OAXACA, OAX., diciembre 17.- Como los viejos caciques de horca y cuchillo, Alfredo Bolaños Pacheco y su asesor Jaime Betanzos Fuentes, al frente de un centenar de seguidores usados como golpeadores y pistoleros, han sembrado el terror durante más de 20 años en el municipio de Eloxochitlán de Flores Magón, región de la Cañada, sin que ninguna autoridad estatal o federal los pare.
Aquí la crónica de lo sucedido apenas el pasado domingo 14 de diciembre, cuando la mayor parte de los ciudadanos y ciudadanas de Eloxochitlán pretendían realizar una asamblea para elegir a su nuevo presidente municipal, cargo que se renueva cada año por el régimen de Sistemas Normativos Internos, también conocido como Usos y Costumbres.
Ese día, la defensora de derechos humanos Elisa Zepeda Lagunas, al igual que otras diez personas, fueron brutalmente agredidas por una turba que comandaba el edil con licencia, Alfredo Bolaños Pacheco, y su asesor Jaime Betanzos Fuentes.
El saldo final, ya conocido, fue de dos muertos, siete detenidos, así como dos casas y once vehículos incendiados.
“Mujeres y hombres nos dimos cita a las 11:00 de la mañana alrededor del parque municipal, pero minutos más tarde –a las 11:10– comenzamos a oír gritos de hombres que se aproximaban al parque. Eran alrededor de 100 hombres que venían armados con machetes, palos, escopetas, cohetones y bombas molotov”, narra Elisa en entrevista.
Visiblemente traumatizada física y posológicamente, refiere que en el parque ella se encontraba junto con el Síndico Municipal, Juan Manuel Hernández Mendoza, y su tío Vicente Zepeda.
Al ver que los hombres encabezados por Alfredo Bolaños y Jaime Betanzos se encontraban más cerca, esperó la posibilidad de establecer un diálogo con ellos, pero éstos comenzaron a lanzar bombas molotov y cohetones.
“Hombres, mujeres, niñas y niños corrimos ante el temor de ser asesinados; nos refugiamos en una tienda de abarrotes, en la esquina del parque. Mientras estábamos escondidos, escuchamos cómo eran destruidos un restaurante y los automóviles estacionados.
BUSQUEN A ELISA
“Posteriormente, escuché cómo Jaime Betanzos Fuentes, quien durante más de dos décadas se ha obstinado en permanecer en el poder municipal, gritaba: ¡Busquen a Elisa, encuéntrenla, por aquí tiene que estar!”.
Ante el riesgo en que se encontraban quienes se mantenían refugiados y consciente de que era a ella a quien buscaban, Elisa Zepeda Lagunas decidió salir para evitar que las demás personas resultaran afectadas.
“Al salir fui atacada por Jaime Jacob Betanzos Zepeda, Rubén Cerqueda, Francisco Betanzos Ordaz y Alfredo Bolaños Pacheco, este último presidente municipal con licencia, quien me asestó golpes en la cabeza con un palo.
“Francisco Betanzos Ordaz me enterró la punta de la escopeta en la frente, jalándome alrededor de 20 metros; quedé rodeada por alrededor de 40 hombres.
“HASTA AQUÍ LLEGARON TUS SUEÑOS…”
“En ese momento, Jaime Betanzos Fuentes me jaló de los cabellos, azotándome en el piso, donde fui pateada en las costillas al tiempo que me gritaba: ‘Hasta aquí llegaron tus sueños pendeja, no te vuelvas a meter en los asuntos del pueblo”.
Posteriormente, el hijo de Jaime Betanzos le asestó un machetazo en la cabeza, continúa el relato de las escenas de brutalidad.
Fue la intervención de una mujer la que le salvó la vida al rescatarla de los agresores. Minutos después, Elisa caminó unos 500 metros sobre la vereda del río hasta llegar a su casa para dar aviso que “me encontraba con vida”.
LA SEGUNDA AGRESIÓN
Dos horas y media después llegó la segunda agresión.
Jaime Betanzos Fuentes, Alfredo Bolaños Pacheco, Jacob Betanzos Zepeda y Omar Morales llegaron a la casa de Elisa acompañados de unas 50 personas, quienes incendiaron un depósito de gasolina, su casa, la de sus padres y 11 vehículos que se encontraban en el taller de su hermano Manuel Zepeda Lagunas.
En la casa de la madre de Elisa se encontraban siete personas: su mamá Magdalena Lagunas Ceballos, su abuela Gregoria Cortés, su hermano Manuel Zepeda Lagunas, así como Amada Ojeda, secretaria del DIF Municipal; Gustavo Estrada Andrade, amigo de la familia, y Gaspar Martín Chablé Caamal, pastor de la Iglesia Bautista “Nueva Creación”.
“Nos refugiamos en la casa de mis padres, pero hasta ahí llegaron a atacarnos alrededor de ocho personas. Por intentar defenderme, Gustavo fue agredido con tubos y machetes, aventado a un estanque y luego asesinado con el tiro de gracia por el policía municipal Omar Morales”, acusa.
“Todos fuimos golpeados severamente. Simultáneamente lanzaron alrededor de once bombas molotov y provocaron que ambas casas se incendiaran”.
Después, Jacob Betanzos Zepeda, Jaime Betanzos Fuentes y Genaro Terán Vargas sacaron a Manuel Zepeda de la casa y lo arrastraron hasta la plaza pública, donde lo desnudaron y lo golpearon con piedras; fue amarrado, torturado y presentado públicamente como el “provocador de las agresiones”.
Pero el hermano de Elisa nunca estuvo en la concentración del centro de la población. Posteriormente fue entregado muerto al Agente del Ministerio Público de Huautla de Jiménez.
LA POLICÍA PREVENTIVA NUNCA APARECIÓ
Culpables por omisión, en todos estos hechos de violencia hubo ausencia de la policía, a pesar de que los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y la Secretaría General de Gobierno (Segego) fueron informadas en tiempo y forma de la situación de violencia que se vivía en ese municipio de la región de la Cañada.
Durante los hechos estuvo presente al menos una patrulla de la Policía Estatal (PE), que se percató de las golpizas y los asesinatos, pero nunca intervino, ni pidió refuerzos para evitar la tragedia.
Elisa afirma que la violencia pudo haberse evitado, lo mismo que el secuestro, la tortura y la ejecución extrajudicial de su hermano Manuel Zepeda Lagunas, y el asesinato de Gustavo Estrada Andrade.
Además, las agresiones derivaron en la hospitalización de Gaspar Martín, herido con una barreta, en tanto que Amada Ojeda Hernández es reportada como “grave”, y su madre presenta complicaciones en un ojo y diversas heridas en la cabeza.
Ella, Elisa, tiene heridas en las cervicales, fractura en la nariz, complicaciones en el coxis y cadera, por las patadas que recibió de sus agresores.
POR PEDIR CUENTAS, CASI LA MATAN
Elisa cuestiona que los gobiernos municipal y estatal traten de invisibilizar su papel de defensora de los derechos humanos y su labor comunitaria con el pueblo mazateco, a través del cual ha impulsado la participación política de las mujeres y pugnado por la transparencia y la rendición de cuentas en el municipio de Eloxochitlán.
Refiere que en noviembre de 2014 la comunidad exigió cuentas al entonces presidente municipal Alfredo Bolaños Pacheco, porque la aplicación de los recursos públicos no se refleja en obras para el pueblo, sino en bailes y dispendio personal.
Señala también que durante su desempeño como presidente municipal, Alfredo no realizó sesiones de cabildo, ni asambleas generales, lo que impedía conocer sus acciones y transparentar los recursos.
Sólo él y el tesorero firmaban los cheques emitidos, sin reportar nada a la Comisión de Hacienda, además de que era notoria su ausencia en el pueblo y la discriminación contra la ciudadanía.
Elisa exige a los gobiernos estatal y federal, así como a las comisiones estatal y nacional de Derechos Humanos, salvaguardar su vida y la de su familia, al igual que de las demás personas golpeadas; también, garantizar que pueda continuar su labor como defensora de los derechos humanos en Eloxochitlán de Flores Magón.
Sintetiza la demanda de su pueblo: “verdad, justicia y reparación de daños por los hechos ocurridos el 14 de diciembre de 2014 y castigo a los autores materiales e intelectuales”.