OAXACA, OAX., abril 24.- La esperanza de vida en personas con obesidad se ve reducida entre diez y quince años en comparación con aquellas que se alimentan sanamente, así mismo el exceso de peso incrementa las posibilidades de sufrir un infarto al miocardio o padecer alguna enfermedad crónico degenerativa, ocasionando que la expectativa de vida del sujeto sea menor que la de sus padres y abuelos tuvieron, informa el área médica de la delegación en Oaxaca del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La mala alimentación a la que la mayoría de los mexicanos está sometido privilegia el consumo excesivo de alimentos ricos en azúcares y grasas como: refrescos, harinas, botanas y bebidas alcohólicas, los cuales propician de manera gradual el incremento en la talla corporal hasta causar sobrepeso y posteriormente la obesidad.
Enfermedades crónico degenerativas como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y oncológicas, son las que generalmente se encuentran ligadas a la obesidad y por ende a malos hábitos alimenticios, explicó la coordinadora delegacional de Nutrición del IMSS, Rocío Guadalupe Espinosa Castro.
Una buena alimentación ayuda a tener y conservar una agradable apariencia física, un estado de salud óptimo que propicia un riesgo bajo de adquirir enfermedades, puesto que los nutrimentos que se encuentran en una alimentación balanceada sí son aprovechados por el organismo para su correcto funcionamiento, comunicó López Moreno.
La nutrióloga añadió que un desayuno equilibrado contribuye a un reparto más armónico de las calorías a lo largo del día y proporciona, además, una ración de seguridad de muchos nutrientes especialmente importantes en el periodo escolar, época de crecimiento y desarrollo. Aseguró que las personas que no desayunan suelen seguir una dieta de peor calidad, mientras que quienes lo hacen, generalmente tienen una dieta menos grasa y más rica en fibra, vitaminas y minerales.
Espinosa Castro, refirió que algunos de los consejos a tomar en cuenta consisten en planificar la alimentación, tomando en cuenta para el desayuno, comida y cena, insumos de los tres grupos alimenticios: los que proporcionan principalmente proteínas (leguminosas, leche, carne, pescado, huevo y queso); los que proporcionan vitaminas y nutrimentos inorgánicos (frutas y verduras); los que proporcionan energía (cereales y tubérculos, incluyendo las grasas.)
Procurar consumir alimentos naturales, realizar sesiones de ejercicio (de una hora diaria de actividad moderada e intensa tres veces a la semana); comer en familia (por lo menos una vez al día) ya que hay que recordar que al igual que los hábitos surgen de la imitación, en la medida que los chicos observen que sus padres se ejercitan, comen saludable así como en armonía, es más probable que esta práctica cotidiana se vuelva un hábito que repercutirá de manera favorable en su crecimiento y desarrollo, expresó la especialista en nutrición.
Y es que de acuerdo con las estadísticas delegacionales del IMSS, un 16.73 por ciento de niños entre los cero a los cuatro años tiene problemas de sobrepeso, mientras que un 28.11 de entre los cinco a nueve años padece obesidad; en los adolescentes con edades de 10 a 19 años la cifra se incrementa al 26.66 por ciento para sobrepeso y 10.76 con obesidad.