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Oaxaca: la administración de conflictos

En este mundo al revés, la política como diálogo, consenso, acuerdo y búsqueda de soluciones es una mera ilusión. En la política real, la promoción de conflictos, de divisionismos y confrontaciones pueden observarse como estrategia para el realineamiento de grupos políticos y para el posicionamiento de intereses privados.

La máxima “divide y vencerás” es la lógica que surca a los ámbitos de gobierno, a las organizaciones y a los movimientos. Muchas veces, los gobiernos no aparecen como árbitros sino como generadores de conflictos, aunque tampoco se salvan de caer presos en sus propias trampas.

Es el caso del gobierno oaxaqueño de alternancia, donde en lugar del ánimo de colaboración en el equipo gubernamental prevalecen los protagonismos personalistas y los enconos.

Al respecto, se puede observar una larga relación de conflictos al interior del grupo gobernante, entre los que puede mencionarse la reciente advertencia del ombudsman oaxaqueño, Arturo Peimbert Calvo, en su segundo informe anual, mencionando que Oaxaca ha estado inmersa en “una permanente conflictividad social que en muchos casos fue deliberadamente provocada, en intentos por quebrantar la institucionalidad”.

Agregó que “nada hace tanto daño a la transición democrática como las conductas de quienes al interior mismo de la estructura gubernamental buscan minar este proceso”.
http://www.derechoshumanosoaxaca.org/Infome-anual/2013-2014/Segundo-informe-DDHPO-mensaje-del-Defensor.pdf

Siguiendo la lógica del mensaje, uno supondría que el defensor no habla por hablar. Seguramente tiene información específica de quiénes son los servidores públicos que están reventando a las instituciones desde adentro y hacia fuera, alentando el divisionismo y el conflicto social.

Como corresponde a su posición, quiero pensar que el señor Peimbert procederá ante las instancias jurídicas y administrativas con las pruebas correspondientes para fincar responsabilidades y que se aplique la ley a esos personajes que corrompen la vida pública, pues las expresiones del ombudsman no se pueden quedar solo en eso.

Tal declaración no es ninguna novedad para los ciudadanos que observamos continuidades del autoritarismo y una institucionalidad quebrantada.

La novedad es que se reconozca de manera abierta por un servidor público de alto nivel, en frente de los titulares de los tres poderes y no se tomen cartas en el asunto, que permanezcan como si nada pasara.

La descomposición en las relaciones sociales, los abusos de poder, la corrupción, y la desconfianza hacia la autoridad se observan todos los días y a todas horas en las calles y en los espacios públicos, como expresiones de ingobernabilidad, aunque habría que considerar lo que sugiere el defensor de derechos humanos, que la estrategia de ingobernabilidad también se genera desde la alta burocracia del aparato estatal.

A la conflictividad política promovida desde arriba, habría que agregar los nulos o raquíticos resultados del trabajo gubernamental si consideramos los propios indicadores referidos en el Reporte anual de seguimiento 2013, del sistema de seguimiento y evaluación del Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016.

Entre otros indicadores se puede observar que los niveles de medición de la pobreza no se movieron en los últimos dos años y que el índice de corrupción y buen gobierno permanece igual desde el 2010 ¿qué ha cambiado?
http://www.transparenciapresupuestaria.oaxaca.gob.mx/pdf/05/Reporte%20Anual%20de%20Seguimiento%202013%20del%20SSE-PED.pdf

La frase “la solución es la no solución” puede sonar cantinflesca pero también es la brújula que mandata las acciones de varios personajes de la alta burocracia, a quienes se les tendría que preguntar ¿para qué la administración de conflictos y no buscar soluciones? ¿por qué no se abocan a sus obligaciones sustantivas? ¿a quiénes sirven con su falta de acción? ¿por qué estirar y reventar los problemas y no brindarles atención adecuada? ¿a quiénes beneficia el conflicto?

Habría que hacer el ejercicio de la autocrítica con preguntas como estás y muchas más para los diversos mandos del aparato estatal que van a la derecha con discursos de izquierda, que van hacia abajo y más abajo, sin ton ni son.

Al parecer lo único que tienen claro es su intención de entregarse nuevamente al PRI para garantizar la preservación de sus beneficios personales.

Así podríamos prever que dentro de un año tendríamos en Oaxaca la misma postal, movilizaciones en las calles, grupos de ciudadanos confrontados, revueltas de infiltrados y descomposición en todos lados, incluido el aparato estatal.

De la misma manera, otros colaboradores y ex colaboradores del gobernador seguirían hablando de las pugnas al interior del gabinete, de la corrupción al interior, de la ineficiencia, pero igual, no pasaría nada, sólo declaraciones al viento.

Como consecuencia lógica se tendría el hartazgo y cansancio de algunos sectores y el mayor descrédito del gobierno identificado con la alternancia.

Sin lugar a dudas, nos quedaría más claro a quiénes sirven los funcionarios identificados por Peimbert, pues son quienes desde el gobierno de alternancia preparan el ambiente propicio para la siguiente jornada electoral y el regreso al poder del antiguo partido de Estado.

Luego entonces ¿en dónde quedaron las expectativas ciudadanas del cambio democrático?

* sociologouam@yahoo.com.mx

 

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