Democracia, libertad de crítica y diálogo, son algunas de las grandes convicciones que distinguieron a Octavio Paz, a lo largo de su vida. Los mejores valores del ser humano, fueron los que defendió nuestro Premio Nobel.
Para Paz, la democracia iba más allá de un sistema electoral, la concebía como una convivencia libre y pacífica entre ciudadanos. Veía en este concepto a una sociedad tolerante y abierta, donde se reconoce, al mismo tiempo, la voluntad de la mayoría y los derechos de las minorías.
Él decía que: “La democracia política y la convivencia civilizada entre los hombres, exigen la tolerancia y la aceptación de valores e ideas distintos a los nuestros”.
Esta concepción nos convoca a seguir trabajando por un México más incluyente, en el que se escuche y respete a quienes piensan distinto. Las ideas de Paz nos alientan, también, a seguir construyendo una “Sociedad de Derechos”, para que todos los mexicanos, sin excepción, disfruten los derechos que nos reconoce la Constitución.
Paz señalaba: “democracia sin libertad de crítica, NO es democracia”. El pensador nos recuerda, a través de su obra, que la democracia moderna nació de la crítica y que ésta necesita condiciones elementales, como la libertad de expresión y de reunión; la libertad de imprimir y difundir lo impreso.
En este marco, el Presidente de la República refrendó el compromiso del Gobierno de la República con la libertad de expresión y el derecho de los mexicanos a ser informados.
Paz refería que: “todas las grandes cosas que los hombres hemos hecho, han sido hijas del diálogo”. Sostenía que “la cultura, la civilización, es siempre confluencia de distintas tendencias, confluencia de voces”.
Éste es un llamado que siempre será vigente para la humanidad; siempre debemos buscar y anteponer lo que nos une, sobre aquello que nos separa.
El Gobierno de la República ha fomentado el diálogo respetuoso en todos los niveles, convencidos de que la razón y el entendimiento son instrumentos imprescindibles para construir un mejor México.