OAXACA, OAX., septiembre 14.–Para Salvador Hernández, promotor cultural y responsable del bar Tabula Rasa, el “artista oaxaqueño es bastante inconsciente” en relación con los problemas sociales que vive la entidad en particular y el país en general.
“Hasta ahorita no he visto un cuadro de un pintor que, por ejemplo, describa una injusticia social, como la explotación de las minas de San Pedro Ocotlán o algún problema relacionado con la presa Benito Juárez”.
La plática con el también periodista cultural se realiza a propósito del reinicio de actividades del ramo en el Tabula (ubicado en Trujano 423, Centro Histórico), el cual continúa este sábado 13 de septiembre con la exhibición, a las 20:00 horas, del documental “Retoma el poder”, de Josh del Sol, el cual se inscribe dentro del ciclo “Cine Comprometido”.
–No se sale de su confort, ese artista…
–Así es, no se sale de su confort, y no creo que sea porque no esté informado, ya que cuenta con los medios para ello. Sencillamente, no se ve que en su quehacer artístico haya esa conciencia y compromiso con un ideal, como en su tiempo lo mostraron David Alfaro Siqueiros o Diego Rivera, muralistas políticos que, en realidad, son los artistas mexicanos que han trascendido internacionalmente.
El documental canadiense “Retoma el poder”, cuenta el promotor cultural, trata sobre los llamados “medidores de luz inteligentes” caseros que, según estudios médicos y científicos, producen cáncer y tumores por la radioactividad que emiten.
Son “medidores inteligentes que ya están colocando en Oaxaca incluso sin el permiso de los usuarios del servicio”, sostiene.
–¿Es difícil crear conciencia a través de las actividades culturales? En éstas casi siempre asiste el mismo público…
–Siempre nos vemos los mismos en las actividades culturales. Amén de que los artistas y demás gente relacionada con el rubro van a charlar o a hacer vida social.
Respecto a la generación de “conciencia –dice– veo la situación muy difícil”. Incluso entre la izquierda oaxaqueña o la gente que supuestamente es muy progresista.
–¿La cultura artística e intelectual no trasciende en la sociedad en general? Además de que a veces parece que no les interesa a sus mismos hacedores, salvo cuando es su propia pintura o su propio libro o su propia música.
–Se invitó a la exhibición del primer documental, “Capitalismo: una historia de amor”, de Michael Moore, a gente supuestamente muy progresista, pero no vino ninguna… cada quien ve por sus propios intereses y, a lo mejor, no quiere meterse en problemas sino sólo en cuestiones estrictamente pictóricas, digamos, o bonitas.
Según Salvador Hernández, en la Ciudad de México la situación es otra: artistas, actores, cineastas manifiestan abiertamente su desacuerdo con el régimen actual; son creadores e intelectuales, como Elena Poniatowska o Paco Ignacio Taibo II, que tienen conciencia y desarrollan una actividad política, sin que necesariamente pertenezcan a un partido del tipo.
Sobre todo las personas de las ciudades, continúa, “están viviendo un letargo. Poseen más conciencia los campesinos y los obreros porque sienten los problemas en carne propia: hoy, el de las minas de cobre del Grupo México en Sonora; antes, los de San Juanico, Pasta de Conchos, la guardería ABC, el caso de la explosión del gasoducto de Guadalajara, problemas por los que, por cierto, nunca se ha puesto presos a los responsables”.