Se ha generalizado la idea de que los momentos de crisis son también momentos para la renovación y el cambio, sin embargo, este planteamiento no pasa al terreno de los hechos puesto que observamos la repetición de antiguas prácticas y de los mismos errores.
La muestra está en el actual conflicto entre el magisterio y el gobierno estatal en donde existe un diálogo de sordos, entre actores que no han aprendido las lecciones del 2006.
Recordar el conflicto político de hace seis años, no para su conmemoración a través de marchas y movilizaciones, sino como una oportunidad para reflexionar sobre la experiencia colectiva, sobre la rebelión contra el abuso de autoridad y la multiplicación de expresiones de solidaridad y organización popular.
En esa ocasión, amplios sectores sociales se adhirieron a la causa de los maestros, y a su vez esta vinculación entre actores permitió el relanzamiento de la lucha social que tuvo incidencias en diversos planos, incluido el electoral.
Entre los desenlaces, en un hecho inédito en la historia política de la entidad, el PRI fue expulsado del gobierno estatal y el congreso local ha registrado una composición plural, aunque los resultados no estén en proporción a las expectativas.
El cambio incipiente, que tuvo saldos en pérdida de vidas y agravios en contra de luchadores sociales y amplios sectores de la población, siguen en la impunidad aún cuando fueron documentados por diversas investigaciones de organismos nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos y que ameritó la intervención del máximo tribunal del país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con su informe del caso Oaxaca.
La idea de persistencia de la impunidad ha llegado a tal grado que el propio gobernador Gabino Cué, reconoció que “la gente demanda contundencia y exige ver detenido al ex gobernador Ulises Ruiz”.
Según la fuente informativa, Cué manifestó su molestia por la desfachatez que muestra su predecesor, ya que “por un lado se están viendo las auditorias de su gobierno, y por otra parte aquél anda haciendo campaña” (Noticias, 22/05/12).
Seguramente, la falta de respuesta a esta exigencia social lleva a la percepción de que la autoridad estatal se encuentra debilitada; el contexto electoral tampoco favorece a la misma autoridad, puesto que en momentos en que se esperan soluciones contundentes a los problemas que Oaxaca enfrenta, el aparato estatal exhibe divisionismos y pugnas de grupos en su interior.
En ese sentido se han dado a conocer los puntos de vista del Secretario General de Gobierno, Jesús Martínez Álvarez, quien expresó “necesitamos orden en el gobierno, no podemos seguir en la curva del aprendizaje para justificarnos…”, y agregó que “varios colaboradores del ejecutivo estatal le están fallando” (Noticias, 17/05/12).
El aprendizaje lleva a pensar no solamente en estos 18 meses del gobierno de alternancia, sino en todo ese bagaje acumulado en el equipo del Ejecutivo, puesto que esos funcionarios no vieron la luz en el 2010 y tenían ya mucho camino recorrido.
Por ello, no hay argumentos para replicar la sentencia popular de que “no hay pretextos, no se pueden repartir culpas”; el gobernador Cué llegó con un alto margen de legitimidad político electoral que no debe seguirse dilapidando bajo el paraguas de la “curva de aprendizaje”.
Además, la dispersión del grupo gobernante por afinidades partidistas en la actual coyuntura electoral, era algo predecible por la propia composición de “cuotas” y en razón de que todos los partidos opositores al PRI y el mismo tricolor, los priistas de antes y los priistas de ahora, están cobrando sus facturas.
Por el lado del magisterio agrupado en la Sección XXII, la falta de aprendizaje se observa en la ausencia de vínculos sociales y la indiferencia para procurar alianzas de largo plazo. Con ese ensimismamiento, el gremio esta desdeñando el capital político y social que le dio fuerza y proyección al movimiento en el 2006.
Dirigentes y bases deberían preguntarse ¿Qué se hizo con todo el potencial político de hace un sexenio? ¿En dónde está la gente? ¿Qué pasó con la energía social? ¿Por qué se dispersó? Las respuestas parten de la premisa de que el movimiento magisterial se ha desconectado de los diferentes actores sociales y que el gremio repite las consignas y reproduce las mismas tácticas de hace 30 años, como si en el 2006 nada hubiera ocurrido.
Como actor político con una responsabilidad social importante, nada menos que la educación de los niños (por si se les ha olvidado), el magisterio oaxaqueño no puede moverse en el terreno de las improvisaciones ni de los equívocos.
La desmemoria del 2006, por no ir más atrás, los lleva a confrontarse con actores que permitieron potenciar la lucha social, que trabajaron por una mayor visibilidad del movimiento mismo y en la causa compartida de lucha contra un gobierno corrupto. En este proceso destaca el papel del diario Noticias.
La fragmentación de la lucha, desafortunadamente, corre el riesgo de dar paso a expresiones de intolerancia, por facciones desde adentro, como el ataque a Noticias, pero también por facciones de afuera, como el llamado en las redes sociales a acciones de movilización “anti maestros”, con el objetivo de promover grupos de choque en contra de quienes se concentran en el Centro Histórico de la capital oaxaqueña. La exacerbación de ánimos y la polarización ideológica no deberían prosperar.
Si se trata de recordar el emblemático 2006 no es para que toda la gente se movilice y salga a las calles, sino para que las expresiones autoritarias no se repitan, para que no existan más gobiernos sordos ni abusivos, y sobre todo, para sacar lo mejor de esa experiencia, la recuperación de esa amplia solidaridad popular, más allá de los egoísmos individuales, de grupo o de gremio.
Para un aprendizaje más efectivo no tendríamos que ir tan lejos ni consultar a los más viejos, bastaría voltear para recibir el viento fresco que traen las exigencias de participación política de los jóvenes en diversas partes del globo. A la experiencia hay que sumar la creatividad.
* Investigador del IISUABJO
sociologouam@yahoo.com.mx