OAXACA, OAX., julio 31.- Era domingo, último día del mes y víspera de la octava de Lunes del Cerro, y la gente inundaba el Zócalo de la ciudad, concentrada mayoritariamente bajo el Laurel.

Propios y visitantes, nacionales y extranjeros, gozaban, se divertían, felices, escuchando la música de todos los tiempos: el clásico Danzón que interpretaban, por un lado, la Banda de Música de Teotitlán del Valle y, por el otro, una danzonera del vecino estado de Chiapas.

“Nereidas”, “Salón México”, “Juárez”, “Almendra” y “Amor perdido”, entre otros temas que siguen siendo atractivo de multitudes, principalmente de la tercera edad.

En el mismo sitio de los “Miércoles de danzón”, frente al viejo reloj de la Catedral Metropolitana, este domingo no podía ser la excepción.

Las mujeres adultas lucían sus mejores vestuarios, en tanto que los caballeros portaban guayaberas acabadas de planchar y zapatos lustrosos, en espera del momento oportuno para cazar a una dama con quien bailar, deslizarse apretados de las manos y ejecutar los pasos clásicos del género musical.

Ahí estaban, bien trajeados, sorprendiendo a todos. El público los admiraba con entusiasmo, quizás recordando tiempos idos o imaginando tiempos por venir.

Plenitud y juventud fundidos, uno sólo en el tiempo, con recuerdos que se agolpan. Del Danzón que se escuchaba en los bailes de la desaparecida Escuela Normal Urbana Federalizada del Estado de Oaxaca, o en el recordado Instituto de Ciencias y Artes del Estado, al de la actualidad bajo el Laurel.

Sólo algunos años de más, quizás muchos, tal vez pocos, pero nunca demasiados como para apagar el alma o dejar de gozar el momento.

La Ciudad de Oaxaca de Juárez es hoy sede del Festival Nacional de Danzón 2011. De ahí esta música y este baile que al paso de los años no ha podido desaparecer.

Danzón dedicado a… Y a bailar se ha dicho, a mover las caderas, brazos y pies. Aaaahhh…