En menos de una semana José Manuel Mireles pasó de líder de las autodefensas de Michoacán a ser un ciudadano bajo investigación, acusado por varios de sus excompañeros de la muerte de cinco jóvenes en la región costera. Pero el médico de Tepalcatepec se defiende y pide a las autoridades investigarlos a ellos por sus presuntos nexos con una banda conocida como Los Viagras. Y tras advertir que este sábado 10 empezaría “la verdadera guerra en Michoacán”, sentencia: “Seguiré activo, representando los intereses de la gente a pesar de la traición”
MÉXICO, D.F., (Proceso).- Sin aspavientos José Manuel Mireles acusa: las autoridades federales “tendieron una estrategia” para destituirlo como líder de las autodefensas y sacarlo de las negociaciones que tienen con un grupo encabezado por Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, quien presuntamente “tiene vínculos con la banda de Los Viagras”, una escisión de Los Caballeros Templarios, la organización con la que pactó el comisionado Alfredo Castillo Cervantes.
“Es una traición. Soy la piedra en el zapato del gobierno”, dice el doctor de Tepalcatepec al reportero el viernes 9 por la mañana, horas antes de que Castillo anunciara que el Ministerio Público lo está investigando.
Y aunque el comisionado no precisó los delitos, varios autodefensas, entre ellos Papá Pitufo, implican a Mireles en la muerte de cinco jóvenes en una barricada de Caleta de Campos, en la región costera, del 27 de abril último.
Su retiro del Consejo General de las autodefensas, insiste, es una “represalia” por haber difundido un video en el que pide al presidente Enrique Peña Nieto un diálogo directo y acusa al comisionado Castillo y a varios de sus asesores de ocultarle la verdadera situación que vive Michoacán.
Insiste: “Soy incómodo porque digo las cosas como las veo; mucha gente quisiera decir(las) en Michoacán. No es difícil interpretar las cosas: ¿Quiénes son los que se reúnen con Castillo? Son Estanislao Beltrán, Papá Pitufo; Alberto Gutiérrez, El Cinco; Nicolás Sierra, de la banda de Los Viagras. Ellos son los que salen en las fotos; son los de un cártel que supuestamente se está formando, pero que ya tiene años.
“Esos cabrones se quitaron la camiseta que traían y se pusieron la de nosotros; y hasta coordinadores generales de las autodefensas ya son, según ellos. Pero no representan a ningún municipio; esos cabrones me quieren quitar a como dé lugar por órdenes de Castillo. Todo porque soy una piedra en el zapato tanto para él y para los (personajes) que mencioné.”
Y se lanza: “Ahora tendremos que defendernos de los supuestos autodefensas mandados por Castillo y Los Caballeros Templarios disfrazados de autodefensas”.
Mireles insiste en que tiene el apoyo de la gente de Tepalcatepec, Apatzingán, Tancítaro, Los Reyes, Aquila, Coahuayana, Chiniquila, Tingambato, Cotija, Nuevo Urecho, Jiquilpan y Sahuayo.
En la víspera del desarme de las autodefensas y su conversión en defensas rurales –cuyo plazo límite venció el sábado 10–, el escenario cambió para Mireles, quien despertó simpatías en todo el país e inspiró a grupos sociales de otros estados a organizar sus propios grupos de autodefensas.
Tras ser desconocido por sus compañeros el miércoles 7 por la noche en una reunión en el municipio de Coalcomán –la noticia la dieron a conocer al día siguiente El Cinco y Papá Pitufo en el cuartel militar de Apatzingán, al tiempo que el comisionado Castillo anunció que Mireles estaba siendo investigado por delitos graves.
“Es una de las líneas de investigación… inclusive hay testimoniales en donde el primero en llegar antes que todos los demás a ese punto donde estaban esas personas es el doctor Mireles. Hay fotografías de él sosteniendo alguna cabeza como trofeo de uno de estos muertos. Pero, bueno, a fin de cuentas eso no es suficiente para poder hacer una imputación.
“En este caso lo que se necesita es poder tener efectivamente la fortaleza de un expediente para que en determinado momento pudiera sustentarse algún tipo de acusación”, sostuvo Castillo después de la reunión con las autodefensas lideradas por Papá Pitufo, quien desconoció a Mireles.
LA VERSIÓN DE MIRELES
Mireles da su versión al reportero sobre el asesinato de los jóvenes cuando las autodefensas se preparaban para la toma del puerto de Lázaro Cárdenas, en el cual presuntamente él participó.
Llegó dos horas después al retén donde murieron los cinco jóvenes a manos de un grupo comandado por Gabriel Caballero Farías, El Plátano, insiste.
Incluso hay testigos de que él nunca dio una orden de avanzar o de atacar (a la población), y de que alcanzó a platicar con los lugareños y con algunos jóvenes detenidos que admitieron ser gente de Los Caballeros Templarios, quienes les pagaban mil 200 pesos a la quincena, más comidas:
“Les pregunté si traían armas y todos dijeron que sí; los de la barricada (llevaban) pistolas y los de los cerritos arma larga. Ninguno era de Chuquiapa (municipio de Lázaro Cárdenas). Les pregunté y dijeron que eran Templarios, que venían de la Mira, Playa Azul o Lázaro Cárdenas, que los traían una semana y luego los cambiaban.
“Cuando llegué a Caleta, el comandante Valerio, de la Policía Federal, estaba platicando con El Plátano. Le pregunté: ¿Quién chingaos autorizó ese avance? Me dijo El Plátano que usted –respondió. Yo le contesté: Ni madres. Yo nunca ando autorizando avances; yo lo hago y vengo al frente.”
Más tarde, luego del trabajo de los forenses, los agentes sacaron camisetas de autodefensas que había en el lugar. Una mujer encargada de dar de comer a los jóvenes Templarios dijo que se las había dado Papá Pitufo.
“Dije: ‘¡Ah cabrón!, cómo está ese jale’. Le dije al que señalaban como pagador: ‘A ver, ven para acá’. Me dijo que era hermano del jefe de plaza de Los Templarios. Él mismo dijo que el encargado del orden era también Templario. Mi chofer me dijo: ‘Vamos por ellos’; y lo trajeron. Llegó el encargado del orden de Chuquiapa y empezó a decir que hacía tiempo había llegado Papá Pitufo para decirles que pusieran barricadas, que no dejaran pasar a nadie de Caleta, Aquila, Coahuayana ni Chiniquila porque querían adueñarse de Lázaro Cárdenas.
“Dijo que aceptaron el dinero, las camisetas de (Papá) Pitufo y me entregó un documento firmado por él donde solicitaba a la Marina que protegieran la barricada de Chuquiapa porque los comunitarios los querían atacar. Dije: Eso no está bien”.
Mireles recuerda que escuchó en la radio que Papá Pitufo llegaría con un numeroso grupo de camionetas. Se encontraron más tarde en Chuquiapa.
Relata el entrevistado: “Estaban en una casa diciéndole a un señor que dijera que todos los muertos y detenidos eran de Chuquiapa”.
E insiste en que Papá Pitufo y su gente querían cambiar la historia:
“Esto no está bien –le dije a Papá Pitufo–. La gente dice que tú les traías dinero, camisetas, y les decías que no dejaran pasar a ningún comunitario de la Costa. Ahora resulta que quieren cambiar las cosas.
“Me dijo que quería chingarse al Plátano porque había matado a la gente. Eran las 11 y media de la noche y se fueron las camionetas de policías del estado, marinos, soldados y de autodefensas. Pero se fueron de paso hasta la plaza. Todo era teatro, se fueron a cenar.”
Según Mireles, todo eso se lo comentó al comisionado Castillo al día siguiente en el municipio de Coalcomán, en el acto de registro de armas; también le avisó, dice, que pondría barricadas en La Mira y Playa Azul, como parte de la avanzada para tomar el puerto de Lázaro Cárdenas.
Ahí, añade, se dio cuenta de la alianza del comisionado con Papá Pitufo, a quien le habló de sus planes de avanzar hacia el puerto para que se adelantara y así frustrar sus planes de tomar esta ciudad estratégica para Los Caballeros Templarios.
“Me di cuenta y le dije al comisionado: Oye, Castillo, ¿confías en tu gente? Y me contesto que 100%. Entonces el traidor eres tú –le dije. Y me salí.”
E insiste: A la hora en que ocurrieron los hechos en Caleta de Campos –las cinco de la tarde–, él estaba saliendo de una junta en la localidad de La Poma, municipio de Penjamillo: “No soy responsable (de los asesinatos de los jóvenes), pero pueden inventarme lo que quieran. Como soy la piedra en el zapato, me quieren sacar de circulación a como dé lugar”.
LOS VIAGRAS
Los dos días previos a la conversión de las autodefensas en “defensas rurales” –el jueves 8–, el panorama se tornó más confuso en Michoacán.
Mientras el doctor Mireles fue destituido del Consejo General de Autodefensas –acusado por sus excompañeros de estar mal de sus facultades–, y el comisionado Castillo reveló que estaba bajo investigación por su presunta participación en la muerte de los cinco jóvenes en Caleta de Campos, él sostiene que quienes lo defenestraron son integrantes de la banda de Los Viagras, que se escindieron de Los Caballeros Templarios a finales de 2013 en la zona de Tierra Caliente.
La banda es comandada por los hermanos Rodolfo, Valentín, Severino, Beatriz, Bernabé, Mariano, Carlos y Nicolás Sierra; este último, a quien llaman El Viagra, incluso es escolta de Papá Pitufo, dice.
De acuerdo con informes extraoficiales, a los hermanos Sierra se les relaciona con los ataques a las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) del pasado 26 de octubre y de trabajar para el Cártel de Jalisco Nueva Generación, aun cuando se iniciaron en La Familia Michoacana.
En la entrevista, Mireles sostiene que Alberto Gutiérrez, El Cinco, fue corrido de Tepalcatepec hace seis meses por haberse integrado presuntamente al grupo de Los Viagras:
“Todo mundo sabe que Los Viagras son de un rancho del municipio de Buenavista, de donde también son Papá Pitufo; Luis Antonio Torres González, El Americano; José Alvarado Robledo, El Burro, y otros”.
–¿Dice usted que estos personajes son parte de este grupo de Los Viagras? –se le pregunta.
–No. Yo sólo digo que se revise a quien están señalando como miembros de un posible cártel. A mí no me consta eso. Yo soy una piedra en el zapato para ellos porque siempre estoy denunciando, siempre estoy declarando que nosotros, las autodefensas –las verdaderas, como ahora se dice–, combatiremos a los criminales donde se encuentren.
“No le hace que traigan la camiseta de nosotros. Esa era la razón principal por la que luchaba Hipólito Mora, por eso está en la cárcel. Hay muchas cosas que no coinciden con lo que uno dice; Castillo también lo dice.”
Para Mireles, es claro que el comisionado Castillo llegó a un acuerdo con el grupo de autodefensas ligado a Los Viagras. No obstante, insiste, eso no resolverá la situación en Michoacán:
“No la va a resolver porque Castillo nada más vino a tomarse la foto. Escogió a un grupo numeroso de autodefensa, Los Viagra, que traen como 300 sicarios empleados y pagados por ellos. Es una lástima que Papa Pitufo se haya integrado a ellos y les esté siguiendo el juego.
“Y lo peor todavía es que Castillo los esté apoyando y siguiendo el juego. Eso es lo más drástico para la gente que tenía la esperanza de que iba a haber paz y un estado de derecho.”
–Es un golpe para quienes pensaban que las cosas iban a ser distintas.
–Exactamente. Es una traición, porque nosotros confiamos en algún momento en ellos: aunque siempre dije que no confiaba en Miguel Ángel Osorio Chong, desde que el 5 de febrero último dijo que iba a haber muchos cambios porque llegaría un comisionado y se levantarían actas en Tapalcatepec.
“Yo dije que eso era puro teatro y no les pareció, por eso me quitaron la protección del Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). No les gustó que dijera que nada más venían a tomarse fotografías con puros Templarios y luego se iban. Eso es lo que ha estado haciendo Castillo.”
–Después del sábado 10 de mayo, ¿qué va a pasar con usted y las autodefensas?
–Me voy a seguir cuidando, ya no sólo de Los Templarios, también de la gente del Comisionado federal, de Los Viagras, del Pitufo, del Burro y del Cinco. Lamento que El Americano también firmara el acta de expulsión. Seguiré activo, representando los intereses de la gente a pesar de la traición.
Y advierte: “La situación está muy caliente, pasando el sábado 10 empezará la verdadera guerra en Michoacán. La gente que no hemos cambiado nuestra línea de limpiar Michoacán de los criminales tenemos miedo. Por eso soy la piedra en el zapato para estas personas”.
CONSEJO NACIONAL DE AUTODEFENSAS
La noche del lunes 5 hubo una reunión inédita para las autodefensas de Michoacán. Por primera vez su líder, José Manuel Mireles, tuvo contacto con líderes políticos, sociales, representantes de víctimas de la violencia y hasta exmilitares, a quienes pidió su apoyo pues, acusó, el gobierno desparecería a las autodefensas y a él lo harían a un lado por ser “incómodo” para el comisionado Alfredo Castillo.
Luego, Mireles viajó a la Ciudad de México para pedir ayuda a representantes de organizaciones civiles nacionales, la mayoría de los cuales manifestaron su simpatía al movimiento que él representaba aún y externaron su preocupación por los niveles de violencia que se registran en el país en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Durante cuatro horas, reunido con unas 30 personas, Mireles describió el “infierno” que se vive en Michoacán. Les dijo que el sábado 10 no dejaría las armas.
Entre sus interlocutores estuvieron Isabel Miranda de Wallace, Javier Sicilia, el padre Alejandro Solalinde, el senador panista Ernesto Rufo Appel, el exalcalde de García, Nuevo León, Jaime Rodríguez, el empresario nuevoleonés Javier Garza Lagüera, el general Francisco Gallardo, los analistas Denisse Dresser, John M. Ackerman, el cineasta Roberto Hernández –creador del documental Presunto culpable–, la diputada del PRD en Michoacán, Selene Vázquez Alatorre, y su hermana Thalía, quien fue la anfitriona.
Cuando terminó la reunión, casi a medianoche, todos estaban dispuestos a apoyar a Mireles y a las autodefensas; incluso, hablaron de realizar la campaña “Yo soy autodefensa” y organizar para el miércoles 28 un acto en la UNAM con la participación de Mireles.
El propósito sería, dijeron, formar el Consejo Nacional de Autodefensas como expresión ciudadana para exigir al gobierno de Enrique Peña Nieto detener la violencia y la inseguridad en todo el país.