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El legado de Arturo Gámiz García

Los pueblos sin historia no tienen futuro, pero Ciudad Juárez, Chihuahua, si lo tiene.

Por eso, aunque hoy es el estado con el mayor número de víctimas como secuencia del crimen organizado y de la guerra sucia, tiene derecho a triunfar ante políticas de gobiernos neoliberales e inhumanos. 

Este escrito tiene el objetivo de recordar la importante lucha por la democracia y en defensa de los derechos humanos de los campesinos de esa región del país, emprendida en 1965 por el profesor Arturo Gámiz García contra los gobiernos represores como el del general Práxedes Giner Durán.

Escribo analizando la importancia de esa fecha, la de un pueblo que lucha por su liberación política, económica y sociocultural, por hombres y mujeres sensibles a las injusticias.

Como cuando un grupo de 13 jóvenes: maestros rurales, un médico y campesinos, un 23 de septiembre de 1965 se arriesgaron a enfrentarse a un gobierno con tintes de fascismo y pro imperialista, atacando el sitio donde se protegían las fuerzas militares para mantener el supuesto “orden” y la “seguridad” del Estado Mexicano.

Para llegar a esta decisión, el grupo de combatientes analizó los antecedentes históricos del pueblo mexicano: el movimiento social de 1910-1917 y el descontento que se sucedió después por la represión política, económica, forestal y agraria, como la huelga rielera de 1927 que dio auge organizativo a la clase obrera y al sector campesinos de los años 30.

Vino después la lucha de los ferrocarrileros, de los maestros de la Sección IX del SNTE, de los electricistas y telefonistas (1958-1960), todas reprimidas y encarcelados los principales dirigentes como Othón Salazar Ramírez, Demetrio Vallejo y Valentín Campa, lo mismo que el asesinato en 1961 del campesino zapatista Rubén Jaramillo, por el Ejército nacional que recibió órdenes del entonces presidente Adolfo López Mateos.

En estas luchas participaron campesinos e indígenas, quienes fueron víctimas de la represión. Muchos combatientes fueron asesinados, otros heridos y encarcelados. Los que lograron escapar estuvieron por mucho tiempo en calidad de detenidos-desaparecidos.

Así, el descontento acumulado del pueblo pobre y explotado se sintetiza la madrugada del 23 de septiembre de 1965 en Ciudad Madera, Chihuahua, donde 13 guerrilleros atacan el cuartel militar de la plaza, marcando con ello el inicio de la utilización de la lucha armada revolucionaria como vía para enfrentar al Estado represor.

Es así como el Grupo Popular Guerrillero (GPG), comandado por el joven maestro rural, Arturo Gámiz García, abrió una nueva etapa en la historia de lucha del pueblo mexicano. La acción revolucionaria tenía el objetivo de alcanzar una sociedad justa y con mejores condiciones de vida.

Con este marco de referencia, la figura del Comandante guerrillero cobra su dimensión exacta, la de un revolucionario fiel a sus principios de lucha incansable, al grado de morir defendiendo el derecho de los pobres a vivir dignamente, sin tomar en cuenta sacrificios y riegos personales, ni los méritos y cualidades que, en el desarrollo de la lucha, se fue forjando como un verdadero héroe popular.

Arturo Gámiz García tenía sólo 25 años de edad cuando dio una lección de amor a su pueblo y de congruencia a sus opresores, dejando un valioso legado histórico con el que las nuevas generaciones avanzan a conquistar un mejor futuro.

Gámiz fue honesto y sencillo. Logró aprender de su pueblo. Su coraje de clase lo llevó a asumir el compromiso revolucionario de luchar en pro de los obreros, campesinos y sectores sociales para cambiar la situación oprobiosa en que se encuentran.

Por eso es necesaria la difusión de su vida democrática y revolucionaria, cuya biografía se resume: Nació un 28 de febrero en el pequeño pueblo de Súchil, Durango. Hijo de campesinos: Elodia García y Emilio Gámiz Fernández, quienes emigran a la ciudad en busca de sobrevivencia económica.

Su padre trabajó siempre como obrero en la fábrica de Celulosa de Chihuahua S. A., procesadora de madera, ubicada en Anáhuac, Chihuahua.

Inició su educación primaria en la Escuela Federal de Súchil hasta el cuarto año. Continuó en el DF en la Primaria Federal “José María Morelos y Pavón”.

En 1955 se inscribió en la Escuela Secundaria Federal y empezó a participar en el Partido Popular Socialista (PPS). En 1957 fue secretario general de la Sociedad de Alumnos de esa escuela y formó parte del Comité de huelga en apoyo del movimiento estudiantil del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Para entonces tenía vigilancia policiaca.

Del Distrito Federal se fue a Chihuahua con sus padres, y empezó a organizar a la juventud popular.

Después trabajó en La Junta, hoy escuela Adolfo López Mateos, en un interinato como maestro de grupo, porque en 1958 trabajó como oficinista en Las Lajas, en la construcción de un puente y túnel sobre el ferrocarril Chihuahua-Pacífico.

Dos años más tarde se inscribió como alumno en la Escuela Normal del estado y participó en las luchas populares con mayor conciencia política.

Recibió formación teórica de Guillermo Rodríguez Ford y de los hermanos Gaitán, compenetrándose de la situación de miseria y explotación que privaba en esos años en el campo chihuahuense, a la que se agregaba la política represiva del gobernador, general Práxedes Giner Durán, un tosco e ignorante militar al estilo porfirista. Eso motivó más su lucha.

Estos son parte de los datos recogidos cuando mi esposa y yo nos desempeñamos en el Comité Nacional Independiente Pro-Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos, Asesinados y Exiliados Políticos de México (CNI), y en el Frente Nacional Democrático Popular (FNDP) 1978-1990.

Fueron años de experiencia y de trabajo en favor de los derechos humanos, lo que nos dio la oportunidad de conocer muchos estados de la República Mexicana, entre ellos Chihuahua, que hoy recordamos con afecto.

(*) Médico pediatra, ex rector de la UABJO.

 

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