OAXACA, OAX., junio 29.–Después del sufrimiento, ya sin ilusión, ahora con menor fanatismo y la esperanza que Brasil o Colombia o Costa Rica nos cobre revancha, de aquí en adelante, durante el Mundial Brasil 2014, veremos fría pero también más genuinamente el futbol como deporte.
Un tanto, quizá, como lo ve un poeta. Jesús Rito García, en esta ocasión, de los pocos artistas, escritores, músicos y demás que en estos días accedieron a hablar de futbol.
–¿Qué te atrae –si es que– y qué te resulta repulsivo –si es que– del futbol?
–Me atrae el que sea un deporte de mucha intensidad. Además, soy de la generación que, de niños, nuestros padres nos educaron con la tele. Los domingos era una tradición reunirse a ver los partidos de Hugo Sánchez cuando jugaba en el Real Madrid, así como las peleas de Julio César Chávez los sábados o los juegos de aquellos Dodgers de Fernando Valenzuela.
Aficionado de los Pumas, más por irle a un equipo diferente al América y al Cruz Azul –el favorito de su familia–, Rito García cree que “el deporte es también una cuestión de práctica y no sólo de verlo en la tele: en mi caso, como mi padre no practicaba ningún deporte, ni a mí ni a ninguno de mis hermanos nos quedó aquello como ejemplo”.
Ahora, “del futbol no me gusta la forma en que lo utilizan para embaucar a las personas. Tampoco que se maneje tanto dinero en relación con él. El asunto debería ser más equitativo, pero sabemos que todo es una cuestión de marketing”.
–¿No crees que el futbol no tiene la culpa, sino todo lo que lo rodea y desprestigia, como la forma en que lo explota el duopolio televisivo y diversas empresas, incluida la FIFA, esa transnacional?
–Claro, el futbol es una actividad deportiva que se puede realizar en cualquier lugar. Además, si todos practicaran ése o cualesquiera otro deporte sin duda eso repercutiría para bien en las estadísticas de salud pública.
–¿No el problema es el fanatismo, la apología del espectáculo, el totemismo de ciertas figuras?
–Puede serlo. Aunque también me gusta ver a las personas emocionadas, escucharlas gritar; eso es algo muy difícil que suceda en otras circunstancias. Todas las personas se apasionan poco, trabajan en algo que no les gusta, viven donde no les agrada, hacen cosas sin pasión.
“Por eso me llama la atención la pasión que despierta el futbol”, expresa el autor de “Recuerdos que no emigran” (Praxis) y director de la editorial Pharus.
Habría que “buscar la forma de encausar ese tipo de pasión para que las personas se emocionen igual con la historia de México o la química o qué se yo”.
–Porque viendo así el asunto, incluso en el medio cultural también pululan los fanáticos– se le expone.
–Hay muchas personas así en el mundo artístico. Como que todos tendemos a imitar, a buscar figuras que nos representen en lo que no podemos hacer.
–¿No hay –no puede haber– poetas futbolistas? Juan Villoro ama el futbol, Rafael Pérez Gay gusta de él y también lo jugó, Manú Chao canta “Si yo fuera Maradona”… “para gritarle a la FIFA que ellos son el gran ladrón”.
–Conozco a varios poetas futbolistas, hay muchos. Es un deporte, a cualquiera le puede gustar.
–A veces se percibe, por parte de la élite cultural, una especie de satanización de las masas porque siguen el futbol…