamente podemos encontrar dos respuestas inmediatas: por incompetencia de los gobernantes o porque existen pactos para mantener en la impunidad a quienes transgredieron la ley. No hay más.

El reparto de culpas hacia arriba, abajo o a los lados, sale sobrando, y lo que se deje de hacer tendrá costos en términos políticos y electorales para los partidos o coaliciones que presuman causas progresistas.

Si se han cometido errores, es importante no encubrirlos ni disimularlos, sino admitirlos y corregirlos.

Las soluciones a los diversos problemas locales no van a venir desde arriba o del centro federal, y por el contrario, desde allí se reciben señales de divisionismo y exacerbación de grupos que ya están instalados en el 2012, como si el momento actual no importara.

El actuar de la clase política revela la pérdida del timón y el extravío del rumbo nacional, en el remoto caso de que este rumbo hubiera existido.

Es importante insistir en que hacen falta medidas para Oaxaca en el corto plazo, más allá de los entretenimientos por proyectar la situación de la entidad con cálculos al 2020 o hacia el 2040, siguiendo criterios técnicos o planteamientos sesudos de los expertos.

En términos políticos, se trata de replantear la relación entre gobernantes y gobernados para no reproducir más de lo mismo, traducido en acciones gubernamentales que procedan a la aplicación de la ley, sin distingos, y a la reparación de daños entre la población agraviada y segregada.

Aquí y ahora, ya que de otra manera, el largo plazo simple y sencillamente no existe.

(*) Investigador del IISUABJO.

sociologouam@yahoo.com.mx

 

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