OAXACA, OAX., mayo 16.- Con un aro y acompañada de los sonidos de una especie de tambor, realizaba contorsiones en plena calle, era la forma de ganarse lo necesario para vivir y relató que no le va mal, pues gana mínimo 300 pesos al día.
En pleno medio día, ahí estaba en los alrededores del zócalo, mostrando, exhibiendo sus cualidades en el dominio de un aro de aproximadamente un metro de diámetro, a los que saboreaban alguna bebida fría como para calmar el calor o algún otro alimento en los portales oriente y poniente.
Llamaba la atención, primero porque estaba descalza, algunos se preguntaban que no le quemará lo caliente del piso, pero aun así se contorsionaba haciendo circular el aro en su cintura, brazos y piernas.
Entrevistarla costó trabajo, repetía en forma temerosa, quien es usted porque me hace tantas preguntas, y ya identificado entró en confianza y vino la charla.
Dijo llamarse Norma y hasta ahí nadamás, señaló contar con 19 años de edad, no es casada, menos tiene hijos y dio a entender que era víctima de una desintegración familiar, derivada de problemas entre sus padres.
De su trabajo con el aro, reveló que lo aprendió desde chiquilla, en alguna ocasión pensó en trabajar en un circo, pero jamás se le presentó la oportunidad y había la necesidad de comer y sufragar otras cuestiones propias de una mujer, por eso decidió exhibir sus cualidades, manejo, control del aro en torno a su cuerpo y de esta forma obtener dinero.
Ella procede del Distrito Federal, adelantó que estaba de paso en la ciudad de Oaxaca, donde permanecería unos días para después dirigirse a otros lugares de la República mexicana, entregada según ella al trabajo de contorsionar su cuerpo, apoyada en el aro, pues era la única forma a su corta edad—19 años—de obtener dinero para medio comer.
Norma como se identificó, es una adolescente guapa, atractiva, que bien pudo haberse dedicado al estudio de alguna carrera profesional, pero las situaciones le fueron adversas y lo reconoce.
Finalizó la plática diciendo: no me arrepiento, no tengo la culpa de la situación por la que atravieso y de alguna manera tengo que obtener recursos para enfrentar vaivenes positivos y negativos de la vida.