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Pobreza en Oaxaca, rural e indígena

La conferencia sobre pobreza en América Latina dictada por Pierre Salama en el IISUABJO (30/05/13) es una oportunidad de recuperar algunos datos sobre la situación y las características de la pobreza en Oaxaca.

Salama, quien es profesor emérito de la Universidad de París XIII y autor de más de cien publicaciones sobre problemas del desarrollo, indicó que “una política de disminución radical de la pobreza es ante todo, un problema político”.

Si consideramos los hallazgos del investigador francés para el caso de Brasil, habría que agregar que además de ser un problema político, es un problema cultural sumamente racista, y que el racismo de las políticas públicas de atención a la pobreza es una tendencia general para los países de América Latina.

Sobre Brasil, Salama registra que, a) hay menos pobres que hace una década; b) que los pobres residen en las zonas rurales; c) que los pobres son sobre todo negros; d) que los pobres negros duplican la proporción de pobres blancos; e) que la pobreza rural es más elevada que la pobreza urbana; f) que los habitantes de las zonas rurales tienen un ingreso per cápita inferior al de los habitantes de las ciudades.

En el plano de México y de Oaxaca en particular, los planteamientos de Salama se podrían observar de la siguiente manera: a) que los pobres residen en las zonas rurales; c) que los pobres son sobre todo, indígenas (debido a que a diferencia de Brasil, la población negra en nuestro país es una minoría); d) que los pobres indígenas duplican o más la proporción de pobres no indígenas; e) que la pobreza rural es más elevada que la pobreza urbana.

Luego entonces, la pobreza no puede ser considerada como un proceso puramente económico, sino un problema político y cultural, considerando que el crecimiento económico no es neutro, desde el punto de vista distributivo. Esta consideración es importante cuando se dice que los países latinoamericanos progresan hacia menos desigualdad y menos pobreza.

Los promedios generales sobre pobreza en el país pueden ser ficticios si no consideramos lo que está ocurriendo al interior, las desigualdades, la discriminación y las dinámicas migratorias entre las regiones, en donde existe un patrón común hacia la urbanización desordenada y en donde la pobreza rural va de mal a peor y se acentúa entre la población indígena y más aún entre las mujeres indígenas.

Resulta relevante el caso de Oaxaca, que se caracteriza como una de las entidades del sureste mexicano que concentra una mayor proporción de población indígena, de un 35 por ciento, mientras que la media nacional es del ocho por ciento y hay entidades del país, en el norte, que registran el uno por ciento de población indígena como es el caso de Nuevo León y Baja California.

No es casual que Oaxaca oscile entre el último y el penúltimo lugar en pobreza y desigualdad a nivel nacional, aún cuando se diversifiquen las herramientas de medición de estos indicadores, trátese del índice de marginación, del índice de rezago social, del índice de desarrollo humano, del modelo multidimensional para la medición de la pobreza, o de cualquier otro método instrumentado desde instancias gubernamentales o académicas.

Por ello, la importancia de que se consideren políticas sociales redistributivas para abatir los rezagos acumulados. Pierre Salama mencionó que “la política social debe ser audaz”, lo cual implica un compromiso político desde una posición de poder, lejos del uso electoral de los programas gubernamentales y de su lógica racista.

No se requiere de asistencialismo ni caridad, sino de fortalecer los mercados de trabajo en el ámbito rural, a través de empresas industriales y agroalimentarias, el desarrollo de cooperativas y la explotación de recursos naturales y ecológicos de esas regiones, es decir construir empleos y mejorar ingresos.

Desde luego, con perspectiva sustentable y que la inversión se adapte a los contextos locales.

De otra manera, como advierte Salama, seguiremos observando el aumento de la migración de los campos empobrecidos a las periferias de las zonas urbanas o regiones del norte; en donde los migrantes pasan de pobres rurales a pobres urbanos, en espacios en donde se incrementa la violencia, la desagregación y la falta de cohesión social.

Pierre Salama es uno de los investigadores sobre problemas del desarrollo en América Latina más reconocidos en Europa; en nuestro país recibió dos doctorados Honoris Causa, uno por la Universidad Autónoma Metropolitana y otro por la Universidad de Guadalajara, y sostuvo varios encuentros con especialistas de la UNAM y del Colegio de México. Su participación en la UABJO, como el cierre de su visita a México, se realizó dentro de las actividades de la maestría en Sociología, la cual se encuentra dentro del padrón nacional de posgrados de calidad CONACYT.

sociologouam@yahoo.com.mx

 

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