Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo).– Miles de mexicanos se han movilizado este día, cuando se conmemora el 104 aniversario de la Revolución, en distintas marchas que reclaman al Estado la presentación con vida de 43 estudiantes que fueron secuestrados por fuerzas gubernamentales en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre pasado.
Al llegar al Zócalo de la ciudad, alrededor de las siete de la tarde, los contingentes llenaron la plancha de inmediato, aunque el flujo masivo de ciudadanos inconformes continúa su trayecto por las calles del centro del Distrito Federal -entre las cortinas metálicas que protegen los locales comerciales-, pasando lista a los 43 jóvenes desaparecidos y coreando “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”
Felipe de la Cruz, padre de uno de los normalistas que sobrevivió al ataque del 26 de septiembre, fue el primero en hablar desde el templete instalado en esta plaza nacional, diciendo: “Cómo estará temblando Peña Nieto de que estemos aquí que hasta puso guardias presidenciales en el Palacio Nacional. Lo hacemos responsable si algo nos sucede”.
También en el Zócalo, un grupo de manifestantes quemó la figura del Presidente Enrique Peña Nieto en una fogata que prendieron junto al asta bandera. “Fuera Peña Nieto”, se escuchaba mientras distintos oradores hacían uso de la palabra. Asimismo, lanzaron una gran rechifla a los elementos de seguridad y trabajadores que se encuentran en el primer piso de Palacio Nacional, donde se observan las luces encendidas. Otros cuestionaban al Presidente a coro “¡Ellos no están [los 43 normalistas], ¿dónde estás tú?”
Alrededor de las 19:30 horas, un grupo de desconocidos intentó brincarse las vallas instaladas en los alrededores de la plancha mientras que también se observó a encapuchados llegar a las puertas de la sede del Ejecutivo.
La movilización en este punto se encuentra vigilada por un grupo de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal y elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP), quienes resguardan las zonas aledañas al Zócalo capitalino. Los granaderos están ubicados en la calle de Moneda, mientras que unos 100 elementos del EMP resguardan la sede del Ejecutivo.
Antes, alrededor de las 18:45, cuando uno de los contingentes pasó frente al Palacio de Bellas Artes, un familiar de los desaparecidos tomó la palabra y dijo: “Venimos a decirle a [Enrique] Peña Nieto que vamos a insistir hasta que se vaya […] si le queda grande el puesto que se vaya, y se lo deje a otro”, agregando que ellos ya no creen en lo que dice el Gobierno y aun que creen que sus hijos están vivos. “¡Vivos se los llevaron, vivos los queramos!”, exigió.
Las demandas de los indignados mexicanos, principalmente, son dos: “Vivos los queremos”, que reclama la presentación de los normalistas desaparecidos, y “Fuera EPN”, el referencia directa al Jefe del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto.
A su paso en dirección al Zócalo, mientras avanzaban por las calles, los manifestantes también fueron sustituyendo las placas con distintos nombres: “Calle Normalistas”, “Calle Impunidad”, “Calle Estudiantes”, “Calle Represión”, entre otras.
La furia explotó en la Ciudad de México después del mediodía, cuando cientos de jóvenes se enfrentaron con policías que les lanzaron gases lacrimógenos y que, a cambio, recibieron bombas molotov, pedradas y hasta cohetones. Siete horas y media después de estos choques, este contingente agrupado al oriente de la capital llegó al Zócalo capitalino y reportó la detención de al menos 10 personas.
El resto de los ciudadanos que participan en la movilización partió entre cinco y seis de la tarde desde los tres puntos acordados en la Ciudad de México (el Ángel de la Independencia, la Plaza de las Tres Culturas y el Monumento a la Revolución), con dirección al Zócalo y encabezados por las familias de los estudiantes desaparecidos. Estos, a su vez, avanzaron acompañados por integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, los cuales llegaron a esta capital en caballos y portando machetes. Junto a los ciudadanos empezaron a congregarse también, desde Tlatelolco, visitadores de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) e incluso observadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el Ángel de la Independencia, la congregación de miles de ciudadanos se extendió desde las cinco de la tarde hasta la glorieta de Las Palmas. De ahí partieron el Movimiento Popular Guerrerense Nueva Generación A.C. y el Frente Popular de la Ciudad de México, además de un grupo de jóvenes que portan decenas de cruces blancas y pasaron lista a los 43 estudiantes de Ayotzinapa. En este mismo punto, los organizadores solicitaron a los manifestantes que se retiraren capuchas y que marcharan con el rostro descubierto. Alrededor de las 6:30 de la tarde, el contingente llegó a la altura de la Glorieta de Colón, donde alcanzó a la movilización que inició en el Monumento a la Revolución.
Mientras el contingente avanzaba sobre Reforma, varios artistas se sumaron a la marcha, entre ellos los integrantes de la banda Panteón Rococó, quienes avanzaron tocando para amenizar la manifestación.
“Convocamos a todas las personas a que se sumen a esta movilización. A todos aquellos que han sido lastimados por el crimen organizado o algún funcionario público”, se escuchó decir a uno de los organizadores a través del aparato de sonido que encabezó la marcha.
En el Monumento a la Revolución, la concentración de ciudadanos inició con maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), asociaciones en contra de la Ley de Telecomunicaciones y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En los alrededores, sobre todo sobre Avenida Paseo de la Reforma, empleados de diferentes oficinas salieron a las calles también portando cartulinas con consignas en contra de la violencia y, siguiendo la convocatoria denominada en redes sociales #CorbatasPorAyotzinapa, formaron sobre las banquetas el número 43 con sus corbatas.
Al partir en dirección al Centro Histórico, en la esquina de la calle Gante y 5 de mayo, el contingente que partió del Monumento colocó una placa nombrando a la primera como calle “Normalistas”. Ahí también, un grupo de católicos que se unió a la manifestación gritando “¡La Iglesia consciente se une al contingente!”, mientras que integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas repartieron volantes convocando a la población no pagar la luz hasta que no se detenga la Reforma Energética.
Al llegar al Zócalo, un grupo proveniente de Oaxaca hizo explotar un cohetón al pie del asta bandera mientras una fila de hombres disfrazados de diablo con el número 43 en el pecho bailaron sobre las cenizas. Un orador de la Coordinadora Nacional, Valentín Campa, lanzaba desde el micrófono el nombre del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a lo que los asistentes respondían “¡que se largue!”
La mayoría de los estudiantes inició su recorrido desde la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, de donde partieron alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), y la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE), además de alumnos de la Universidad Iberoamericana, la Autónoma Metropolitana (UAM), el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Junto con ellos, partieron en la marcha personas de la tercera edad y familias con niños.
De este punto, donde en 1968 se registró la peor matanza de manifestantes en la historia del país, también partieron alumnos y académicos de las Facultades de Ingeniería, Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Sociales, Química, Contaduría, Arquitectura y Ciencias de la UNAM, así como del Colegio Madrid y del Instituto Luis Vives.
El medio de los reclamos de justicia, los estudiantes también dieron muestras de ánimo armando batucadas y entonando sones jarochos. También pintaron algunas unidades del Trolebús con frases como “Muera Peña”, “Gobierno socialista” y “Peña asesino”.
Este reclamo de justicia para México se ha estado replicando en diferentes ciudades del país y del extranjero. En Sonora, por ejemplo, se reportó la toma del Congreso por parte de familiares de los niños víctimas del incendio de la Guardería ABC, así como marchas de maestros y normalistas en Guerrero y en Chiapas.
En el extranjero, hay protestas en ciudades de Estados Unidos, Europa y América Latina. En Washington, por lo menos 300 personas vestidas de negro realizaron una vigilia frente a la Casa Blanca, frente a la cual colocaron veladoras; también se manifestaron en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts; y en la de Brown, en Rhode Island, donde los alumnos colocaron 43 sillas con las fotografías de los normalistas desaparecidos. Asimismo, hubo expresiones de solidaridad con la movilización mexicana desde Buenos Aires, Sao Paulo y Santiago de Chile, así como Madrid -donde más de 300 personas marcharon por de la plaza Callao hasta Ópera demandando “Justicia para Ayotzinapa”; Oslo, donde ciudadanos acudieron frente al Parlamento Noruego para gritar que “Fue el Estado” y colocar 43 veladoras; Berlín, donde los manifestantes portaron linternas con las fotografías de los normalistas; y en Bolonia, donde ciudadanos italianos y mexicanos marcharon vestidos de negro, con el rostro cubierto con máscaras blancas y portando también las fotografías de los estudiantes.
Las exigencias de fondo, expresadas en decenas de pancartas, mantas y consignas, inician con la exigencia de que los estudiantes normalistas sean devueltos con vida, pero incluyen también el reclamo para que las instituciones políticas del país asuman responsabilidad por la violencia y la impunidad que permiten que policías secuestren y desaparezcan estudiantes.