OAXACA, OAX., agosto 27.–Por un arte consciente en sí mismo y que genere conciencia se pronuncia Atziri Carranza, autora del libro “Animales sin papeles” (Itaca y La Cabra Ediciones) –con textos de John Berger–, el cual fue presentado el fin de semana pasado en Librespacio La Jícara (Porfirio Díaz 1105, Centro) con la participación del artista plástico Adán Paredes y Ramón Vera Herrera, editor y prologuista de la edición.
“Como artista soy una cosa rara, no me dedico a una disciplina en específico, no soy escultura, grabadora o pintora, sino alguien que vive y se dedica a la plástica. ¿Cómo? Por ejemplo, dibujo todos los días, pero además me enfoco al diseño gráfico, del cual he sobrevivido por muchos años”.
Sólo que Atziri Carranza no se ocupa del diseño convencional. Lo que ella hace es meter la plástica al diseño a través “del arte consciente en un doble sentido: en el de serlo en sí mismo y en el de generar conciencia respecto de temas sociales fuertes, vivos, los cuales abordo por medio de performance, instalaciones, creaciones lúdicas y creativas”.
Así, el suyo se convierte en un arte que “mira y admira a los animales” desde una perspectiva diferente.
–Se entiende que tus animales-persona comenzaron como un juego, pero parece que éste se volvió muy serio.
–Sí. Los dibujos originales son de formato muy pequeñito, de tarjeta de presentación, es decir, de nueve por cinco centímetros. Están hechos sobre magnetos. Y empecé a crearlos en un diciembre que no tenía trabajo con el fin de venderlos, pensando que las personas pudiesen tenerlos en la puerta de su refrigerador, que crearan ahí un galería de obras pequeñitas.
Un día, Atziri fue a casa de Ramón Vera Herrera, a quien le fascinaron los animales- persona, y ahí estaba John Berger: él “los empezó a ver y le impactaron. Le mostré los originales. Hablamos de muchas cosas, que cómo los hacía, que la técnica, que por qué el fondo negro y la tinta blanca; seleccionó algunos, sobre todo los que tenían mayor presencia y eran más contundentes. Tuvimos un diálogo muy bello como de una hora, y al acabar dijo: ‘Voy a escribir sobre tus animales, voy a escribir un libro’. Así surgió la publicación”.
–Dicen que los animales, los mamíferos en específico, comparten con los humanos más del 90 por ciento de su ADN, y que entonces, por eso sienten, perciben, sufren, igual que nosotros: nos parecemos bastante a ellos, ¿qué piensas al respecto?
–Claro, estoy absolutamente convencida de eso. La gente pregunta que por qué dibujo animales. Y yo digo que es hora de voltear a verlos y darles su lugar. Sí, tenemos similitud con ellos a nivel químico, de ADN, pero creo que ello va mucho más allá.
“Amo a los animales, pero además los admiro profundamente, me sorprenden, me parece que en ellos cohabita el arte: la belleza de un caballo nunca pasa inadvertida. Entonces, eso me provoca e intento retratarlo exactamente, de reproducirlo. Me atraen por ese lado, pero también por esa otra cosa que nos hermana: la emoción, la percepción, el cómo traducen ciertos aspectos, sus hábitos, la sabiduría que hay en ellos por todos lados, el que cada uno constituya un mundo completo”.
Concluye Atziri Carranza: “Nosotros somos los que pasamos de largo y no nos damos cuenta de los increíbles seres que habitan en ellos”.
Platica la artista que su interés en ellos constituye un punto de convergencia: por un lado, el de la ruta de la plástica; por el otro, el de su amor por los animales. “Soy hija de dos seres maravillosos que me enseñaron a amarlos. Cuando tenía cinco años mi padre me llevaba a los zoológicos no a mirarlos, sino a admirarlos. Una tercera vena de confluencia sería el de realizar, desde la imagen, el arte, la plástica, un llamado para que sean mirados”.
Especifica: la idea es plantear como una “vuelta al origen, que no pretendamos tanto y vayamos a lo primigenio. Por eso el formato pequeñito, con él es suficiente: míralo, ahí está todo, no se necesita más”.
Atziri Carranza estudió en La Esmeralda, realizó talleres en la Academia de San Carlos y estuvo alguna temporada en el Museo Nacional de Antropología haciendo reproducciones de piezas a escala, pero la formación que la ha marcado es la práctica del día a día. También se dedica a la defensa de género y a la militancia feminista.
–Un tanto con humor: ¿los animales tienen género?
–Por supuesto. Todo el mundo se refiere a ellos como “los animales”. No, en mis animales hay un elefante y una elefanta, una zorra, una yegua. Diferencio todo el tiempo, y lo marco.