OAXACA, OAX., septiembre 16.- La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) informó de la consignación de los dos individuos que habrían participado en el asesinato de la estudiante Karenth González Reyes, a 72 horas del hecho.
En un comunicado de prensa, la PGJE dio a conocer que el caso se resolvió con el trabajo conjunto de peritos, Ministerio Público, elementos de la Subprocuraduría para la Atención de Delitos de Alto Impacto (SADAI) y de la comandancia de feminicidios de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI).
Explicó que este martes 16 del actual se ejercitó acción penal en contra de Benito Hernández Martínez y Silverio Benítez Pacheco, como probables responsables en el delito de feminicidio de Karenth González Reyes, alumna de la Escuela Normal de Oaxaca.
Tras el libramiento de la orden de aprehensión correspondiente, el caso quedó radicado en el Juzgado Quinto Penal bajo el número de expediente 169/2014.
Los presuntos delincuentes quedaron internados en la Penitenciaría Central del Estado, ubicada en la agencia municipal de Santa María Ixcotel, a disposición del Juez de la causa.
Los peritos especialistas y agentes investigadores recuperaron el arma con la cual se cometió el homicidio y una vez practicados los dictámenes periciales correspondientes se logró establecer que la ojiva encontrada en el lugar de los hechos fue percutida por el arma asegurada.
HECHOS:
El día 14 de septiembre del presente año, el Agente del Ministerio Público Investigador de SADAI se constituyó en compañía de agentes estatales de investigación y peritos en las áreas de criminalística, medicina forense, químico, balística, fotografía y planimetría en la sección peatonal de Rivera del Río Atoyac, paralela, a la Avenida Libertad o Constituyentes, San Martín Mexicapam, donde se certificó y dio fe de la existencia del cuerpo sin vida de Karenth González Reyes, lográndose establecer, de acuerdo a las investigaciones realizadas, que:
Siendo aproximadamente las 14:30 horas el inculpado Silverio Benítez Pacheco, al encontrarse en el Municipio de Santa Lucía del Camino, Centro, Oaxaca, recibió en su teléfono celular una llamada de su novia, hoy occisa Karenth González Reyes, quien le preguntó que dónde se encontraba. Ella le dijo que si podía pasar por ella a Bodega Aurrerá del Fraccionamiento El Rosario. Él le dijo que sí y acudió al lugar en su motocicleta.
En el crucero de Bodega Aurrerá ya lo esperaba Karenth, quien se subió a su motocicleta y como no había comido, la hoy occisa lo invitó a comer y se fueron con rumbo a Santa Cruz Xoxocotlán.
Eran aproximadamente las 15:00 horas, después de haber comido, él la invitó a su cuarto en San Jacinto Amilpas, pero antes de llegar a su domicilio se pararon en un depósito, dos cuadras antes de llegar a su domicilio, donde compró cervezas de lata.
En el cuarto vieron televisión y videos. Entonces su novia Karenth le dijo que tenía que viajar a Huajuapan de León a las nueve de la noche.
Se les hizo tarde y salieron del cuarto de Silverio a bordo de su motocicleta hacia el centro de la Ciudad de Oaxaca, aproximadamente a las 20:00 horas.
En el trayecto se desviaron a comprar cervezas a otro depósito en la Colonia Unión, donde Silverio pidió una caguama y se la tomaron en el interior de dicho depósito.
Luego, Silverio llamó desde su teléfono celular a su amigo Benito Martínez –policía estatal– para decirle que fuera al depósito de cervezas. A los cinco minutos Benito llegó corriendo, sacó una pistola de su cintura y se la entregó a Silverio, diciéndole que guardara su arma porque ya estaba muy tomado, y como medida de seguridad le sacó el cargador, tomó una bala y la guardó en la bolsa de Karenth, en tanto que el cargador se lo echó en la bolsa delantera del pantalón y la pistola en la cintura.
Después pidieron otra caguama y entre los tres se la tomaron. En ese momento, a Benito se le cayeron unas tarjetas de su trabajo, entre ellas su permiso para portar arma de fuego, las guardó en una bolsa tipo mariconera que llevaba y se la dio a guardar a Karenth.
Enseguida, Karenth comenzó a hablar en voz baja con Benito y advirtió que Silverio se le quedó viendo enojado. Continuaron el diálogo entre susurros hasta que Silverio sacó la pistola de su cintura y le colocó el cargador. Karenth lo retó y le dijo que él no era capaz de hacerle nada.
Ya eran como a las diez u once de la noche. Silverio y Karenth se dispusieron a abordar la motocicleta para emprender la marcha, pero entonces Benito accionó su pistola de cargo, afuera del depósito, e hizo un disparo al aire.
Enseguida, también se subió a la motocicleta y los tres se fueron rumbo a las riberas del Río Atoyac. Se detuvieron a la altura de un canal con bardas de cantera. Ahí se bajaron.
Karen caminó hacia el río, acompañada de Benito. Entonces Silverio le dijo a Karen que le iba a demostrar que sí le podía hacer algo. Le quiso jugar una broma diciéndole que la iba a matar y ella le siguió diciendo que no tenía el valor para hacerlo.
Silverio sujetó de las manos a la joven y le pidió a Benito que la detuviera. Benito accedió y Silverio le tapó la boca, por lo que Karenth se asustó y Silverio empezó a reír diciéndole que sólo estaba jugando.
Karenth lo amenazó diciéndole que su mamá utilizaría todos sus recursos para hundirlo. Silverio trató de convencerla de que sólo era una broma, y le dijo a Benito que se retirara del lugar, ya que Karenth empezó a pedir auxilio a gritos.
Silverio la siguió abrazando y le dijo que lo perdonara, que sólo era una broma. Nuevamente Karenth le dijo que se iba a arrepentir y que lo iba a meter a la cárcel.
Benito no se retiró y la jaló hacía la pista donde trotan las personas. Ahí la empezó a golpear con su pistola. Ante la situación, Silverio se espantó y trató de irse del lugar. Intentó arrancar su motocicleta, pero no encendió. Entonces escuchó un disparo de arma de fuego y se percató que Benito le había disparado a Karenth y por temor que le fueran a disparar, se alejó empujando su motocicleta bajo la lluvia, todo esto según versión de los involucrados.
La PGJE indicó que tanto a Benito como a Silverio les resultó positiva la prueba de rodizonato de Sodio; es decir, que los dos dispararon el arma.