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Los proyectos culturales de la sociedad civil están mejor manejados: Aguilar

OAXACA, OAX., febrero 12.‒A ocho años de fundarse, la Biblioteca Infantil de Oaxaca (BIO) “cada vez tiene más lectores” ‒recibió 55 mil visitas en 2014‒ y afianza un programa de fomento a la lectura “divertido, ameno y lúdico” que busca que “las primeras experiencias lectoras inicien desde el principio, más allá de la obligación escolar, a partir de los bebés” incluso.

Biblioteca-Infantil-12Tomando en cuenta, desde luego, que el hábito de la lectura tarda décadas en fomentarse, asienta Freddy Aguilar, director de la BIO.

La también denominada BS, creada y auspiciada por la Fundación Alfredo Harp Helú, cumple años el tres de marzo. En días pasados, en la sede de la BIO ubicada en el barrio de Xochimilco, aquel bibliotecólogo informó sobre algunas actividades planeadas para este 2015, como los talleres de “Periodismo para niños”, impartido por la periodista cultural Carina Pérez García; “”Se buscan ilustradores”, a cargo del diseñador Carlos Franco, e “Ingenia Hacedores”, coordinado por Uriel García y Víctor Sánchez, entre otros. Ahí Freddy Aguilar respondió diversas preguntas.

‒¿Cuál ha sido el impacto de la BIO a nivel ciudad?

‒La lectura tarda décadas en fomentarse, requiere de un trabajo arduo y constancia. Nosotros no tenemos estadísticas, como la de 2.8 libros leídos al año por habitante en México de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), que nos parece un número que se maneja con un sentido de fatalidad y que no está tan bien documentado, encuestado.

En Oaxaca hay un “parteaguas en el fomento a la lectura: el del nacimiento de la biblioteca del IAGO, ya que más de 20 años después, estamos hablando de generaciones formadas por ella”.

En ese sentido puede verse también la trascendencia futura de la BIO, dice Freddy Aguilar. La estrategia es comenzar por el principio, que “las primeras experiencias lectoras sean un poco alejadas de la obligación escolar ‒cuya orientación es de desarrollo curricular y utilidad práctica‒, que inicien con los bebés”, que ofrezcan otra perspectiva, que “sirvan, por decirlo así, para la vida”.

El director de la BIO habla de que la lectura sea una experiencia “placentera, relacionada con los afectos, que es lo que permea a la vida infantil”. La idea consiste en que los niños “la relacionen con la vida en la casa: si los padres traen aquí a sus bebés y nosotros trabajamos con ellos a través de una lectura divertida, lúdica y amena, eso se va a reflejar en el hogar”.

La BIO ve “resultados positivos” en su quehacer de ocho años, “cada vez tiene más lectores, mayor cantidad de niños y jóvenes que se llevan libros a su casa como préstamo a domicilio: vuelvo al caso de la biblioteca del IAGO, pues un joven que se formó ahí ahora tiene hijos y los trae aquí”, expone.

‒Aunque hoy no se sabe qué ocurrirá con el paso del IAGO al INBA‒ se le plantea.

‒Los proyectos [culturales] de la sociedad civil están mejor manejados, se realizan con menos trabas, en el sentido que cuando pasan a formar parte de una burocracia de repente nos enfrentamos a problemas de todo tipo.

‒¿Pero no el paso a lo público, a lo oficial, garantiza la permanencia de la institución cultural, sobre todo porque cuando el benefactor ya no está, el proyecto privado suele terminarse, lo cual podría suceder en el caso de la BIO? ‒ pregunta E-Oaxaca (www.e-oaxaca.mx).

‒Tiene sus pros y contras. Como sociedad civil hay que cuidar para que sigan marchando con la idea con que fueron creadas. En México es muy necesario estar pendientes de lo que hace el sector oficial; al mismo tiempo de aportar ideas y proyectos, tenemos que demandar que cumplan con los objetivos para los que fueron hechos.

 

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