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Boicot y democracia en Oaxaca

En un sistema representativo ideal, donde la democracia funciona de forma adecuada, existen los mecanismos, instrumentos, jerarquías, normas, medios y procesos necesarios para convertir las necesidades de la sociedad en acciones, políticas públicas, leyes y agendas de gobierno que generan resultados reflejados en el desarrollo general de la población.

Sin embargo, este ideal de representación está muy lejos de alcanzarse en Oaxaca, el mejor espejo es el reflejarnos en el lugar número 30 en los índices de desarrollo que maneja el INEGI.

El próximo 7 de julio los oaxaqueños acudiremos a las urnas de nueva cuenta como cada 3 y 6 años a elegir a nuestros representantes, con la desilusión de siempre, a causa de la inexistencia de verdaderos proyectos legislativos y municipales que subsanen los problemas de los oaxaqueños, pero eso sí estuvimos bajo el factor de la sombra que genera el imperio de la “propagandocracia”, de la tiranía del spot y del abuso de los ninis en los cruceros.

Otro factor más en este proceso electoral fue la violencia que se desató en el caso del dirigente perredista Nicolás Estrada Merino, la emboscada a Rosalía Palma López y el reciente atentado contra Roberto Rufino, dirigente de Movimiento Ciudadano en San Miguel Soyaltepec, a lo cual la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) debe ofrecer la pena correspondiente a los responsables.

Hoy amanecimos con la notica del inicio de un boicot a las elecciones por parte de la Sección 22 del SNTE, anunciada en días pasados, cercaron las oficinas del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPC), con el argumento de que no se han atendido los principales problemas de las comunidades.

Sin embargo, el desconocimiento y la falta de argumento hacen mayor daño a nuestro sueño de querer alcanzar este ideal democrático y en nada abona un boicot a las elecciones al desarrollo que se busca en la entidad.

Pensar en un forma de conducir nuestro sistema representativo impulsado desde la sociedad tiene mucho que ver en como solicitamos nuestras demandas.

La protesta social en ocasiones el útil, como en los casos de la guardería ABC para castigar a los responsables, pero otras sencillamente son tan estériles que muchas veces termina siendo más fácil de procesar para los gobiernos una protesta que se satisface solo con otorgar bienes, servicios y pagos a particulares mejor conocidos como “líderes”, ya que el gobierno una vez que cubre el pago no tiene más de que preocuparse.

El verdadero reto de un boicot o una manifestación sería obligar al gobierno a tener la infraestructura institucional y nuevas prácticas de gestión pública para responder a una participación más sofisticada, más demandante en términos de contenido y más interesada en los detalles de la política pública, esto generaría una recomposición de la forma en que operan nuestros gobiernos para impulsar desde los ciudadanos una mejor forma de gobernar.

Muchos de nuestros maestros tal pareciera que han perdido la visión del interés general y solamente buscan el interés de su sindicato, igual y de manera involuntaria quiero pensar, pero nos hemos vuelto en una democracia “peticional”, aquélla donde todos pedimos pero nadie está dispuesto a ofertar, el magisterio debe entender el principio de la teoría liberal y la base en la que se funda una sociedad democrática.

Porque no existe una única definición de lo que es la “buena vida” hay tantas definiciones como individuos, y la sociedad democrática debe proteger el derecho de diferentes personas a definir el concepto de “la buena vida”, querer imponer a través de un BOICOT un criterio particular o de un grupo sobre los demás es la fuente primera del TOTALITARISMO.

 

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