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El dominio del Lobo

Ante la coyuntura actual que vive el país, que se expresa en la crisis del sistema de seguridad, el surgimiento de grupos de autodefensa en varias regiones y la mayor visibilidad de las policias comunitarias, resulta pertinente la referencia de la noción Estado fallido, aunque el término mismo no deja de ser mucho más complejo y es importante evitar generalizaciones.

Respecto a los grupos que buscan la seguridad de sus comunidades ante la ineficacia de las instituciones gubernamentales encargadas de hacerlo, en algunos casos pueden parecer como iniciativas legítimas, en otros no tanto, y en ocasiones hasta como grupos de presión o paramilitares al servicio de caciques o de intereses de facciones partidistas; como indica el refrán popular, a rio revuelto ganancia de pescadores. No es igual la experiencia de Cherán en Michoacan que la de Santos Reyes Nopala, en Oaxaca.

En la opinión publica se dice que la presencia de esos grupos vulneran el Estado de derecho, han hablado legisladores, lideres de partidos políticos, representantes empresariales, etcétera.Aunque hay algunos funcionarios gubernamentales que dicen que esas iniciativas les ahorra el trabajo y recursos para mantener la seguridad en algunas regiones.

Tendríamos que puntualizar que esos diversos grupos no resquebrajan el Estado de derecho, sino que son resultado de un Estado resquebrajado, que ha fallado en el cumplimiento de uno de sus principios fundamentales, que es asegurar la protección del bien común y la seguridad de todos sus miembros.

Si el Estado no garantiza esta seguridad común, si permite la justicia por mano propia de individuos y agrupaciones, entonces está fallando. Es importante en términos de diagnóstico identificar si la presencia de autodefensa es causa o consecuencia; a estas alturas ya es un poco de los dos, empezó como consecuencia pero también se convirtió en causa y esta desencadenando otros problemas, pero lo que es más claro, es que muestra evidencias de la crisis de los aparatos de seguridad pública.

No se puede hacer tabla rasa de todas las agrupaciones por igual, ni interpretaciones que se queden en el corto plazo; no hay que olvidar que las prácticas de policias comunitarias vienen de mucho tiempo atrás, que han sido parte de formas de organización de los pueblos indígenas con una orientación de servicio y han estado presentes como forma de participación dentro de la comunidad estatal, como la tradición de los topiles en los pueblos de Oaxaca y expresiones parecidas en otras entidades.

Ahora bien, la emergencia de los grupos de autodefensa son otra cosa y deben considerarse con distintos matices; las iniciativas pueden legitimarse si tomamos en cuenta que varias regiones del país se encuentran bajo el dominio de organizaciones criminales, en medio de un ambiente de impunidad e inoperancia del aparato estatal; ello además del descrédito y de la falta de confianza de los ciudadanos hacia las instituciones de seguridad, situación que han documentado hasta los propios organismos oficiales.

Si el Estado moderno surge para evitar que el hombre se convierta en el lobo del propio hombre, con los indicios que estamos observando en el país, con el desdibujamiento de los principios del Estado, lo que estamos observando, con esta retórica hobbesiana, es que los instintos del lobo no se diluyeron en el contrato que da sustento al Estado, sino que el lobo se instaló en las alturas, que infiltró al Estado.

Con esta frontera difusa, de pugnas pero tambien de complicidades entre delincuentes y funcionarios gubernamentales, el lobo ha mostrado su carácter depredador de arriba hacia abajo, desde el mismo aparato estatal y no necesariamente fuera de él. Y es que el Estado ha perdido el monopolio legítimo de la fuerza pública y ha derivado en violencia desbordada, que se encuentra en crisis, que ha conducido a la sociedad a una situación de mayor riesgo.

Recuperando a Zygmun Bauman, “Todos estamos en peligro y todos somos peligro para los demás. Sólo hay tres papeles posibles de representar: el de perpetradores de la violencia, el de víctimas y el de daños colaterales”. En cualquiera de ellos, pierde la humanidad.

Ante los indicios que observamos todos los días y las constantes fallas resulta relevante la pregunta ¿Cómo esta quedando el Estado? Se podría apuntar que existe falta de capacidad o voluntad para proteger a sus ciudadanos de la violencia y tal vez incluso la destrucción, a través de la imposición de un modelo económico para la explotación de los pobres y el beneficio de los ricos, así como el uso de la ley para beneficio de las minorías.

También se podría agregar que no solo es la falta de voluntad del Estado, sino que desde éste se promueve y ejecuta la violencia. Por ejemplo, la experiencia inmediata en México que registra un saldo de más de 60 mil muertos por la llamada guerra contra el crímen organizado, pero que fue librada por un Estado desorganizado. En fin, la noción de Estado fallido es mucho más compleja.

*Fragmento de la presentación del libro de H. De Gante, Estados fallidos, violencia y poder. Gernika. Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO. 22 de febrero de 2013.

sociologouam@yahoo.com.mx

 

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