OAXACA, OAX., enero 22.‒ Aunque “hoy en día hay muy pocos escritores en peligro de muerte en sus países”, aclara Philippe Ollé-Laprune,  si organizaciones como  “Al Qaeda quieren ir a la casa de alguien, probablemente lo van a lograr”, reconoce Helge Lunde.

Desde luego,  al hablar de una situación así, ambos, éste director de la Red Internacional de Ciudades Refugio (ICORN, por sus siglas en inglés)  y aquél director de la Casa Refugio Citlaltépetl de la Ciudad de México, además de coordinador de ICORN en América Latina, así como todos los presentes ayer en el IAGO para la firma de creación de Casa Refugio Oaxaca ‒con sede en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa)‒, la segunda en el país, por cierto, tienen en la mente una sola cosa: la tragedia del semanario satírico francés “Charlie Hebdo”.

Lo que sí, las que se están presentando con mucho más frecuencia, “en un setenta u ochenta por ciento” de los casos, son “la censura, esa imposibilidad de expresarse y el no existir como escritores en sus países de origen, la represión y las amenazas”, abunda Ollé-Laprune:

“La gente piensa en general en América Latina que el tiempo de la represión, la censura y las amenazas ya pasó porque no existen más aquellas dictaduras terribles de los años setenta y ochenta, que actualmente la situación es mucho más amable”.

Pero no, “hoy la censura, la represión y las amenazas están más fuertes que nunca: aquí o allá. Los mundos asiático y musulmán tienen problemas con sus creadores y Europa no se queda atrás”.

De acuerdo con el director de Casa Refugio Citlaltépetl, “estamos muy rebasados” en el rubro,“hay una ola de escritores que aparecen en la lista de ICORN, ésta va creciendo de manera fuerte”.

En todo caso, apunta Helge Lunde, “lo que sí podemos decir es que los escritores perseguidos que se encuentran en una Casa Refugio tienen condiciones de mucho mayor seguridad que en sus países de origen”.

Por aspectos como las nuevas tecnologías, añade, pueden alcanzar públicos mayores, aunque “es posible que un escritor que esté en una Casa Refugio después sea menos bienvenido en su país, y puede que haya contra él y su familia más amenazas, pero esa es la realidad del mundo que vivimos”.

Precisamente, por eso es la pregunta de E-Oaxaca (www.e-oaxaca.mx): ¿qué ha pasado con los escritores que han estado en Casa Refugio Citlaltépetl, que en estos tiempos cumple tres lustros de existencia, después de sus dos años de residencia?

‒Eso ha dependido de cada uno de los 11 escritores que han estado en Citlaltépetl. Cuatro, incluyendo al actual, el iraní Mohsen Emadi‒quien estuvo en el IAGO y leyó un poema en persa‒ se han quedado en México. Algunos  se han ido a universidades de Estados Unidos y otros han vuelto a sus países y llevan una vida normal‒responde Ollé-Laprune.

‒¿Qué tan segura ven a la ciudad de Oaxaca, por qué la ICORN la aceptó como sede?

‒Aceptamos a las ciudades que son capaces de cumplir con los requisitos de la red. Es el caso de Oaxaca.

Precisamente por invitación de Philippe Ollé-Laprune, “amigo de mucho tiempo”, platica Guillermo Quijas, director de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO),  desde más o menos hace tres años, a través de ésta convocamos  a la creación de la Casa Refugio Oaxaca.

Se trata de un proyecto hecho realidad que busca convertirse en un “verdadero hogar para los escritores perseguidos que viven amenazados por la intolerancia”, que también  “ayudará a los que vivimos aquí a comprender la importancia que tienen las voces críticas en una sociedad civilizada y democrática”.

Para su realización, se conjuntaron los apoyos de la FILO, la Fundación Alfredo Harp Helú, la Secretaría de las Culturas y Artes (Seculta) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

Contando la afiliación a ICORN, el traslado, la residencia en CaSa y la manutención de alimentación, vestimenta y otros requerimientos similares, la residencia de un escritor en Casa Refugio Oaxaca tendrá un costo aproximado de 350 mil pesos anuales.

El o los primeros escritores a los que durante dos años se dará hospedaje, de los que no seproporciona aún el nombre por razones de seguridad, llegarán en marzo o abril próximo.

A partir de ese momento se integrarán a la vida social y cultural de la ciudad de Oaxaca.