La separación trajo consigo más aspectos positivos que negativos. Entre otras cosas me permitió con absoluta libertad buscar los acercamientos con los dirigentes de los partidos de oposición, lo que evidentemente sorprendió a más de uno ante la toma de tal iniciativa y más aún con los golpes mediáticos que al principio resultaron de vital importancia para tal efecto. Como ya lo he señalado, al primer partido que busqué fue al Acción Nacional, donde encontré en la figura de su Presidente Carlos Moreno Alcántara una respuesta favorable a mi solicitud de reunirnos y platicar sobre el tema de ir en Coalición.
Debo reconocer en Moreno Alcántara la absoluta y total disposición para avanzar en el tema desde la primera reunión que tuvimos, lo anterior a pesar de que diversas voces aseguraban que solo estaba simulando pues “traía” compromisos muy fuertes con el gobierno en turno de ese entonces. Su única “condición” fue que convenciera a los de la izquierda para sentarnos y platicar al respecto.
De la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática había leído muchas cosas, aunque debo reconocer que no del todo buenas. A su Presidente Amador Jara no tenía el gusto de conocerlo personalmente, pero si a otros dirigentes de ese Instituto político. Quizá por ello decidí buscar a su Secretario General Lenin López Nelio para plantearle la posibilidad de ir juntos en la próxima elección. Una vez más mi propuesta cayó en terreno fértil pues de inmediato acordamos establecer mesas de trabajo para avanzar en tal propósito; aquí la condición fue que en dicha mesa nos sentáramos solos los partidos identificados con la izquierda.
Con el Partido del Trabajo (PT) no hubo tanto problema pues con Otilia Galindo, Daniel Juárez y Juan Bautista tenía una excelente comunicación, aunque posteriormente me enteré que entre ellos existían algunas diferencias que afortunadamente no influyeron en la conformación de la Coalición.
Durante al menos dos martes del mes de septiembre nos reunimos en un café de la colonia “Reforma” y la mesa registraba como mínimo 12 o 13 asistentes: tres o cuatro del PT, pues adicional a los ya señalados también se incorporó César Mateos; del PRD llegaban de cinco a siete representantes como Fernando Bustamante, Lenin y Pavel López, José Cruz Carrera, Omar Blas y Rosendo Serrano entre otros. De Convergencia sólo asistíamos Víctor Hugo Alejo y yo.
Las cosas marchaban mejor de lo planeado, hasta que un día recibo una llamada del entonces Diputado Benjamín Robles, quien me externa el enojo del Presidente del PRD, Amador Jara ante la descortesía de no tratar con él el tema de una posible coalición. Aún recuerdo sus indicaciones, que según lo manifestado por él, era una “solicitud” de Gabino Cué: “que de ahora en adelante las reuniones sean entre pares”. De inmediato busqué a Amador Jara para ofrecerle mi disculpa y buscar una reunión entre puros Presidentes de partido, lo cual no fue tarea fácil, dado que como el PT se maneja con una dirigencia colegiada deberían asistir quienes la integraban y entre sus miembros había una persona a la que el dirigente del PRD ponía como condición no asistiera.
Al tratar con Jara Cruz descubrí a un operador político con una gran experiencia y con una personalidad peculiar donde el decir las cosas de frente y sin tapujos eran su principal característica. Esto lo confirme cuando me preguntó si las decisiones del partido las iba a tomar yo o Benjamín Robles; mi respuesta fue contundente que por supuesto que yo; a lo que replicó: “¿seguro?, porque con Benjamín no queremos tratar nada”. Las reuniones de los martes continuaron y aumentaron su membresía, aunque a ella ya no asistíamos los presidentes de partido.
Por Convergencia se agregó Ricardo Coronado como representante de Robles Montoya en la mesa. A la par los dirigentes de los partidos nos reuníamos en el “Salón Azul” del partido Acción Nacional donde los comentarios punzantes tanto de Carlos Moreno, como de Amador Jara generaban la risa de unos y el rubor de otros.
Lo que he sostenido resultó ser lo más sencillo de todo lo que implicó conformar la coalición se había alcanzado: la disposición y la voluntad de los partidos de oposición para conformarla. Sólo que aún no eran los tiempos legales para ello, así que habría de ser sumamente cuidadosos para evitar cualquier diferencia o fricción entre sus integrantes que pudiera echar abajo lo hasta ese entonces logrado.
Hay una imagen que conservo con mucho cuidado pues en ella se plasma claramente el resultado del trabajo que a finales del año 2009 se había alcanzado. En la misma se observan sentados frente a frente Carlos Moreno del PAN y Amador Jara del PRD, a sus lados los dirigentes del PT Daniel Juárez y a Otilia Galindo (quizá por ello adquiera un valor especial) y el dirigente del Partido Nueva Alianza, Cristóbal Carmona, quien hasta esa fecha manifestaba su disposición por incorporarse a la Coalición; en la cabecera como una distinción de mis “pares” aparezco como lo que fui durante el proceso de conformación: un intermediario entre las diversas fuerzas políticas partidistas.
Esa foto publicada a 8 columnas en el Diario “NOTICIAS” provocó muchísimas reacciones, incluso de militantes de nuestros mismos institutos políticos que silenciosamente le apostaban a que esto no fuera posible para nuevamente adjudicarnos un nuevo fracaso. La imagen y su simbolismo le dieron la vuelta a todo el estado, lo que originó que muchos liderazgos regionales se acercaran a nosotros poniendo a disposición su trabajo y su esfuerzo para la consolidación del proyecto.
A la par arreciaron los señalamientos en contra de quienes según se decía, tenían compromisos y acuerdos con el gobierno en turno, por lo que muchos aseguraban la unión entre el agua y el aceite no sería más que un sueño de un idealista. Pronto quienes veían en riesgo su liderazgo, encontraron la justificación para sustituir a quienes veían como un obstáculo en su camino por el poder. El arribo de “Delegados” vino a desplazar a todos por igual; pero de eso escribiré la próxima semana.
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