OAXACA, OAX., abril 1.- El Centro Municipal de Intervención para Niños con Autismo, ubicado en la calle Pino Suárez número 808, Centro, es un espacio orientado a brindar atención especializada a niños y niñas diagnosticados con este trastorno para que desarrollen diferentes habilidades que les permita incluirse en la sociedad, declaró María de los Ángeles Martínez Arnaud, presidenta honoraria del DIF Municipal de Oaxaca de Juárez.
En el contexto del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, la presidenta honoraria del DIF Municipal señaló que conscientes de que la familia juega un papel importante para lograr el desarrollo de niñas y niños con autismo, en el Centro se trabaja coordinadamente para alcanzar este objetivo.
“Cuando un integrante de la familia es diagnosticado con autismo, un trastorno que se manifiesta durante los 3 primeros años de edad, el núcleo familiar se ve alterado debido a que la mayoría de las ocasiones quienes la conforman se sienten solos; por ello, en el Centro Municipal de Autismo brindamos asesoría a las familias o tutores de las y los pacientes para que enfrenten este proceso y sepan cómo desarrollar las habilidades de los niños y niñas”.
En este sentido, Martínez Arnaud invitó a los padres y madres de familia que se encuentren en el proceso de un diagnóstico, a que asistan al Centro Municipal de Intervención para Niños con Autismo y reciban orientación por medio de un equipo integrado por profesionistas comprometidos, quienes les ayudarán en este camino.
“El 27 de noviembre de 2007, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó una resolución que declara el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, con el objetivo de alertar acerca de este trastorno”, dijo.
En el marco de esta conmemoración, la presidenta honoraria del DIF Municipal compartió una carta escrita por la madre de un niño con autismo que acude al Centro Municipal de Intervención para Niños con Autismo y que a la letra dice: Mi queridísima abuela es la mujer más fuerte que conozco, cuidó de 9 hijos casi sola en una época en la que el esposo se ocupaba de proveer económicamente al hogar y la mujer se encargaba del cuidado de la casa, los niños y de todo lo demás.
Mi querida abuela tenía metas muy claras y definidas: que todos sus hijos estudiaran, tuvieran una carrera universitaria y por defecto, su independencia económica. Todo debía ser lo antes posible. Mi madre y mis tíos crecieron con esas metas: tener independencia económica y ser profesionistas, era cuestión casi de sobrevivencia. Para mi generación mi madre cambió muy poco la estrategia y constantemente decía: deben estudiar y ser profesionales para que puedan hacer todo lo que deseen sin depender de nadie.
El día que recibí el diagnóstico de mi hijo, que determinaba que tenía autismo, me dirigí a casa. Al llegar la noche y después de acostarlo en su cama, volví a la mía y me recosté en posición fetal para liberar mi dolor contenido; pensaba en qué sería de mi hijo si no llegaba a ser independiente para ganarse la vida, ¿cómo sobreviviría?. Solo podía llorar y decir: mi hijo, mi hijo, mi hijo… Era un lamento desde lo más profundo de mi corazón, algo que no podía controlar.
Mi esposo, angustiado me acariciaba con suavidad la espalda y el cabello, me decía frases para tratar de consolarme aunque él mismo estaba destrozado. Nuestro hijo va a estar bien, lo vamos a ayudar, Dios sabe lo que hace, sabe que nosotros lo cuidaremos y lo vamos a ayudar para que estudie y llegue a donde él pueda, decía.
En ese momento mi esposo no pudo más, los sollozos también le ganaron al pensar en el futuro incierto de nuestro pequeño, pero de alguna forma sabíamos que podíamos ser padres de un niño con autismo, sabíamos que daríamos la pelea sin tregua, que alcanzaríamos el máximo peldaño, que no pararíamos hasta ver a nuestro hijo llegar hasta donde pudiera llegar, pero igual el dolor me inundaba y necesitaba llorar mi pena.
Desde antes de que naciera mi hijo pensaba que sería parte de una generación libre de presiones para elegir su camino en la vida, que no apremiaba que se graduara en tiempo récord, ni que escogiera la profesión más rápida o más asequible. A todas las personas que nos decían- ¿cómo está el ingenierito?, porque seguro que va a ser ingeniero como su mamá o su papá- yo les respondía: Mi hijo va a ser libre para escoger lo que quiera en la vida, quizás sea ingeniero, chef, biólogo o se vuelva activista de Greenpeace y se vaya a salvar las ballenas… ¡Mi hijo será lo que quiera!
Cuando llegó el momento entre mi duelo, mi aceptación y mi crecimiento como persona, me dije: y ¿qué cambió? ¡nada cambió!, sigo teniendo un hijo sano, hermoso, alegre, inteligente, cariñoso, divertido, emprendedor, que me hace muy feliz; sigo teniendo una familia maravillosa y la meta sigue siendo la misma: ser feliz.
Mi hijo tiene la libertad para escoger lo que quiere hacer en la vida, puede escoger una carrera que le guste o un oficio, algo convencional o algo totalmente innovador. Mi trabajo ahora es conseguir que tenga esas oportunidades, que se le tomen en cuenta sus capacidades y no se aparte por sus limitaciones, que tenga la oportunidad de intentarlo. No sé si llegará a ser un profesional como soñaba mi abuela, no sé si llegará a ser independiente como me inculcó mi madre, no sé si llegará a vestirse solo para poder lanzarse a defender a las ballenas indefensas como yo misma soñé, solo sé que nada de eso es imprescindible, porque su vida vale más que eso, su sonrisa es más importante y tiene mucho para dar si se le presenta una oportunidad.
Es una persona y más que ser independiente es nuestro norte, pero lo más importante es que tiene un corazón lleno de paz y alegría, tiene el poder de hacer notar que el tiempo no debe ser prioridad, hace que puedas detenerte a valorar a los seres humanos por sí mismos, sin necesidad de nada más; tiene el don de hacer sonreír a toda persona que se dé el permiso para observar lo sublime y tiene el poder de hacerte ver que la felicidad se construye de pequeños y significativos momentos junto a la gente que amas, y que se vive aquí y ahora y todo esto es algo que este mundo necesita para sobrevivir.