A RESERVA.- Para tener argumentos de primera mano, visité el portal del gobierno del estado en busca de información oficial sobre el segundo informe de gobierno de Gabino Cué Monteagudo y sin tanto asombro corroboré cuán malos son los comunicadores de la estructura del gobierno estatal de Oaxaca, o tal vez, simplemente no había nada trascendente que informar de “tan importante” evento.
El encabezado de la comunicación en mención es un chistorete de algún reportero sin gracia que pretendía tomarle una foto al mandatario, relevancia mediática digna de un espectáculo frívolo de alfombra roja.
Las líneas del comunicado “oficial” resaltaron con inusitada suavidad y elocuentes loas a su jefe de quien dicen “el sí cumplió entregando personalmente sus legajos de papel, también nos da cuenta puntual de la elegancia del gobernador, pero se les pasó describir las lujosísimas camionetas nuevas, todas color blanco y blindadas, en las que llegaron el gobernador y su amplio y bien armado contingente de guaruras.
Así, nos describen desde la oficialidad que el segundo informe fue bello, pausado, sin estragos ni multitudes, desde la tribuna para 200 personas, entre legisladores, invitados y medios centenar de comunicadores. Eso si, no nos comentan nada del pueblo ni de protestas ni de marchas.
La narrativa oficial continúa en la autocomplacencia, con melcocha y retraída a apreciaciones subjetivas, desde el culto excesivo a la personalidad del gobernante, en un aprecio similar al de un santo hombre o más bien hacia un personaje de palacio.
Esta reseña poética, por supuesto, pretende distraer la falta de contenido político y la escases de acciones a resaltar propias de un informe de gobierno.
Bueno, el caso es que hubo “informe de gobierno” y según los datos ofrecidos en el comunicado oficial: “…En un lapso aproximado de una hora, el Gobernador realizó un balance de las acciones, obras y decisiones ejecutadas en su segundo año de administración.
Ponderó los logros alcanzados en materia de Seguridad Pública, Salud, Desarrollo Social, Empleo, Turismo, Desarrollo Económico, Agricultura, Transparencia, Obra Pública e Infraestructura, lo que ha permitido cosechar los primeros frutos de un trabajo que día con día deberá ser más intenso, comprometido y eficiente”.
Tal vez nos falta saber qué se cosechó y quién se llevó las ganancias de esa cosecha, habrá que asumir que fue alguien más que el pueblo, ¿será que los gobernantes siembran lo que a ellos les falta y solo ellos cosechan para su beneficio?
Al final de tan descaminado boletín oficial, casi en prosa nos informa la innegable bondad del gobernador, que como monarca recorrió más de doce kilómetros en su carruaje hacia el centro de la ciudad, al Palacio, donde ya lo esperaban 424 presidentes municipales, así como funcionarios estatales y federales que habían seguido desde ahí la transmisión de la sesión solemne.
Por supuesto se refirió a la investidura comunitaria y con displicente retórica, una vez más, les prometió los apoyos que se merecen las localidades oaxaqueñas. ¿Todavía cabrán las esperanzas en los pechos oaxaqueños?
Eso sí, vimos llegar a palacio de gobierno a dos claras clases sociales, la primera de elegantes funcionarios en sendas camionetas blancas y blindadas, por cierto, iguales a las que llegaron acompañando al gobernador a la Cámara de diputados unas horas antes, tan nuevas como los equipos electrónicos de comunicación de sus prepotentes y patanes guaruras y choferes; la segunda clase, que llegaba a pie y tenía que pelear con los custodios de la entrada para que les permitiera acceder al palacio con sus acompañantes, las autoridades locales y comunitarias, en las que descansa por cierto la legitimidad del gobernador Gabino Cué.
Aterricemos en la realidad de tan singular gobierno, el de Oaxaca, cuyo lema reza: “El cambio es ya una realidad” y afirma que el gobierno del cambio “genera bienestar”.
El segundo informe de gobierno se “rinde” en un acto público casi privado, donde el pueblo frente a quien tendría que rendir cuentas está afuera de las dos sedes, algunos protestando y en tanto otra parte está sin interés por lo que pueda decir quien en los hechos no ha cumplido ni en lo elemental.
Aquello que Cué y su alianza prometió y la gente le creyó al obsequiarle su voto: Cárcel para URO y sus esbirros, no más autoritarismo ni corrupción ni abuso de poder ni impunidad ni opacidad.
El gabinetazo de Cué Monteagudo, ese que dice son los mejores hombres y una mujer, producto de una rara alianza que hace del gobierno de la paz y el progreso, una amorfa contradicción de cuates y cuotas, sin idea del concepto de Estado, ricos y vetustos empresarios, trasnochados comunistoides, coceistas transferidos por herencia, priistas deplorados con remordimientos tardíos, panistas adjudicados en una descomposición partidaria que no encuentran acomodo; todos y ella, sin rumbo claro ni destino político que no sea el de ensanchar el poder de cada grupo, y en el peor y más común de los casos, el enriquecimiento personal y el ansia de poder al que se aspira cuando hay cortedad humana y ambición desmedida, nunca con propósitos políticos que engrandezcan su función, esa que les otorgaron por acuerdos y compromisos, no por capacidad ni pensando en el desarrollo de la sociedad. Eso ni se lo plantean.
Gabino Cué hace del informe de gobierno un eufemismo per se de las condiciones del pueblo oaxaqueño disfrazadas de comunes en la realidad de la entidad, para justificar la ineficacia en todas las áreas del gobierno.
Ejemplos sobran, incluso parece cínica la alusión del gobernador que enfatizó la solución a 13 conflictos postelectorales de un total de 239 conflictos de diversa índole.
O bien, cuando se refirió a la seguridad pública, apuntando que de 4mil 456 policías activos solo mil 222 aspirantes han sido evaluados con éxito.
Es decir, que 3 mil 234 policías andan en la calle “cuidándonos” sin que sepamos qué tan confiables son o de qué son capaces… ¡qué miedo! Igual informó que hay en funcionamiento 230 cámaras de video en puntos neurálgicos, claro que no sabemos dónde y si operan esas cámaras, considerando que muchas de ellas están sin funcionar en la capital del estado.
En referencia a la seguridad estaríamos esperando los resultados del año de la no violencia contra las mujeres, ya que no hubo ninguna acción en materia de seguridad o procuración de justicia que evitara el asesinato de casi 80 mujeres en lo que va del año, a pesar de las declaraciones a modo de las funcionarias en la materia que aseguran que Oaxaca ya es el estado democrático, por fin, las mujeres estamos en la agenda pública del gobernador.
El problema es que en esa agenda las mujeres nos encontramos más allá de la “Z” de su abecedario. En materia de salud, claro que en el informe no encontraremos las razones por las que retiraron el servicio de diálisis en el hospital civil, donde acudían una importante cantidad de personas enfermas que requieren ese servicio.
Tampoco trasparentarán el proceso de asignación, el listado de servicios médicos subrogados y las cantidades asignadas para realizarlos.
Podrá este informe explicar la lamentable permanencia de funcionarios ineptos, corruptos e incompetentes que por disposición expresa de él son intocables, como Salomón Jara Cruz encargado de la SEDAFPA; Daniel Juárez López, secretario del Trabajo o el controvertido secretario de Finanzas, Gerardo Cajiga Estrada, y su esposa Lizeth Galván Cortés, a quien le crearon ex profeso el Centro de Diseño de Oaxaca, con un presupuesto mayor al de varios organismos similares; o el exitoso y vapuleado secretario, el empresario constructor, Netzahualcóyotl Salvatierra López, responsable de la obra pública, quien por cierto arregló el asunto oscuro e ilegal de los 16 millones para hermosear las oficinas de su amigo el gobernador.
En fin, el gobernador Gabino Cué rindió su segundo informe de gobierno dando pauta para algunas predicciones basadas en el arropamiento singular de la izquierda perredista del gobierno del D.F., tanto el que se va como el que asumirá el gobierno de la ciudad, también presente estuvo el presidente nacional del PRD: se extrañó la presencia de su gurú político López Obrador y se reafirma, claro, la reserva del gobierno federal saliente al enviar a un representante que sin pena ni gloria hizo acto de presencia, los poderes entrantes de origen priista ni se vieron ni se oyeron; en cambio se vislumbró claramente un buen cabildeo con la oposición priista en el legislativo, quien guardó sospechosa compostura, pero lo mismo se registró con quienes habían cacareado su revolucionaria posición política frente al gobernador que no ha cumplido.