OAXACA, OAX., noviembre 10.- Se adelantó al Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio y el primer visitante ahí andaba, en pleno zócalo, arrastrando una cobija mugrosa con la que cubría parte de su cuerpo, en pleno medio día y en domingo.
Lógico, se trataba de un individuo afectado de sus facultades mentales, con varios años de edad encima, mechudo, descalzo y del todo sucio por donde quiera que se le viera y ahí andaba atrayendo la atención de cuanta persona, familias enteras recorrían los espacios peatonales que circundan el zócalo.
Iba y venía y se paseaba frente a los comensales que disfrutaban a esa hora—entre 14.15 y 15 horas—de un refresco o algún alimento en las mesitas de las negociaciones ubicadas en el portal del lado poniente del centro de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Llamaba la atención de cuanta persona lo detectaba, lo miraba en su andar con la mirada perdida y surgieron comentarios de inmediato en el sentido de cómo las autoridades municipales, las indicadas, permitían espectáculos como el que ofrecía este hombre afectado de sus facultades mentales.
Y se preguntaban, pero como llegó a Oaxaca, no es posible que lo haya hecho a pie, seguramente alguien o algunos como ha sucedido en anteriores ocasiones, lo trajeron a propósito de otras ciudades y Estados y no faltó quien dijera que era uno de los primeros asistentes al Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio.
Costó trabajo tomarle una fotografía, dentro de su estado psicológico rehuía por momentos, hasta que por fin quien sabe que pensaría y llegó a sentarse en la orilla de uno de lo contornos de un jardín de los espacios verdes del zócalo, e increíble, se acomodó y de hecho posó para recibir el flashazo.
Comentario aparte, aun siendo domingo y a esa hora en que el zócalo está lleno de paseantes, entre propios y turistas o visitantes, ni como figuras decorativas se vio a un policía municipal o del Estado para retirar al deschavetado que al final de cuentas, era lo indicado.
