OAXACA, OAX., agosto 29.–Sí, quizá los mejores lectores sean los niños. Aunque sin esos procesos cognoscitivos e intelectuales a través de los cuales suelen los adultos canalizar o no sus lecturas, aquéllos, sencillamente, leen por gusto, como diría Borges se debe hacer.
En cuanto a lectura, “el punto a favor de los niños es que cuando les gusta un libro se entregan”, señala Haydee Ramos Cadena, autora del libro “A los 8” (Seculta-Oaxaca, 2014): “Los adultos somos diferentes, no hacemos eso tan fácilmente”…
–O a veces demasiado fácil– se le comenta.
–A veces demasiado fácil…
“Si algo me ha quedado claro relacionado con mis experiencias con los niños, es que si a alguno le gusta un libro se queda con él y va a terminarlo”.
–Entonces, ¿por qué sigue siendo casi una utopía que se logre asentar el hábito de la lectura entre los niños?
–En relación con la poesía en específico, pienso que la literatura infantil tiene incluso más mercado que la de los adultos. Para los escritores y editorialmente hablando, es un campo en expansión. Aún más, creo que en el momento se está generando una nueva literatura infantil. En el Distrito Federal existe un boom manifestado a través de casas como Ediciones El Naranjo y Tecolote.
Aquí en Oaxaca se “está comenzando: ahí tenemos la Colección Juvenil de la Secretaría de las Culturas y Artes y también las ediciones que promovió Natalia Toledo”, por ejemplo.
–Quizá haya mercado pero no políticas culturales de lectura, sin olvidar que recientemente hemos tenido presidentes antilectores: Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, entre ellos.
–En lo personal, tuve maestras muy muy lectoras que fomentaron en mí tal gusto. En la actualidad no sé qué esté pasando en las aulas al respecto. Sí es cierto que se carece de políticas culturales del tipo, pero pienso que lo que realmente hace falta es renovar la visión hacia la lectura, así como anteponer una propuesta frente a su hábito.
Porque, en palabras de Haydee Ramos, respecto a la lectura ya no vale intentar fomentarla a través de la obligación y el castigo, pero tampoco como ahora se está queriendo hacer, eso de los 20 minutos que promueve un “artista” maniquí con un libro en la mano: “Nos fuimos a los extremos, del autoritarismo al sin contenido. Yo me iría hacia la parte humana sobre cómo actuamos y creamos un hábito de lectura, cómo nos acercamos a los niños en nuestra calidad de maestros, padres, amigos, cómplices, al tiempo que lectores”.
El libro “A los 8” es resultado de la selección de la convocatoria 2013 de la Seculta en el rubro de su Colección Juvenil. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Gabriel Elías Martínez; las ilustraciones son de Abigail Matías Ortiz. Lo publicaron en este 2014. Su tiraje fue de mil ejemplares: el organismo público se quedó con 700, los cuales distribuye en bibliotecas y otros espacios.
A la autora se le otorgaron 300, mismos que u obsequia o comercializa como puede. En este caso, “A los 8” se encuentra a la venta, por un precio de 60 pesos, en el café El Volador, ubicado en la Plazuela de la Cruz de Piedra, allá en el barrio de Xochimilco.
–¿Cómo nació, se desarrolló y culminó el libro?
–La idea nació hace más de dos años. Escribía poesía para adultos y en algún momento y dada mi condición de coleccionista de libros, me incliné por la literatura infantil, pues me pareció más interesante el cómo hacer que los niños imaginen el texto y comprendan un discurso narrativo dentro de un poema.
La conformación de “A los 8” inició con “estampas de la protagonista, María, en relación con su abuela. Las guardé y después de un tiempo reescribí. A finales de 2012, gracias a los comentarios de Rodrigo Díaz Bello y otras personas, pude darle otro brillo al poema, volverlo más sólido, entretejer otras historias en su narrativa poética”.
–“A los 8” es ¿verso, prosa, poema, relato?
–De hecho sí. Es un gran poema que incluye muchos otros poemas, lo cual implica que haya una narrativa dentro de aquél. Eso fue intencional. Además, traté de que el lenguaje fuera sencillo, cotidiano: intenté recordar cómo era yo de niña y de llevar eso al libro a fin de que los lectores niños pudiesen interpretarlo igual.
–¿Qué tan autobiográfico es?
–Nada más en cuanto a ciertos recuerdos, algunas sensaciones de una niña a los ocho años. Pero a la hora de realizar el poema lo que hice fue ficcionar la historia.
–El poema, la historia, la narrativa es muy emotiva, incluso sentimental…
–Sí, bueno, lloré cuando lo hice… jaja, y luego Charlie (A. Secas), que es un duro también, igual se le salieron las lágrimas, jaja.
–Y uno que también se cree duro… jaja.
–“A los 8” representa el cariño por una abuela, el sentimiento de pérdida de ella o el abuelo, el papá, el amigo, por ahí va la esencia de este libro.